Reconocer si se padece de Parkinson no es fácil. Se trata de una enfermedad progresiva que por lo general es diagnosticada cuando ya sus efectos en el paciente son avanzados.
El Parkinson se debe a la falta de producción de dopamina, una sustancia química alojada en el cerebro responsable de ayudar al organismo en la función de movimientos y estado de animo.
El cuerpo, sin embargo, arroja señales con tiempo que, si son interpretadas de buena manera, pueden ayudar en el diagnostico y con un tratamiento adecuado el paciente puede mejorar su calidad de vida.
- Temblor: Los movimientos involuntarios en las extremidades del cuerpo son una señal de alerta. Cabe destacar que también pueden deberse a caídas, exceso de ejercicio o heridas en la zona.
- Tamaño de la letra: Una eventual reducción del tamaño de la letra es un síntoma de mucha importancia. Es normal que las personas mayores disminuyan el tamaño de su escritura, sin embargo, esto es un efecto que se da con el tiempo y no de manera súbita como ocurre cuando se trata de la enfermedad.
- Expresión facial: Una persona con Parkinson no parpadea. Su rostro se vuelve rígido y no es capaz de gesticular con los músculos de su cara. Tienden a confundir pues, su expresión simula enojo o desagrado.
- Curvatura de la columna: El encorvamiento de la espalda, aún estando de pie, debe ser digno de evaluación. Aún más si no se sufre de hernias ni de lesiones en la zona lumbar.
- Falta de olfato: La pérdida del sentido del olfato es otro de los síntomas que pueden servir para diagnosticar Parkinson. Si la persona tiene dificultad para reconocer los olores del plátano, pepinillo en vinagre o canela, debe consultar al médico.
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