domingo 19  de  octubre 2025
ANáLISIS

El "efecto Trump" para China y el secuestro de la izquierda radical en el Senado

China busca tiempo, usa estrategias de disociación y tensiones e intenta que el gobierno de Donald J. Trump ceda en su posición actual. Mientras, los demócratas siguen con su secuestro presupuestario en el Senado

Por Leonardo Morales

Cuando la tensión comercial entre China y Estados Unidos parecía encaminarse a una salida con la preparación por parte del presidente Donald Trump de un encuentro con su homólogo Xi Jinping, la situación volvió casi a un punto cero.

China demostró una vez más que busca tiempo, usa estrategias de disociación, sube y baja las tensiones e intenta que la administración en Washington ceda en su postura actual, algo que no se espera que ocurra cuando con el liderazgo presente en la Casa Blanca.

En estos momentos, un acuerdo entre China y EEUU representa para el primero perder terreno en sus expectativas económicas, competitivas y de expansión geopolítica.

"Es casi imposible creer que China haya tomado una medida así, pero lo ha hecho, y el resto es historia", declaró Trump en su plataforma Truth Social.

¿Encuentro con Jinping?

El jefe de la Oficina Oval había declarado además que ya no consideraba necesaria una cumbre con su homólogo chino, Xi Jinping, criticó duramente a Pekín por sus prácticas comerciales "muy hostiles" y advirtió con aumentar aún más los aranceles a la potencia asiática, cuando el ambiente parecía relajarse, al menos de forma temporal.

Sin embargo, en las últimas horas hubo un nuevo cambio de posiciones.

El Presidente se refería a la aplicación por parte de Pekín de nuevas "tarifas portuarias especiales" a barcos operados o construidos por Estados Unidos y los nuevos controles de exportación a las llamadas tierras de todos los países.

Los gravámenes se cobrarán en los puertos chinos a partir del 14 de octubre, dijo el Ministerio de Transporte chino en un comunicado.

La respuesta de Washington fue inmediata: Estados Unidos añadirá un arancel adicional del 100% a todas las importaciones chinas.

Trump afirmó que el nuevo arancel entraría en vigor el 1ro de noviembre y añadió que su administración también impondrá nuevos controles de exportación a "todo software crítico", a partir de esa misma fecha.

A pesar de la notable tirantez, el canal de diálogo entre negociadores siempre se mantiene abierto y se logró que tanto Trump como Jinping decidieran reunirse en dos semandas durante una cumbre en Corea del Sur.

"Nos vamos a reunir en un par de semanas (...) en Corea del Sur con el presidente Xi" en el marco de la cumbre de la APEC, dijo Trump al programa "Sunday Morning Futures" de Fox News.

"Tenemos una reunión por separado", agregó el mandatario, quien prevé llegar a Corea del Sur el 29 de octubre para una visita de dos días.

La cumbre de la APEC se realizará del 31 de octubre al 1ro de noviembre.

"¡Están sucediendo cosas muy extrañas en China! Se está volviendo muy hostil", había declarado días antes Trump en una extensa publicación en su red Truth Social, en la que criticó duramente la imposición por parte de China de controles a la exportación de tierras raras, básicas para la fabricación de componentes tecnológicos.

"Tenía previsto reunirme con el presidente Xi, en la APEC, en Corea del Sur, pero ahora parece que no hay motivos para hacerlo", añadió en esa publicación.

China quiere un mundo a sus pies

Trump informó que China había enviado cartas a países de todo el mundo detallando los controles a la exportación de "todos y cada uno de los elementos de producción relacionados con las tierras raras".

"De ninguna manera se debe permitir que China mantenga al mundo 'cautivo', pero ese parece haber sido su plan desde hace bastante tiempo", escribió Trump.

Y esos planes se los han interrumpido las acciones arancelarias, militares y geopolíticas del inquilino de la Casa Blanca, con una alta incidencia en el destino de China como principal enemigo de EEUU y agente activo en busca de destruir la hegemonía de Norteamérica.

El martes 14 de octubre China puso más combustible al fuego con el anuncio de no comprar más soya a los agricultores estadounidenses y también recibió la respuesta inmediata de la Casa Blanca.

El presidente Trump reaccionó al expresar que la decisión de China de dejar de comprarle soya a Estados Unidos es un "acto hostil" y anunció que, como represalia, dejará de importar aceite de cocina de su rival.

"Estamos considerando terminar nuestros negocios con China en lo que respecta al aceite de cocina, y otros elementos de comercio como retribución", indicó Trump en su plataforma Truth Social.

Desde su llegada a la Presidencia en enero de este año, Pekín ha visto reducir de forma considerable no sólo sus planes, sino su avance.

Pekín atraviesa una recesión/depresión

Trump no sólo le ha propinado al régimen comunista chino estocadas precisas, sino decisivas y de tendencia mortal a mediano y largo plazo.

Hoy, el gigante asiático atraviesa una [recesión/depresión] económica sin una salida visible, al menos de forma relativamente inmediata.

El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, acusó a China de querer dañar la economía global después de que el gigante asiático instaurase nuevas restricciones a las exportaciones en el sector estratégico de las denominadas "tierras raras", lugares donde se encuentran elementos químicos importantes para el desarrollo industrial y tecnológico mezclados con otros minerales, lo que hace difícil su extracción y procesamiento. De ahí que sólo los países con grandes recursos tengan las condiciones necesarias para su explotación

"Esto es una señal de cuán débil es su economía y quieren arrastrar a todos los demás con ellos", dijo Bessent durante una entrevista con el diario Financial Times.

Para Bessent, la medida revela las dificultades en la economía china: "Ellos están en el medio de una recesión/depresión y tratan de salir a través de las exportaciones", expresó.

"En lo que respecta a la guerra comercial, la postura de China sigue siendo la misma", dijo un portavoz del Ministerio de Comercio en un comunicado.

El impacto de los aranceles de la Casa Blanca ha sido brutal para sus excesos productivos.

La inflación subyacente (que excluye alimentos y energía) creció un 1% en septiembre, supuestamente el nivel más alto en 19 meses. Siempre hay que dejar un gran espacio a la manipulación de cifras por parte del férreo control que ejerce el Partido Comunista en las estadísticas oficiales.

El modelo chino basado en la apropiación de tecnología extranjera para aumentar su producción y exportaciones y luego vender a precios bajos los ha puesto en una crisis de dependencia del consumo mundial. Se frena el consumo, se paraliza de inmediato China, y es lo que ha ocurrido con los aranceles impuestos por el presidente Trump.

Los empresarios chinos están obligados a mantener un mercado atractivo e innovador de oferta simpre en alza, algo casi imposible de sostener en un mundo tan inestable como el actual, con guerras, ritmo tecnológico acelerado, globalización (dependencia), nuevas corrientes sociopolíticas y fenómenos naturales y geopolíticos de mucha más envergadura que en décadas precedentes.

Desde el martes 14 de octubre, Pekín impone tarifas especiales a los buques estadounidenses que entren en sus puertos.

EEUU también aplica medidas similares que entraron en vigor en la misma fecha.

Las presiones a Xi Jinping

No obstante de la situación presente, Bessent se mostró "optimista" el miércoles 15 de octubre respecto a las negociaciones comerciales con Pekín y afirmó que el presidente Trump aún planeaba reunirse con Jinping, a pesar de sus declaraciones. Esto se cumplió 48 horas después con el anuncio de un nuevo encuentro entre ambos presidentes.

"Soy optimista. Nos estamos comunicando a un nivel muy alto en estos momentos", declaró en un evento organizado por la cadena CNBC.

Las cosas no le han salido nada bien ahora a China, envalentonada con una administración anterior, que aunque no fue tan débil como se esperaba, hizo concesiones importantes al régimen asiático, pero sobre todo le permitió su expansión económica y militar, ampliar sus acciones de espionaje y sus cuestionables estrategias en el comercio mundial.

China apostó por un segundo período de los demócratas con su agenda radical de izquierda en la Casa Blanca. Esperaba el triunfo de Kamala Harris, una segunda pieza manipulable tanto o más que Biden o las personas que estaban realmente en el timón de la Casa Blanca en los últimos cuatro años.

El gigante asiático sabía que un segundo mandato de Trump, quien puso a los chinos a firmar un acuerdo comercial histórico en enero de 2020 después de casi dos años de litigio, sería igual o peor para ellos mediante la plataforma America First (América Primero).

La presión económica interna y la dirección del Partido Comunista de China, que ya prepara un sustituto para Jinping, han llevado a este último a dejar su cierta amabilidad con el líder republicano y se le exige que aplique mano dura y la intransigencia contra Washington.

Fuentes de inteligencia afirman que Zhang Youxia y veteranos políticos vinculados a Ju Jintao tienen el control verdadero del régimen, mientras preparan a Wang Yang como el próximo en la línea de sucesión de Jinping.

Sin embargo, los problemas económicos de China, las pugnas internas dentro del PCCH (Partido Comunista de China) y los grandes cambios en la sociedad de ese país apuntan a que la incertidumbre y el hermetismo son armas que utilizan los comunistas chinos para desviar los focos de atención y evitar que afloren con notabilidad en la opinión pública mundial la debilidad e inestabilidad que atraviesa la segunda economía del planeta.

En la otra esquina del cuadrilátero, los planes y gigantescos proyectos de Trump avanzan a un ritmo vertiginoso en apenas nueve meses. El liderazgo mundial de EEUU se hace cada vez más presente y evidente en el planeta con la gestión presidencial de Trump y su gabinete.

China gira en sentido contrario y se atrinchera en su papel de gran contrincante al tiempo que las bases de su economía, sus políticas internas y exteriores junto a las demás estratagemas se topan con el enorme muro de Washington.

Liderazgo y éxitos de Trump

EEUU y varios países del Medio Oriente (Catar, Egipto y Turquía) acaban de firmar y respaldar el plan de paz de 20 puntos creado por el presidente estadounidense en busca del fin de la guerra entre Israel y Hamás y la estabilidad en la región.

Pero en sólo 9 meses de gobierno, el líder republicano lleva un récord de haber terminado con ocho conflictos armados mediante acuerdos finales de paz.

Trump además ha firmado fuertes inversiones extranjeras para EEUU por un valor que asciende a los 7 billones (trillions) de dólares en aras de contrarrestar las acciones de chantaje de China.

Como parte de su Plan Maestro, el valor de la onza de oro cruzó la inédita barrera de los 4.000 dólares. Esto ha causado una ola de compras de oro en dólares por parte de los bancos centrales de las principales economías del planeta, que ha derivado en un incremento de liquidez de la moneda de reserva mundial (el dólar), sin tener que acudir a la impresión de billetes.

En los últimos 30 años, los bancos centrales -como forma de protección financiera- incrementaron de forma significativa sus reservas de dólares, provocando que EEUU tuviera que poner una enorme cantidad de nuevo dinero en circulación, con el correspondiente y constante riesgo de la inflación y la ejecución de medidas de emergencia para su control.

La economía estadounidense creció en el 2do trimestre 3,8% y se espera que en el tercer trimestre se haya mantenido la misma tendencia, pese a los vaticinios pesimistas de algunos economistas, instituciones, bancos y exasesores de la Casa Blanca, la mayoría con una tendencia izquierdista.

La causa ha sido la política arancelaria del Presidente y la ejecución de las primeras etapas de sus ambiciosos proyectos de cambios económicos y geopolíticos.

En varias ocasiones, el secretario del Tesoro Scott Bessent, ha refutado esas aseveraciones sobre una posible recesión e inflación descontrolada mediante argumentos sólidos y con firme confianza.

Ni recesión ni una inflación descontrolada han ocurrido como se esperaba. Hasta ahora, sus análisis y el de otros economistas conservadores e independientes y asesores de la Casa Blanca han marcado la realidad de la economía y el comercio de EEUU con una recaudación de más de 200.000 millones de dólares, equivalente a más de un 26% respecto al 2% tradicional y promedio de las últimas décadas.

Los precios en picada del petróleo

Otro de los objetivos acelerados de la Oficina Oval era hacer bajar el precio del petróleo con el aumento de la producción estadounidense en niveles récord por encima de los 13 millones de barriles diarios de crudo y pactos logrados por Trump con los países líderes productores y exportadores del “oro negro”, principalmente en el Medio Oriente.

El miércoles 15 de octubre el barril de crudo estadounidense, el West Texas Intermediate (WTI), para entrega en noviembre, retrocedió 0,73% y cerró la jornada en el valor más bajo en los últimos cinco años a 58,27 dólares por barril, pero al día siguiente culminó tras una ligera recuperación a última hora en 57,54 dólares con la misma tendencia de descenso, un elemento decisivo en la regulación de los niveles inflacionarios.

Cuando Trump ganó la Presidencia en noviembre de 2024 el precio promedio se encontraba por encima de los 72 dólares el barril.

China, al parecer, apuesta por la presión a Washington dando a entender que se encuentra en una posición favorable, cuando resulta lo contrario.

Entre los graves problemas que hunden hoy al régimen comunista figuran la desaceleración del consumo y la producción, en gran parte por las acciones del gobierno estadounidense con su estrategia Make America Great Again (Hacer a América Grande Otra Vez) y un Magistral Plan Económico, que incluye la reindustrialización del país, las regulaciones oficiales de las criptomonedas como otra opción financiera, incremento considerable de inversiones foráneas, aumento del valor del oro y a la vez reducción del precio de los combustibles con un alza récord en la extracción, producción y exportaciones.

Se suman, además, la explotación de las "tierras raras", cambios estructurales y nuevas alternativas del comercio mundial, fiscalización del desproporcional gasto de la administración anterior, política arancelaria y de seguridad nacional, cierre de fronteras y reducción de costos por la inmigración ilegal, entre muchos otros elementos que se aplican de forma simultánea.

Otros de los obstáculos que enfrenta el régimen chino son la occidentalización de gran parte de la sociedad con una clase rica empresarial que busca ahora poder político y una clase media que busca desatarse de la sumisión del régimen; una crisis casi crónica del sector inmobiliario e industrial por el exceso de producción, alto desempleo juvenil y una población que envejece de forma rápida sin encontrar fuentes de retroalimentación y sustitución para las necesidades del agitado pulso económico.

China pasó del florecimiento acelerado al estancamiento obligatorio y caos industrial. Y está en estos momentos en una insólita disyuntiva: mientras más crece su economía, más se agudizan sus problemas, por lo que ha tenido que poner un freno automático para evitar su debacle.

El boicot de la izquierda

Por su parte, EEUU experimenta ahora el resurgimiento de su sistema económico-militar, financiero y tecnológico que le permite utilizar todas las cartas posibles sin desesperación que los conduzca a errores, a pesar del boicot de un puñado de senadores bajo el mando de Chuck Schumer que mantiene desde hace tres semanas el secuestro del presupuesto federal, con serias afectaciones a cientos de miles de empleados federales y militares.

El presidente Trump dijo que no permitiría que los demócratas “mantengan secuestrados a nuestros valientes y honorables militares”, por lo que dispuso mediante una orden presidencial de fondos especiales de la Casa Blanca para pagar sus salarios, una orden que extendió al personal de emergencias y de seguridad nacional.

Sin embargo, hay cientos de miles de empleados federales afectados desde el último pago y agencias importantes para el funcionamiento del país.

El mandatario comenzó a frenar los fondos federales para programas de la extrema izquierda en estados gobernados por esa ideología, además de otras medidas urgentes para restar poder financiero a los senadores demócratas, que quieren otra vez los desorbitantes gastos de hace cuatro años atrás.

El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, reiteró una vez más en un reciente discurso que el proyecto de presupuesto fue aprobado hace varias semanas en la Cámara Baja, una resolución transparente, continua y no partidista, como requiere el Congreso. “Todo lo que hace esta propuesta es mantener los niveles de financiación actuales por varias semanas más hasta que se complete un proyecto final”.

“La contrapropuesta de los demócratas exige 1,5 billones (trillions) de dólares en gastos adicionales, los que tenían hace cuatro años que llevaron al país a una gran crisis fiscal y pública de más de 36 billones (trillions) de dólares y a la peor inflación en cinco décadas. Eso es lo que quieren otra vez, pero no va a suceder”.

“Los demócratas quieren que los inmigrantes ilegales accedan a la atención médica financiada por los contribuyentes a un costo anual de 200.000 millones de dólares. Está en la página 57 sección 2141 de su contrapropuesta”.

“Elimina el requisito de trabajo activo para hombres jóvenes independientes y permite que sigan recibiendo beneficios del Medicaid, destinados a sectores poblacionales vulnerables como ancianos, personas con discapacidad y mujeres jóvenes embarazadas. No para hombres jóvenes sanos independientes dedicados a los videojuegos en sus casas. Es sencillo, es sentido común. La contrapropuesta de los demócratas revertería eso, así que los contribuyentes volverían a financiarlos”.

"Yo no voy a hacer eso"

“También quieren todos los subsidios del Obamacare de la era del COVID-19, sin ningún límite de ingresos y sin ninguna otra reforma. Lo quieren de forma permanente. Eso les costaría a los contribuyentes un estimado de 358.000 millones de dólares”.

“Quieren eliminar además los 50.000 millones de dólares que aprobamos para reforzar los hospitales rurales, pero han pedido 500 millones de dólares para financiar los medios de prensa liberales de su propaganda política y 5.000 millones de dólares para gastos internacionales, que incluyen 24,6 millones de dólares en "resiliencia climática" en Honduras, 13.4 millones en “participación” cívica en Zimbabue, unos cuatro millones para promover la cultura LGTBQ+ en los Balcanes Occidentales; 3 millones de dólares en la reducción del riesgo de langostas del desierto en el Cuerno de África y 2 millones de dólares destinados a la 'Organización para los Principios de los feministas Demócratas en África'... y así una extensa lista sin sentido. No vamos a aceptar nada de esto”.

“Estas son las propuestas poco serias de personas poco serias y que están jugando, mientras los verdaderos estadounidenses son perjudicados por el cierre del gobierno”.

“Sólo desde que se convirtió en el líder de los demócratas en el Senado en 2017, Chuck Schumer ha votado a favor de 29 de 30 resoluciones continuas para el financiamiento federal. ¿Qué ha cambiado? Su puesto está en juego. Schumer nos ayudó a evitar un cierre en marzo haciendo lo correcto con prácticamente la misma resolución que proponemos hoy, pero su base de radicales se volvió como loca y no se lo ha perdonado. Por eso Chuck Schumer mantiene el cierre del gobierno, sólo por sus motivaciones políticas y el reclamo de la extrema izquierda. Un intento de rehabilitación de la imagen del líder demócrata en el Senado. Necesita mostrar lucha contra el presidente Trump para mantener su rostro izquierdo feliz”.

“El proceso de asignaciones temporales de fondos fue concebido por los padres fundadores como un ejercicio de buena administración. Querían que los miembros del Congreso tuvieran un debate abierto, transparente y bipartidista mientras se estudiara el plan de presupuesto final (línea por línea) para que fuera empleado de forma sabia”.

“Y es precisamente eso lo que los republicanos quieren de regreso. Antes de que los demócratas cerraran de manera irresponsable el gobierno por sus propios fines políticos, republicanos y demócratas ya participaban en procesos de diálogo y análisis”.

“En los últimos años, esto se ha tomado como algo para ejercer presión política y no para definir de forma inteligente el destino del dinero de los contribuyentes y se ha convertido en el mal hábito de los congresistas en Washington”.

"Por eso, cuando Schumer dice que negociemos es que está exigiendo que se busque un acuerdo a puerta cerrada". "Literalmente ha dicho que necesitamos que los cuatro líderes del Congreso entren a una sala y solucionen las diferencias."

Schumer dice esto porque así ha funcionado el Congreso durante décadas. Él ha estado en el Capitolio desde 1980… yo tenía 9 años y estaba en tercer grado cuando Schumer llegó al Congreso. Él representa el “status quo” y nosotros tratamos ahora de romper ese modo de operar para que el gobierno funcione mejor para la gente. Él quiere que cuatro personas entren a una sala, hagan un trato y se lo impongan a todos los demás. Yo no voy a participar en eso”, concluyó Johnson.

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FUENTE: Con información de AFP, The Economist, Fox business, The Wall Street Journal, Yahoo News, informes de la Casa Blanca y el Tesoro, Bloomberg News.

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