lunes 23  de  junio 2025
DICTADURA

"Si me deportan a Cuba, iré directo a prisión", asegura activista cubano ante su audiencia final de asilo en EEUU

El activista y exprofesor de la Universidad de La Habana, fue blanco de vigilancia constante. Permaneció prácticamente todo 2021 bajo prisión domiciliaria

Por REDACCIÓN/Diario Las Américas

Este martes 24 de junio a las 8:30 de la mañana se celebrará en Miami la audiencia final del proceso de asilo político del científico y activista cubano Oscar Casanella, quien huyó de la represión en Cuba tras años de acoso por parte de la Seguridad del Estado.

Casanella, que cruzó la frontera sur de Estados Unidos en enero de 2022, enfrenta un panorama incierto en medio de un clima migratorio restrictivo.

Acompañado por sus abogadas Delian Equiles y Kenia García, del bufete Garcia & Qayum Law Group, Casanella acude al tribunal con la esperanza de que se reconozca su condición de perseguido político. "En el mejor de los escenarios me deben otorgar el asilo político, en el peor me lo rechazan y tendría que apelar", dijo en declaraciones al medio Diario de Cuba.

El riesgo es la deportación

El activista advirtió que, si la jueza falla en su contra y también pierde la posterior apelación, podría ser detenido por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE, sus siglas en inglés) y deportado a Cuba, donde teme ser encarcelado de inmediato.

"Si Cuba me acepta, probablemente me lleven directamente a prisión. Y si no me acepta, no sé a qué país podrían deportarme Si Cuba me acepta, probablemente me lleven directamente a prisión. Y si no me acepta, no sé a qué país podrían deportarme

", afirmó.

Casanella, exprofesor de la Universidad de La Habana, fue blanco de vigilancia constante durante los últimos años previos a su salida de la Isla. Permaneció prácticamente todo 2021 bajo prisión domiciliaria. "La Seguridad del Estado me dio un mes para salir del país, o iría a prisión por sedición", relató.

En su dramática travesía hasta Estados Unidos cruzó Centroamérica con su esposa embarazada de casi siete meses y su hijo pequeño de cuatro años, enfrentando detenciones, amenazas de deportación y obstáculos coordinados por la inteligencia cubana, según se percepción de lo ocurrido.

"Es como un libro cómo yo llegué a Estados Unidos. Incluye que Nicaragua me negó la entrada y me lo informó justo cuando iba a tomar el segundo avión, o sea, la segunda escala para viajar a Nicaragua y quedé en un limbo de aeropuerto. También incluye una detención por las autoridades mexicanas", contó.

"En un interrogatorio en prisión las autoridades migratorias mexicanas me obligaron a mi esposa y a mí a escribir y firmar una carta donde rechazábamos pedir asilo político, cosa que yo quería. Yo intenté pedir asilo político en México, pero ellos me dijeron que no iba a pedir asilo político y que si lo hacía iba a estar preso durante tres años, iba a estar separado de mi esposa sin comunicación y probablemente finalmente nos iban a deportar a Cuba", añadió.

Tras este incidente fueron deportados para Cuba, pero en el aeropuerto de El Dorado, en Bogotá, Colombia, lograron evitar el procedimiento. "Por suerte, las autoridades migratorias colombianas se apiadaron de nosotros y no nos deportaron para Cuba".

"Todo me salía mal. Parecía como que la policía política cubana había arreglado todo para que en todos los países yo tuviera problemas y se negaran a tramitarme salvoconductos", añadió.

Oscar Casanella y su familia se vieron forzados entonces a evitar las vías que otros cubanos han utilizado para llegar a Estados Unidos. No podían solicitar salvoconductos en varios países, por lo que cruzaron Nicaragua y México completamente escondidos, sin que ninguna autoridad pudiera verlos.

"Tuvimos que cruzar ríos, subir y bajar barrancos, dormir a la intemperie". La ruta, cargada de riesgos físicos y psicológicos, fue especialmente dura para su hijo de cuatro años, quien todas las tardes lloraba y preguntaba "¿vamos a pasar la noche aquí, papá? ¿Por qué? ¿Por qué estamos haciendo todo esto?".

Para protegerlo emocionalmente, Casanella y su esposa convirtieron el sufrimiento en una especie de juego: le decían que al final llegarían a un lugar hermoso y que debían mantenerse en silencio, sin decir que eran cubanos. Con ese recurso, inspirado en la película La vida es bella, intentaban protegerlo del miedo y la incertidumbre.

Riesgos bajo el actual sistema

El caso de asilo de Oscar Casanella, cuyo desenlace llega más de tres años después de haber presentado la solicitud, se ventila en un momento en que las autoridades migratorias de Estados Unidos han aumentado las deportaciones y endurecido los criterios para nuevos solicitantes.

Casanella explicó que a pesar de haber solicitado también un "parole humanitario", el ICE no ha respondido sobre este procedimiento.

El científico señala que no le queda otra opción que "seguir exigiendo y luchando por el asilo político" y afirma que solo se siente seguro en Estados Unidos.

"Realmente no sé qué país escogerían ellos. En una de las entrevistas, me preguntaron si quería ser enviado a algún país en caso de que no pudiera ser deportado a Cuba, pero no respondí, porque no me siento seguro en ningún país de Latinoamérica, ni siquiera en España. Creo que la inteligencia cubana tiene mucho poder de acción real en esos lugares", señaló.

"Donde más seguro me siento es aquí en Estados Unidos y también dentro de la comunidad cubana que hay aquí en en el sur de la Florida que me arropa y me protege", dijo.

La audiencia de este martes en Miami no solo definirá el destino personal de Oscar Casanella, su esposa y sus dos pequeños hijos, sino que también representa un caso emblemático sobre el derecho de los cubanos perseguidos a obtener protección efectiva en Estados Unidos.

FUENTE: DIARIO DE CUBA

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