Si te pones a pensar, el día de hoy es uno al que no hace mucho tiempo te referías como tu futuro.
Si te pones a pensar, el día de hoy es uno al que no hace mucho tiempo te referías como tu futuro.
El único momento del cual tienes control absoluto es este lapso. Erróneamente muchas personas piensan que serán felices cuando tengan dinero, los desposados que estarán completos cuando tengan hijos y los profesionales cuando cambie su estatus al recibir un ascenso. Es saludable tener metas, el inconveniente es pensar erradamente que nuestro bienestar solo depende de lograr estos propósitos, en lugar de pensar que la felicidad debería ser parte de nuestra vida cotidiana. Por otro lado, hay un gran número de personas que opinan que una vida feliz es aquella que está consagrada plenamente a comer, beber, tener sexo y relajarse. Sin embargo, se sabe que si empleas mucho tiempo solamente a divertirte llegarás a sentir un gran vacío en tu interior. Las personas que rehúyen del tiempo y las que solo piensan en satisfacer placeres simples, siempre terminan frustradas.
Es muy importante recordar que para triunfar en esta vida hay que vivir el presente y no malgastar nuestras energías viviendo en el pasado o en el futuro. Es mejor no vivir constantemente preocupados por lo que deberíamos hacer, en lugar de estar haciéndolo. Existen personas que no están 100% concentradas a ninguna hora, cuando están trabajando piensan en su casa y cuando están en la casa piensan en todo lo que se quedó pendiente en el trabajo, y al no estar presentes en ningún lado no hacen bien ni una cosa ni la otra.
Aquel que se mortifica por cosas que ya pasaron y acerca de las cuales nada puede hacer, mentalmente se encuentra atado a un pasado que lo lastima, los recuerdos consumen la energía que tenemos disponible para vivir el presente. Por otra parte, los desasosiegos ocasionados por hechos que todavía no sucedieron, que se encuentran en un futuro, ya sea próximo o lejano deterioran energéticamente.
La mayoría de las personas afrontamos nuestro día a día sumidos en inquietudes del pasado; no hay pecado en recordar los buenos tiempos ya vividos, el problema está cuando cuestionas las oportunidades perdidas o el tiempo mal aprovechado ya que desafortunadamente no existe nada que puedas hacer para cambiarlo. Toda persona que se pase el día lamentándose de sus errores pasados no tendrá la capacidad de vivir su presente plenamente porque todo minuto gastado en lo que no tiene solución no solo es tiempo desperdiciado, sino que es un obstáculo para el éxito futuro.
La persona que piensa en el pasado o en el futuro se inmoviliza en el presente, se queda estática, imposibilitada de actuar adecuadamente y sin darse cuenta se olvida de lo más importante que es vivir aquí y ahora, de disfrutar al máximo lo único que realmente tiene, puesto que el pasado ya no está y el futuro aún no existe. No debemos olvidar que la vida se nos puede escapar en un segundo, que todo puede cambiar o acabar en un momento.
“Ayer es historia, mañana es un misterio, pero el hoy es un regalo, por eso lo llamamos presente”