JAÚ.- Rodinei Silva acudió dos veces esta semana al hospital Santa Casa de Jaú en el interior del estado brasileño de Sao Paulo. Primero llevó a su esposa con síntomas de coronavirus, entre ellos dificultad para respirar. Ella dio positivo y la regresaron a su casa con medicamentos porque escaseaba el espacio.
“No había camas el martes”, dijo Silva, de 65 años, y señaló que la salud de su esposa se está deteriorando en casa. Luego regresó al hospital el jueves porque ahora él presentaba síntomas.
Todos los días, varios pacientes como Silva acuden al hospital en el municipio de unos 152.000 habitantes en busca de tratamiento. Pero en sus instalaciones también atiende a pacientes con COVID-19 de 11 ciudades cercanas, y el 18 de enero ya estaba totalmente lleno.
Justo cuando Brasil ve un rayo de esperanza por el inicio de la vacunación enfrenta una vertiginosa segunda ola de COVID-19 que está a poniendo a prueba la capacidad de los hospitales para atender a los enfermos. Las unidades de cuidados intensivos en los hospitales públicos en diversos estados y municipios en todo el país están completamente ocupadas, incluidas dos capitales estatales en la remota región amazónica e incluso en algunas ciudades como Jaú, en Sao Paulo, el estado más rico de la nación.
“Este es quizá el momento más difícil de toda la pandemia”, dijo Leonardo de Avila Lins, que dirige la unidad de cuidados intensivos del hospital.
Sao Paulo ha registrado un promedio diario de unos 11.000 casos en las últimas dos semanas, que rebasan el nivel máximo de infecciones confirmadas alcanzado en el estado en 2020, según cifras oficiales. El promedio catorcenal de unas 230 muertes diarias está a unas docenas de alcanzar su cifra más alta del año pasado.
En el Santa Casa de Jaú, los pacientes que llegan son puestos en una unidad temporal, creada a mediados de enero cuando se agotaron las unidades de cuidados intensivos, o se les envía a otras clínicas. La presión por la carga de enfermos aumenta día a día, dijo Scila Carretero, directora administrativa del hospital.
“Nuestra preocupación es que no podamos transferir a estos pacientes ni recibirlos en nuestra unidad de cuidados intensivos”, señaló Carretero, y añadió que las transferencias son complicadas y sólo han hecho dos desde el 18 de enero. Esto significa principalmente que sólo se aceptan nuevos pacientes cuando otros fallecen o salen del hospital.
Desde el jueves, 20 enfermos aguardaban en la unidad provisional de COVID-19 a que se desocupara una cama de cuidados intensivos. En menos de cuatro horas, periodistas de The Associated Press vieron llegar a cinco personas con síntomas del virus.
Los expertos están haciendo sonar la alarma, pues otros hospitales que atienden a pacientes con COVID-19 en Sao Paulo también se han quedado sin espacio.
“Este no es un caso aislado”, dijo Brigida Kemp, integrante del Observatorio BR COVID-19, que incluye a docenas de expertos y profesores relacionados con la salud. “Estamos viendo una recurrencia de la pandemia en diversos lugares”.
En conjunto, las unidades de cuidados intensivos en el estado de Sao Paulo tienen una tasa de ocupación de 70%, según estadísticas estatales. Pero aunque la velocidad de propagación desde noviembre es comparable a la de la primera ola, ahora el virus está contagiándose con mayor rapidez en el interior que en la capital, según el doctor Paulo Menezes, que dirige el Centro de Contingencia de Coronavirus en el estado.
En el Santa Casa de Jaú, el personal médico dice que busca con desesperación lugares para que reciban a los nuevos pacientes.
“Todos estamos cansados porque hemos estado lidiando con este virus durante un año”, dijo Carretero. “Ahora que está regresando, con toda esta intensidad, con este volumen de pacientes, estamos exhaustos”.
FUENTE: Con información de AP