Bolivia vive un punto de inflexión histórico, tras 20 años de dominio del Movimiento al Socialismo (MAS). Más de 7,9 millones de bolivianos decidieron entre el exmandatario Jorge Quiroga (2001-2002), ingeniero de 65 años, y el senador Rodrigo Paz, economista de 58, que finalmente ganó con un margen casi del 10%.
De este modo, Paz logró el voto de más de 3,3 millones de bolivianos, superando a los casi 2,8 depositados en Tuto Quiroga con casi el 98 por ciento del escrutinio ya realizado, según los datos del Sistema de Recuento Preliminar (Sirepre) del Tribunal Superior Electoral de Bolivia, que podrían presentar algunas variaciones con respecto al cómputo oficial definitivo.
El compañero de Paz, Edmand Lara, celebró los resultados y anunció "acciones inmediatas" a fin de "recuperar la economía del país (...), garantizar el suministro de diésel y de gasolina (...), nivelar los precios de la canasta familiar y acabar con la corrupción".
Los resultados de la elección marcan el fin de la era socialista iniciada por Evo Morales en 2006 y continuada por el mandatario saliente, Luis Arce.
Paz promete cambiar el sistema y a la vez no afectar a nadie. Y en sus mítines reparte lemas para todos: del conservador "Dios, familia, patria" al guevarista "hasta la victoria siempre".
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¿Es el fin del socialismo?
Con su ascenso, Bolivia cierra un largo ciclo de socialismo iniciado en 2006 por Evo Morales y en el que se nacionalizaron los recursos naturales, se rompieron relaciones con Estados Unidos y se estrecharon lazos con potencias emergentes como China, Rusia e Irán, la izquierda y sus dictaduras en Latinoamérica.
Bolivia tuvo muchos años de crecimiento, pero los buenos tiempos de la economía terminaron hace rato ya. El Banco Mundial proyecta para el país sudamericano una recesión que durará al menos hasta 2027. La inflación alcanzó un 23% interanual en septiembre.
"Si el pueblo de Bolivia me da a mí la oportunidad de ser presidente (...), mi formato es consensuar", dijo la mañana de este domingo Paz en un centro de votación en Tarija, al sur del país.
El gobierno de Luis Arce agotó casi todos los dólares de sus reservas para sostener una política de importación de combustibles que se venden subsidiados en el mercado interno.
"Si quien sale vencedor no realiza medidas que vayan a apoyar al sector más vulnerable, eso puede desembocar en un estallido social", dijo Daniela Osorio Michel, politóloga del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (Giga).
Dos vías
Paz tendrá la mayor bancada del parlamento, luego de conseguir sorpresivamente la votación más alta en la primera vuelta. La segunda más numerosa será la de Quiroga.
Pero ninguno tendrá mayoría y se verán obligados a llegar a acuerdos.
Rodrigo Paz plantea una fuerte descentralización y un "capitalismo para todos": un programa de formalización de la economía, con reducción de impuestos y eliminación de burocracia.
No solicitará créditos hasta reestructurar las finanzas internas, dice, a diferencia de su rival, que prometía un "plan de salvataje" basado en multimillonarios préstamos internacionales.
El presidente electo prometió en la campaña fuertes recortes al gasto público, sobre todo a la subvención de carburantes, algo que los especialistas aseguran que profundizará la crisis antes de salir a flote de nuevo.
Factor Evo
El expresidente Evo Morales, que gobernó en tres ocasiones consecutivas entre 2006 y 2019, no consiguió inscribir su candidatura por un fallo judicial que prohibió más de una reelección.
Ahora está en la región cocalera del Trópico de Cochabamba, protegido por una guardia indígena de una orden de detención por un caso de trata de una menor, cargo que él rechaza, pese al nacimiento de una niña que sería producto del abuso.
Desde allí impulsó una breve campaña por el voto nulo en la primera vuelta, que alcanzó un pico histórico de 19,2%.
Ambos candidatos "representan, en la segunda vuelta, a un puñado de personas en Bolivia, no representan al movimiento popular, menos al movimiento indígena", según Morales, prófugo de la justicia.
En una entrevista de agosto, aseguró que permanecería en el país para dar "batalla en las calles y en los caminos" si la derecha entraba al poder.
Una crisis social puede ser un motivo para que "el liderazgo de Evo Morales eventualmente resurja", dice Osorio Michel.
Paz, heredero político y rostro del cambio
Heredero de una influyente dinastía política boliviana, Rodrigo Paz Zamora, de 58 años, ha construido su carrera intentando distanciarse de los "extremos ideológicos". Economista y actual senador por Tarija, se presenta como un líder pragmático que promete un “cambio con moderación” y un gobierno de consensos.
Hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993), el candidato del PDC suele cerrar sus actos con lemas diversos que reflejan su amplitud de discurso: desde el conservador “Dios, familia y patria” hasta el simbólico “Hasta la victoria siempre”.
Paz nació en España, país del que también posee nacionalidad, y vivió en más de diez naciones durante su infancia, debido al exilio político de sus padres. “En la lucha de mis padres por la democracia, hemos vivido en diez países diferentes”, recordó en una entrevista concedida en agosto.
Su trayectoria política incluye cargos como diputado, alcalde y senador. Durante la campaña, el líder del PDC recorrió cientos de municipios bolivianos en cinco años, insistiendo en que su propuesta busca modernizar el país sin polarizarlo.
Reformas a la Constitución
Asimismo, ha prometido reformas constitucionales que fortalezcan la independencia institucional y descartó desde ya la posibilidad de buscar la reelección. “Yo espero entrar a gobernar, tomar las decisiones adecuadas, y no a la reelección. Que venga otro”, declaró.
Su compañero de fórmula, Edman Lara, un expolicía convertido en influencer, ha sido una figura mediática de peso en la campaña, aunque su estilo polémico ha generado controversias.
Entre la herencia familiar y la expectativa popular
La figura de Rodrigo Paz evoca inevitablemente la de su padre, Jaime Paz Zamora, símbolo de la transición democrática en los años 80. Su apellido, su tono conciliador y su promesa de “reconstruir el país desde el diálogo” han despertado esperanza entre sectores cansados de la confrontación política.
“Mi voto de confianza es por Rodrigo Paz. Es una renovación”, expresó Walter López, un joven abogado a las afueras de un local del PDC en La Paz.
Sin embargo, algunos electores mantienen reservas ante su discurso ambiguo. “He votado por Paz, pero después de los debates me desanimó un poco”, comentó Vanessa Gonzales, ayudante de cocina en Tarija.
FUENTE: Con informaciòn de AFP y La Naciòn