BOGOTÁ. Ocho meses después de recibir el Premio Nobel de la Paz, Juan Manuel Santos empieza este lunes el último año de su Gobierno en Colombia con el desafío de consolidar el fin del conflicto en el país y de enfrentar la posible división interna de su coalición previo a los comicios de 2018.
Santos, de 65 años, llegó a la Casa de Nariño (palacio presidencial) el 7 de agosto de 2010 como abanderado de su antecesor Álvaro Uribe (2002-2010), quien promovió su candidatura en momentos en que las Fuerzas Armadas desarrollaban una intensa ofensiva contra los grupos guerrilleros.
Acusado de traidor
Sin embargo, poco tardó para que Uribe se convirtiera en el principal líder de la oposición como jefe del partido de derecha radical Centro Democrático, formación que acusa a Santos de ser un "traidor" por entablar conversaciones con los alzados en armas.
Siete años después del inicio de su gestión, Santos ya tiene un acuerdo de paz firmado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y un proceso de negociación en marcha con el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
La firma del acuerdo con las FARC, en noviembre de 2016, derivó el mes siguiente en la entrega del Nobel de la Paz a Santos, en medio de las críticas de la oposición "uribista", que sigue afirmando que el Gobierno "le entregó el país a la guerrilla".
Santos admite que la desmovilización de las FARC no representa por sí sola el final del conflicto armado que afecta al país desde hace cinco décadas, pero sí es un paso gigantesco para empezar a dejar atrás la espiral de violencia.
"Este (último) año (de Gobierno) vamos a consolidar el potencial que se liberó gracias al fin del conflicto con las FARC. Hoy más soldados y policías están combatiendo todas las formas de inseguridad: el ELN, las bandas criminales, la delincuencia común y, por supuesto, el narcotráfico", afirmó Santos el jueves al hacer un balance de su gestión.
Posible acuerdo con el ELN
La Administración Santos aún tiene tiempo para anotar a su favor otro punto si logra llegar a un acuerdo con el ELN, con el que negocia desde febrero de este año en Ecuador.
Los jefes del ELN creen que en lo que resta de este Gobierno no será posible llegar a un acuerdo, pero Santos no pierde la esperanza.
"Esperamos llegar a acuerdos si existe voluntad política del ELN. En términos de tiempo, si existe voluntad, hay tiempo suficiente", dice el jefe de Estado.
Principales logros
Santos considera que sus principales logros como presidente se pueden ver en los temas de la paz, la equidad y la educación, aunque admite que "falta mucho por hacer".
Según cifras del Gobierno, 5,1 millones de colombianos salieron de la pobreza, en tanto que el desempleo bajó de 11,8 por ciento en agosto de 2010 al 8,7 por ciento de la actualidad.
Las dificultades previstas para el último año de Gobierno radican principalmente en la distracción que tendrán los congresistas frente a las elecciones parlamentarias de marzo de 2018 y las presidenciales de mayo.
Varios de los más importantes puntos del acuerdo de paz con las FARC deben ser implementados en la última legislatura del Congreso (julio 2017-junio 2018) y en las pasadas semanas algunos parlamentarios parecen haber tomado distancia del Gobierno cuando no falta mucho para las elecciones.
Encaminados a la división
La coalición centroderechista de Gobierno que ha acompañado a Santos durante siete años se encamina a la división, pues las formaciones que la integran (Partido Social de Unidad Nacional, Partido Liberal y Cambio Radical) están interesadas en presentar sus propios candidatos.
Pero el Partido Social de Unidad Nacional de Santos es el único que a estas alturas parece que no tendrá candidato presidencial por el camino que tomaron los dirigentes que tenían más fuerza: el senador Roy Barreras desistió de su candidatura y el ex ministro de Defensa y ex embajador en Estados Unidos Juan Carlos Pinzón renunció a la colectividad para buscar una postulación independiente.
Con una imagen favorable del 27% y una desfavorable del 66 %, según una reciente encuesta de la firma Datexco, Santos será testigo en sus últimos meses de Gobierno de una campaña que, como la de 2014 en la que fue reelegido, seguramente estará polarizada entre los que apoyan y critican el acuerdo con las FARC.
El 7 de agosto de 2018 puede llegar un presidente que siga con la política de diálogo de Santos o uno de la oposición de derecha radical, algunos de cuyos dirigentes prometen que harán "trizas" los acuerdos de paz.
FUENTE: DPA