Los poderosos no tienen amigos, sentencia un viejo proverbio, pero al parecer, el presidente Barack Obama, ha olvidado que en su condición de presidente de la primera potencia mundial debe actuar con recelo y no creer en la amistad que le ofrezcan quienes han sido los enemigos históricos de la nación estandarte de la democracia en el mundo.
Cuba, durante más de cinco décadas, alimentó una relación de hostilidad con su vecino del norte y aunque siempre que pudo, se aprovechó para beneficiarse de la cercanía geográfica, en el discurso oficial mantuvo clara la postura de negarse a todo tipo de acercamiento.
Sin embargo, el hecho de quedarse poco a poco aislados en medio de un precario panorama económico, convenció a los históricos enemigos de que era necesario romper el cerco. Pero lo cierto es que el hecho de reconocer lo necesario de esa amistad, no significa que el camino para llegar a concretarla, esté plagado de buenas intenciones.
En una conferencia dictada en Miami, el periodista y escritor cubano Carlos Alberto Montaner hizo una serie de advertencias que como el mismo dijera no intentan atacar al presidente Obama por sus esfuerzos para conseguir un acercamiento con Cuba, pero sí prever lo que en la opinión del analista en un futuro cercano nos haría pagar un alto precio.
La noticia del nuevo asesor financiero que el Gobierno de La Habana se ha agenciado, es un ejemplo palpable de que para Cuba, EEUU continúa siendo un vecino del que hay que resguardarse.
La inminente llegada a la isla de Dominique Strauss Kahn, exdirector del Fondo Monetario Internacional, en medio del deshielo económico y diplomático entre Washington y La Habana, es una de las estrategias del Gobierno de los Castro para blindarse ante la inversión estadounidense.