MIAMI.- BELÉN GONZÁLEZ
Especial
MIAMI.- Uno de cada 20 estadounidenses corre el riesgo de desarrollar esta enfermedad que produce anualmente más de 639.000 muertes a nivel mundial
MIAMI.- BELÉN GONZÁLEZ
Especial
El cáncer del colon o recto también llamado colorrectal es el tercer tipo de esta enfermedad de más frecuente aparición entre hombres y mujeres en los Estados Unidos, siendo además la segunda causa de muerte por esta patología. Afecta, como su nombre lo indica, a la parte del aparato digestivo que conforma el intestino grueso.
Según los cálculos de la Sociedad Americana Contra el Cáncer, durante el año 2015 se diagnosticarán 93.090 nuevos casos de cáncer de colon y 39.610 nuevos casos de cáncer de recto. Así mismo, se estima que se producirán unas 49.700 muertes en el país a consecuencia de esta enfermedad. En el caso específico de los hispanos, la proyección es de unos 10.000 nuevos diagnósticos.
Pero no todo son malas noticias, pues la tasa de mortalidad ha estado disminuyendo tanto en hombres como en mujeres por más de 20 años, entre otras razones porque la tecnología he hecho posible la detección y extirpación temprana de los pólipos y porque existe una mayor concienciación en torno a la enfermedad, no en vano, hoy en día más de un millón de personas ha sobrevivido tras un diagnóstico de cáncer colorrectal en los Estados Unidos.
Un mal asintomático
Se piensa que muchos de los casos de cáncer colorrectal nacen de un pólipo adenomatoso, crecimiento celular en forma de hongo, de carácter usualmente benigno, pero que en ocasiones se convierten en cancerosos con el paso del tiempo.
Este tipo de cáncer no suele presentar síntomas, de allí lo peligroso de estos casos, pero hay que estar alerta si se observan cambios repentinos e inexplicables como: presencia de sangre en la materia fecal, heces más delgadas, cambios en los hábitos intestinales, dolor abdominal, malestar estomacal recurrente o pérdida inexplicable de peso repentina.
La ausencia de una sintomatología específica y la imposibilidad de prevenir este tipo de patología aumenta la importancia de someterse, especialmente a partir de los 50 años de edad, a las pruebas de detección diseñadas para descartar el cáncer colorrectal.
Personas en riesgo
Existen ciertos factores que aumentan el riesgo de que una persona desarrolle este tipo de neoplasia maligna, entre ellos están: la edad, pues este se incrementa a medida que envejecemos; un diagnóstico previo de cáncer, especialmente en el caso de mujeres; la historia familiar, bien sea por la presencia de la enfermedad o por la detección de pólipos; y el padecer por una lapso prolongado de tiempo de una colitis ulcerosa crónica o enfermedad de Crohn.
Otros factores están asociados al uso del cigarrillo, a una dieta alta en grasas y muy aja en fibras, a la falta de actividad física, la exposición ciertos virus, en particular el VPH, la colangitis esclerosante primaria y un bajo contenido corporal de selenio. Algunos estudios indican que el alcoholismo también podría estar asociado al riesgo de desarrollar cáncer colorrectal.
Localizando al enemigo
Existen varias pruebas para detectar el cáncer colorrectal. La primera es un tacto rectal, pues esta maniobra clínica permite palpar el 20% de los carcinomas colorrectales y valorar su grado de fijación al tejido vecino, es por eso que debe formar parte de cualquier exploración física de rutina en adultos mayores de 40 años.
En segunda instancia esta la prueba de sangre oculta en las heces que revela información sobre la actividad en la superficie de los pólipos, adenomas o tumores colorrectales, que dada su fragilidad, liberan pequeñas cantidades de sangre en el excremento.
Esta también la colonoscopia, un estudio que permite observar la mucosa de la totalidad del colon y el recto a través de un tubo flexible con una cámara de vídeo en la punta. Se le
considera el examen más preciso y completo del intestino grueso, aunque suele complementarse con un enema con bario, una prueba que usa sulfato de bario, una sustancia radioopaca que permite abrir el colon y transmitir una imagen precisa de la mucosa a través de rayos X.
Contra este mal
No existe una forma comprobada de prevenir por completo esta enfermedad, pero para reducir el riesgo se recomienda: