sábado 23  de  marzo 2024
Venezuela

Venezuela sumida en el caos económico y sin respuesta política

Después de 17 largos años de chavismo, las fuerzas políticas venezolanas siguen sin hallar una solución viable a la dura crisis económica y política que azota al país sudamericano
Por PEDRO PABLO PEÑALOZA

CARACAS.- Sin alimentos. Sin medicamentos. Sin dinero en efectivo. Y sin una referencia política clara, así se presenta Venezuela hoy. Ya no se trata solamente de una terrible crisis económica, sino de la incapacidad que de la dirigencia del Gobierno chavista y la oposición para conseguir soluciones a la crisis que lacera al país sudamericano.

Los venezolanos la están pasando mal. Muy mal. Es difícil hasta comprar una barra de pan. La escasez de alimentos y medicinas se mantiene. La inflación anual se acerca al 500%, según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y economistas independientes. Entre septiembre y principios de diciembre el bolívar perdió 75% de del valor frente al dólar, en el mercado negro. En resumen, la gente es cada día más pobre.

Lejos de aplicar medidas adecuadas para atenuar la tensión social, el presidente Nicolás Maduro echó más leña al fuego. Las calles estaban tranquilas pero la decisión presidencial de eliminar el billete de 100 bolívares -el de más alta denominación y que representaba 48% del circulante del país- Maduro provocó lo que no había logrado la oposición: generar protestas en todo el país.

En al menos la mitad de las 24 entidades federales del país se registraron disturbios y saqueos por la falta de efectivo. La gente se enfureció al observar que su dinero se convertía en sal y agua, pues el plazo que ofreció el Ejecutivo de 72 horas para canjear y depositar los billetes en la banca pública y privada resultó insuficiente.

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Largas colas estuvieron obligados a hacer los venezolanos para depositar sus billetes de 100 bolívares por orden del gobierno de Maduro.
Largas colas estuvieron obligados a hacer los venezolanos para depositar sus billetes de 100 bolívares por orden del gobierno de Maduro.

Esgrimiendo razones técnicas, distintos economistas recomendaron públicamente a Maduro que extendiera la vigencia del billete de 100 bolívares, a fin de que la liquidación se llevara a cabo de la forma más organizada y menos traumática posible. Entonces el mandatario despreció las sugerencias pero al final tuvo que aceptarlas por las malas. Luego que se registraran al menos un fallecido, decenas de locales comerciales destrozados y agencias bancarias quemadas, el presidente venezolano anunció que el billete de 100 bolívares seguirá con vida hasta el 2 de enero.

Días pésimos

Para el Gobierno venezolano estos han sido unos días pésimos. Pero, al contrario de lo que podría pensarse, no han sido mejores para la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Las diferencias entre sus integrantes han salido a la luz pública con toda su fuerza. Primero, su participación en el proceso de diálogo con el oficialismo azuzó las contradicciones internas y deterioró su imagen ante la opinión pública. La misma cúpula de la MUD reconoce que está pagando un alto costo político por conversar con la delegación del Ejecutivo.

La mayoría opositora de la Asamblea Nacional fracasó en su intento de renovar parcialmente el Consejo Nacional Electoral (CNE), por la ausencia de tres diputados, dos de ellos militantes del grupo político Un Nuevo Tiempo (UNT), el partido del exgobernador Manuel Rosales.

Mientras tanto, Voluntad Popular, la organización fundada por Leopoldo López, condenó esta situación y exigió evaluar la posición de UNT dentro de la Unidad.

Hasta ahora, nadie ha roto con la alianza pero las heridas están abiertas.

El proceso de diálogo, que se inició formalmente el 30 de octubre con el acompañamiento del Vaticano, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero (España), Leonel Fernández (República Dominicana) y Martín Torrijos (Panamá), debía servir para encontrar una vía pacífica para superar la confrontación política y frenar el desplome económico. En la práctica, todo ha empeorado.

Los llamados facilitadores internacionales habían propuesto una tregua hasta el 13 de enero, fecha de la próxima reunión plenaria, y ninguno de los actores la respetó. El Parlamento venezolano declaró la responsabilidad política del presidente Maduro por la ruptura del orden constitucional y el Tribunal Supremo de Justicia ratificó a la directiva chavista del CNE, bloqueando toda posibilidad de que se designe un árbitro "neutral".

El presidente de la AN, Henry Ramos Allup, dice que el "diálogo está muerto", mientras Maduro asegura que no permitirá que nadie se levante de la mesa de negociaciones. En medio de este choque y sufriendo en sus carnes los rigores de una crisis económica tremendísima están los venezolanos, atrapados y sin salida.

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