MIAMI.-ROSA TANIA VALDÉS
Especial
Observadores sostienen que la batalla final por el futuro de Cuba ha comenzado. Tal vez por esa certeza es que hasta los simpatizantes del Gobierno cubano están instando a las autoridades a que convierta este proceso en un ejercicio de participación ciudadana
MIAMI.-ROSA TANIA VALDÉS
Especial
El VII Congreso del gobernante Partido Comunista de Cuba arranca este sábado en medio de presiones internas que incluyen tanto los reclamos de la oposición como las crecientes peticiones de actores históricamente alineados con la política oficial que están reclamando transparencia en momentos en que la generación histórica se juega su última carta.
Observadores sostienen que la batalla final por el futuro de Cuba ha comenzado. Tal vez por esa certeza es que hasta los simpatizantes del Gobierno cubano están instando a las autoridades a que convierta este proceso en un ejercicio de participación ciudadana que escuche las voces dentro de la isla.
Este congreso llega en un contexto histórico excepcional, que incluye el deshielo con Estados Unidos y el impacto de la reciente visita a la isla del presidente estadounidense, Barack Obama, en marzo pasado.
El propio Obama puso leña al fuego cuando instó al mandatario Raúl Castro a no temer a las voces de los cubanos. Su discurso dejó claro que el enemigo se esfuma y van terminando los viejos pretextos que ayudaron a mantener durante medio siglo el estado de plaza sitiada.
“He venido aquí para enterrar el último resquicio de la Guerra Fría en el continente americano”, dijo Obama frente a Castro, en un discurso que pudieron ver en vivo por la televisión estatal todos los cubanos.
“He dejado claro que Estados Unidos no tiene ni la capacidad ni la intención de imponer cambios en Cuba. Lo que cambie dependerá del pueblo cubano”, apuntó.
Ni con Bola de Cristal
Expertos consultados por Diario Las Américas dijeron que aventurarse a descifrar lo que ocurrirá en la reunión de los comunistas, del 16 al 19 de abril, es un difícil ejercicio, debido en parte, al secretismo con el que han sido tratados los documentos que serán debatidos por los 1.000 delegados que asistirán al evento organizado cada cinco años.
“Para adelantar lo que ocurrirá en el congreso casi es preciso tener una bola de cristal, este asunto es como una caja negra para los observadores”, dijo Pascal Fletcher, experiodista de Reuters en La Habana y analista de temas cubanos.
Sin embargo, dijo, las presiones son grandes.
“En lo económico la presión es muy grande, las personas están clamando por varias vías una mejor remuneración, por una vida mejor, que puedan con su salario acceder a cosas básicas como comida, también hay presión por internet, acceso a Wi-Fi es un debate muy caliente. Se puede tal vez esperar una cierta respuesta a eso”, explicó Fletcher.
“Se escucha la posibilidad de que se puedan abrir procesos de descentralización de gobierno, más poder para gobiernos locales, que puedan arreglar los problemas de la ciudad con menos centralización, tal vez la posibilidad de algún otro candidato más independiente que pase por los filtros del sistema electoral cubano que se distingue normalmente por una lista única y muy bien filtrada”, agregó.
Cubanos exigen participación y transparencia
El diario oficial Granma tuvo que salir a responder los reclamos de ciudadanos y hasta militantes del Partido Comunista que exigieron semanas atrás conocer y poder debatir los documentos que guiarán la reunión que definirá la hoja de ruta económica, política y social del próximo quinquenio.
"Más que desplegar, a mitad de camino, un nuevo proceso de debate a escala de toda la sociedad, lo que corresponde es terminar lo iniciado", dijo el diario.
Y es que contrario a lo que ocurrió en el congreso de 2011, en que fue aprobado un plan de más de 300 reformas económicas dirigidas al mercado, el secretismo ha campeado en los preparativos de esta reunión.
"Mi insatisfacción radica en la falta de discusión de sus documentos centrales, -hasta hoy secretos–, tanto en las organizaciones de base del Partido, como con el resto de la ciudadanía, lo cual califiqué también públicamente como un retroceso en relación con anteriores procesos políticos", escribió Francisco Rodríguez, bloguero y periodista de medios oficiales en la isla.
Rodríguez exigió sin éxito que se postergara el congreso. Pero el periódico Granma refutó la propuesta sin aludir directamente a su demanda.
Integrantes de la opositora Campaña Cuba Decide entregaron recientemente una carta dirigida al Congreso para que faciliten la realización de un Plebiscito Vinculante sobre la transición a un sistema plural y democrático en la isla.
La iniciativa ha sido impulsada por años por el también opositor Proyecto Varela, que cuenta con la firma de 35.000 cubanos que exigen una consulta popular.
Pero expertos consultados no esperan, por ahora, cambios políticos sustanciales.
Fletcher, por ejemplo, se inclina a reducir las expectativas respecto al congreso que comienza el sábado, alegando que el propio Raúl Castro ha reiterado que no pretende restaurar el capitalismo ni el pluripartidismo en la isla.
“Pienso que no se puede esperar un cambio drástico en el sistema político cubano que está consolidado en la constitución de 1976. Cuba es un sistema socialista unipartidista por su constitución. Yo creo que de ahí no se puede esperar un cambio si son percibidos como respondiendo a una presión externa, ahí hay un aspecto histórico”, concluyó.
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