El máximo líder de las FARC, Rodrigo Londoño, le propuso al ex presidente Álvaro Uribe un encuentro personal para dialogar acerca del proceso de paz entre ese grupo guerrillero y el Gobierno colombiano, según una carta publicada este domingo.
Londoño, más conocido con los alias de "Timochenko" y "Timoleón Jiménez", hizo la invitación al ex mandatario en una carta titulada "Doctor Uribe, conversemos tranquilamente", divulgada en la página web de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).
La propuesta fue hecha por "Timochenko" después de que Uribe, considerado como el principal crítico de las negociaciones entre el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las FARC, anunciara que su partido de derecha radical Centro Democrático liderará una "resistencia civil" en contra de los acuerdos de paz, cuya firma parece inminente.
"(Ex) presidente Uribe, estamos dispuestos a conversar tranquilamente con usted sobre el futuro de nuestra nación. En La Habana, o en lugar de Colombia que usted prefiera, contando desde luego con las garantías de seguridad suficientes para nuestro traslado y estadía en suelo patrio", escribió "Timochenko".
"Discutamos sobre su llamado a la resistencia nacional contra la paz, producido sin haber escuchado a quienes tanto combatió por tierra, mar y aire sin vencerlos. Nosotros provenimos de la resistencia a la violencia, a la injusticia y la impunidad. Precisemos entonces el significado del término", añadió.
"Timochenko" se refirió en su carta a los dos periodos de Gobierno de Uribe (de 2002 a 2010), en los cuales las Fuerzas Armadas protagonizaron la mayor ofensiva contra las FARC desde la creación de ese grupo guerrillero, en 1964, sin obtener una victoria del Estado.
"Los ocho años de su gobierno, doctor Uribe Vélez, hubieran podido ser de paz, pero se fueron en la más intensa confrontación de la historia nacional. Cuánta muerte, desolación y miserias ocurrieron por cuenta de ella. No debe olvidarse que pese a eso no se nos pudo vencer", señaló el líder guerrillero.
"Y si no se nos derrotó en la guerra que enlutó a Colombia, emerge entonces la opción de la paz, que no es otra cosa que la derrota de la injusticia, la desigualdad y la violencia política", agregó.
"Timochenko", que desde hace varios meses se encuentra en La Habana, sede del proceso de paz desde noviembre de 2012, dijo que sería bueno reunirse con Uribe porque "la pasión y la polarización son malas consejeras" y porque "nadie es dueño de la verdad absoluta".
Asimismo, se refirió a uno de los acuerdos firmados en la capital cubana sobre justicia transicional y dijo que los integrantes de las FARC responderán ante un tribunal especial, frente a las afirmaciones de Uribe de que el diálogo con el grupo guerrillero es un "proceso de impunidad".
"Todos los vinculados directa o indirectamente al conflicto deberán responder por sus actos. Eso nos incluye a nosotros. A la luz del derecho de los Derechos Humanos, el Derecho Internacional Humanitario y el Estatuto de Roma. Nos hemos acogido a los principios y estatutos de Naciones Unidas, a los tratados y convenciones internacionales sobre derechos humanos. No hemos evadido nada", apuntó "Timochenko".
"Lo queremos a usted sentado a la Mesa de la Reconstrucción y Reconciliación Nacional (...) Continuemos la marcha a partir de lo alcanzado que ya aplauden las naciones de todos los continentes, que responde al derecho de gentes, a tratados internacionales que hacen parte del bloque de constitucionalidad de la República, que aplauden mandatarios de todo el mundo y hasta el papa Francisco", concluyó.
El Gobierno y las FARC ya han logrado acuerdos sobre desarrollo agrario, la participación en política de los guerrilleros que se desmovilicen, la lucha contra las drogas, la atención a las víctimas del conflicto y la aplicación de un sistema de justicia transicional, entre otros puntos.
Actualmente, discuten los últimos ítems de la agenda de diálogo, referidos al alto el fuego bilateral y definitivo, la deposición de las armas por parte de la guerrilla y el mecanismo para refrendar todos los acuerdos para acabar una confrontación de cinco décadas.
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