SANTIAGO.- Gabriel Boric se muestra cercano a la gente común que acude a él para hacerle peticiones o desearle éxito ante la desafiante tarea que asumirá el viernes, cuando se convierta en el presidente más joven de la era moderna de Chile.
SANTIAGO.- Gabriel Boric se muestra cercano a la gente común que acude a él para hacerle peticiones o desearle éxito ante la desafiante tarea que asumirá el viernes, cuando se convierta en el presidente más joven de la era moderna de Chile.
Boric, con 36 años recién cumplidos, asumirá el cargo presidencial el próximo viernes. Dedica gran parte de su tiempo a reuniones políticas en la “La Moneda chica”, como fue bautizada una casona prestada y convertida en sus oficinas temporales desde que en diciembre último conquistó la presidencia con un 56% de las preferencias en un balotaje electoral.
Incontables personas han llegado hasta el frontis de la “Moneda chica” con la esperanza de verlo, hablarle, ser escuchados, entregarle regalos, cartas con peticiones o para contarle apresuradamente que trabajaron por su triunfo durante la campaña presidencial en la que se impuso cómodamente a su adversario ultraderechista José Antonio Kast.
Nuri Flores, de 71 años, estuvo parada varias horas en el frontis de la casona el viernes pasado porque quería conocer “a mi presidente, desearle suerte”. No supo que esa mañana Boric asistió a un acto en el que se anunció cómo su gobierno incorporará la perspectiva de género en sus políticas de Estado.
Boric no tiene horarios para acercarse a las rejas y conversar con los visitantes. Se muestra amable y cercano, sonriente. Conversa, recibe papeles con mensajes, escucha problemas y, como buen aficionado a las selfies, se retrata a través de las rejas con sus admiradores.
Boric, un egresado de leyes que no se ha titulado, rechaza la corbata, y se desconoce si accederá a ponérsela el viernes, cuando en el salón de honor del Congreso jurará o prometerá “desempeñar fielmente” el cargo de presidente.
El diputado izquierdista, que en una década pasó de líder estudiantil a dos veces diputado y ahora a presidente electo, dice que su “gobierno feminista” significa “cambiar la manera en la cual nos relacionamos, con la que vemos el mundo, que ha estado durante muchos siglos contada por hombres”.
El próximo mandatario asumirá en el marco de una de las más complejas situaciones que ha enfrentado el país sudamericano desde el retorno a la democracia, en 1990, con problemas de seguridad en el norte y en el sur, y con una inflación galopante que se complejizará con el alza en el precio del petróleo tras la invasión de Rusia a Ucrania. Chile importa casi todos sus combustibles fósiles.
Uno de los primeros desafíos de Boric será lograr que el Congreso apruebe una reforma tributaria para recaudar cinco puntos del PIB en cuatro años, para financiar su programa de gobierno que tiene un costo aproximado de 12.500 millones de dólares, que incluye mejorar el salario mínimo y las bajas pensiones básicas, crear 500.000 empleos femeninos y reestructurar el sistema de salud por otro que sea más igualitario, en un país donde quienes pueden pagarla, tienen acceso a una salud y educación mejores.
FUENTE: Con información de AP