VERÓNICA EGUI BRITO
@VeroEgui
Especial
Casi un tercio de los demócratas no tienen una opinión favorable de su candidata. En ese punto de campaña en 2008, Barack Obama tenía un rechazo solo del 14%
VERÓNICA EGUI BRITO
@VeroEgui
Especial
A muchos sorprendió que Bill Clinton, ese expresidente demócrata con grandes capacidades de oratoria, decidiera relatar emotivamente como ha sido su vida en pareja con la actual candidata, Hillary Clinton. El objetivo político parece estar dirigido a humanizarla, a personalizar su candidatura.
Aunque fue particularmente peligrosa esa apuesta por su pasado mundialmente conocido, no todos lo recuerdan, o les importa.
"Muchos de los jóvenes votantes no conocen el escándalo (de Mónica Lewinsky), y a las personas mayores ya no les importa. El discurso de Bill fue perfecto para reinventar a Hillary" estima Dennis Anderson, profesor de Gestión de la Información del St. Francis College de Nueva York.
Pero cabe preguntarse entonces si ese discurso es suficiente para convencer al electorado, pero la incógnita en las elecciones será en quien confían más los estadounidenses, Hillary Clinton o Donald Trump.
Casi un tercio de los demócratas no tienen una opinión favorable de su candidata. En ese punto de campaña en 2008, Barack Obama tenía un rechazo solo del 14%. En el caso de Trump, actualmente tiene un respaldo del 72% entre los votantes republicanos. Mientras que el apoyo a John McCain era de 89% hace ocho años, de acuerdo a la encuestadora Gallup
Al respecto, Anderson explica no es suficiente el slogan de campaña "Trump es peligroso", a su juicio, los demócratas "deben construir una historia en la que los votantes sientan que pueden confían en Hillary, que puede proteger el país, y crear mejores oportunidades de trabajo para todos"
Los primeros días de convención
El tercer día de la Convención Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés) ha mejorado el ambiente. Al principio fue emocionante, y logró contrastar con la Convención Nacional Republicana (RNC) en la diversidad de sus oradores y propuestas, pero mostró nuevamente el hastío de los estadounidenses por el establishment que ejerce el poder. Abucheos, lágrimas y rechazo a la continuidad marcaron la dinámica inicial.
Sin duda la estrella de la primera noche fue Michelle Obama, quien recordó como hace ocho años también tuvo que ser oradora en la DNC pero en aquel entonces lo hizo para apoyar a su esposo Barack, que se convertiría en el primer presidente afroamericano de la nación.
Obama conociendo a Hillary Clinton, desde que hacía campaña contra su esposo por la candidatura demócrata, destacó la perseverancia de ésta por trabajar por su país.
“Cuando (Clinton) perdió hace 8 años no empacó sus cosas, ella orgullosamente se ofreció a servir a nuestro país como Secretaria de Estado para proteger a nuestros hijos. Ella nunca se da por vencida ante la presión. El camino fácil no es el que tomará. Nunca se ha rendido en lo que ha hecho en toda su vida”, afirmó la primera dama.
Aunque en el discurso Obama no mencionó con nombre y apellido a Trump, sus palabras iban dirigidas a él. “Ella (Michelle Obama) dejo en claro que el futuro de todos está en juego. Su mensaje se fundamenta en que la única manera de tener un buen futuro es votando por Clinton, y retrató a Trump como una persona inestable en la que no se puede confiar”, destacó el profesor.
Obama hizo hincapié en el positivismo. “No dejen que nadie les diga que este país no es grandioso, y que de alguna manera tenemos que volverlo grandioso otra vez”, al respecto además recordó con una frase cómo su vida es una prueba viviente de lo extraordinaria que es su nación: “Cada mañana despierto en una casa que fue construida por esclavos”.
La relevancia del discurso de Obama es fundamental para la campaña de Clinton, quien obtuvo el 79% de apoyo de las mujeres afroamericanas durante las primarias, siendo un porcentaje similar al que recibió Sanders de los jóvenes menores de 25 años pero con una diferencia importante: el electorado de afroamericanas es superior al del de los jóvenes, advierte Harry Enten, analista político de FiveThirtyEight.
Y ahora en un ciclo electoral que no ha terminado la prensa y analistas vislumbran en el futuro a Michelle Obama postulándose por un cargo público: el senado, una gobernación y quizá en un tiempo más lejano, la Casa Blanca.
En la más reciente encuesta de Pew Research Center para “medir el termómetro” electoral, realizada entre el 5 de abril y el 2 de mayo, se constató que Michelle Obama tiene una puntuación media de 51%, ligeramente superior a la que obtiene su esposo con 47%, superando al resto de los políticos que apuestan por la Casa Blanca.
La revolución de Sanders
Sanders, el más esperando de la noche, fue ovacionado por una audiencia que mostró con lágrimas la tristeza de no ver consolidado a su candidato en la contienda. Al respecto advirtió que nadie podía estar más decepcionado que él.
Durante los primeros 14 minutos de su discurso dejó claro sus persistentes críticas al sistema y la inequidad de la clase media, mientras recordaba que la revolución política de la que forma parte, y esta elección presidencial “nunca se trató de Hillary Clinton, Donald Trump o cualquier otro candidato presidencial. Esta elección es y debe ser acerca de las necesidades de la gente y del tipo de futuro que queremos para nuestros hijos y nietos”, subrayó.
Sin embargo, Sanders hizo un gran trabajo al dejar en claro que Clinton es la única opción en noviembre, estima Anderson, al tiempo que explica que aunque no podrá convencer a todos sus seguidores (12.029.699 lo respaldaron en las primarias), una mayoría de sus partidarios apoyarán la opción demócrata.
Pero ocurre un detalle no previsto, antes de las elecciones primarias, los partidarios de Sanders votaron con menos frecuencia que los de Clinton, y eran menos confiables que los partidarios de la actual candidata. Según datos de 14 primarias (Arkansas, Florida, Georgia, Louisiana, Michigan, North Carolina, New Hampshire, Ohio, Oklahoma, Rhode Island, South Carolina, Tennessee, Texas y Virginia).
En las elecciones generales de 2012, 88% de los partidarios de Clinton votaron en las primarias, lo mismo pasó con los de Trump, 87% de los de Ted Cruz, pero sólo ocurrió con 79% de los votantes de Sanders, de acuerdo a datos de Survey Monkeyy Catalist, plataformas de encuestas y base de datos online, contratados por FiveThirtyEight.
Sin embargo, los votos electorales son irrelevantes en Estados Unidos y los candidatos deben ocuparse por obtener al menos 270 de los 538 colegios electorales para ganar la presidencia.
La cita política apenas está en ebullición, esta noche Joe Biden, y Barack Obama serán los oradores más destacados, mientras que mañana llegará el tan esperando discurso de aceptación de Clinton, en el que tendrá la ardua tarea de convencer a la base del partido que peleará por ellos. "Si ella falla en esto, la competencia presidencial será muy ajustada" vaticina el profesor.
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