jueves 28  de  marzo 2024
CINE

Cincuenta años después, Aguirre sobrevive a la ira de Dios

En la Florida Atlantic University, en Boca Raton, rinden homenaje al director Werner Herzog y al productor José Koechlin en el 50 aniversario del estreno de una película de culto
Por Luis F. Sánchez

Nunca se sabrá cuál fue la mayor locura, si la expedición de Lope de Aguirre por la amazonía peruana en la búsqueda de El Dorado o la del cineasta alemán Werner Herzog y el productor peruano José Koechlin al hacer una película a inicios de la década de los años 70 sobre las desventuras del conquistador español en 1560.

Al celebrarse el 50 aniversario del lanzamiento del largo metraje “Aguirre, la ira de Dios”, Florida Atlantic University de Boca Ratón, en el sur de la Florida, organizó un homenaje con la presencia de Herzog, de 79 años, y Koechlin.

En el University Theatre lleno de público se proyectó la película que ha sido incluida por el afamado cineasta estadounidense Martin Scorsese en su lista de los 125 mejores films de todos los tiempos.

El largo metraje causó asombro entre los asistentes por su frescura, por su intensidad y mayor fue la admiración cuando en el conversatorio posterior a la proyección de “Aguirre, la ira de Dios”, Herzog y Koechlin revelaron detalles sobre los enormes escollos que tuvieron que salvar para hacer realidad un proyecto que parecía imposible, pero que terminó bien a diferencia de la odisea de Aguirre.

“Este film es tan auténtico que algo así no se puede ver hoy en día”, afirmó Herzog. “El 50 por ciento fue grabado en una primera y única toma, porque no había otra oportunidad. Estábamos sobre un río caudaloso y si no grabábamos en ese momento no podríamos hacerlo jamás. Todo lo hicimos sobre balsas para no hundirnos y yo, con un año de anticipación, recorrí y navegué por todos los lugares donde íbamos a filmar, por lo tanto tenía trazada la logística para la filmación”.

Lo impredecible para Herzog fue el carácter irascible del protagonista principal Klaus Kinski, con quien se conocían desde niños en un pensionado en Munich.

“Doce días antes de finalizar la filmación, en plena amazonía peruana, Kinski anunció que se iba y preparó todas sus cosas para abandonar el campamento”, reveló Herzog. “Kinski tenía un rifle que llevaba a todas partes porque temía ser atacado por las fieras en la selva. Yo me apoderé del rifle y amenacé con matarlo si él abandonaba la filmación. Kinski optó por quedarse”.

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“Sin tí no hubieran habido estas películas”, le dijo Werner Herzog a José Koechlin, en el homenaje en la Florida Atlantic University, en Boca Raton, el 11 de febrero del 2022.

“Sin tí no hubieran habido estas películas”, le dijo Werner Herzog a José Koechlin, en el homenaje en la Florida Atlantic University, en Boca Raton, el 11 de febrero del 2022.

Ese no fue el único problema que hubo que lidiar con Kinski.

“Una noche en el campamento, los alrededor de 40 extras que participaban en la filmación, gente local en su mayoría, celebraban y hacían ruido”, contó Herzog. “Desde otra tienda, donde estaba solo, Kinski comenzó a disparar el rifle contra la tienda donde celebraban sus compañeros. No mató a nadie de milagro, pero las balas pasaron a milímetros de los extras”.

Herzog fue generoso al reconocer públicamente la noche del homenaje que “Aguirre, la ira de Dios” y “Fizcarraldo”, que se estrenaría en 1982 sobre la vida del llamado Rey del Caucho Carlos Fermín Fitzcarrald y que ganó el premio del Festival de Cannes, jamás se hubiesen producido sin la visión y el dinero de Koechlin.

“Sin ti no hubieran habido estas películas”, le dijo Herzog a Koechlin y provocó el aplauso del público en el University Theatre de la FAU.

Koechlin había seguido la carrera de Letras en la Universidad de San Marcos y Administración de Empresas en la Universidad del Pacífico. Por entonces había tenido éxito en la venta de unos terrenos en Huachipa, al Este de Lima, y empezaba su labor como pionero del ecoturismo en el Perú.

“En 1972, buscando promover el turismo en el Perú mediante el cine, coproduje la película ‘Aguirre, la ira de Dios’”, declaró Koechlin en una entrevista publicada en El Comercio de Lima el 18 de febrero del 2017. “Ese film se exhibió en Europa durante tres años consecutivos contribuyendo a traer turistas al país”.

Eran años muy recios en el Perú con la dictadura izquierdista del general Juan Velasco Alvarado. Las importaciones estaban muy limitados, los dólares escasos y la iniciativa privada era muy mal vista para dar paso de manera excluyente al cooperativismo y a las expropiaciones y nacionalizaciones.

“Herzog había ganado un concurso para producir una película para la televisión alemana, llegó al Perú e hizo una presentación en el cineclub del colegio Champagnat”, recordó Koechlin. “Yo había visto sus primera obras que me parecían muy profundas. Me presenté y le dije sencillamente: ‘¿Por qué no haces un largometraje en el Perú’”.

El cineasta aceptó el desafío.

Koechlin remarcó que el acuerdo que alcanzaron fue muy abierto, no se habló de cifras, ni de términos de pago.

“No hubo más estipulaciones”, dijo Koechlin. “Todo se selló con un apretón de manos”.

Ahí se estableció una confianza y una amistad entre ambos personajes que se mantienen intactas durante más de medio siglo.

Al final de la exhibición de “Aguirre, la ira de Dios”, el director Werner Herzog y el productor Jo.jpg
 Al final de la exhibición de “Aguirre, la ira de Dios”, el director Werner Herzog y el productor José Koechlin conversaron con los espectadores y reporteros en la Florida Atlantic University, en Boca Raton.

Al final de la exhibición de “Aguirre, la ira de Dios”, el director Werner Herzog y el productor José Koechlin conversaron con los espectadores y reporteros en la Florida Atlantic University, en Boca Raton.

Koechlin aseguró que nunca hubo una motivación económica en sus proyectos con Herzog.

Con “Aguirre…” había el interés por difundir los atractivos turísticos del Perú, con una nueva fórmula que considera la investigación y la conservación de la biodiversidad y la defensa del bienestar de las comunidades nativas, explicó Koechlin. Y “Fiztcarraldo” tenía el propósito de preservar la invalorable contribución de Fitzcarrald al país.

“Carlos Fermín Fizcarrald es uno de los mayores héroes del Perú y gracias a su lucha personal el país recuperó el departamento de Madre de Dios, en la selva peruana, que había sido invadido por Brasil y Bolivia”, explicó Koechlin. “En lugar de hacerle un monumento pensé que mejor homenaje y mejor difusión a lo que dio al Perú sería dándolo a conocer a través de una película. Correspondía un testimonio más que una estatua”.

El bisabuelo de José, Albert Koechlin, llegó al Perú en 1852. Su abuelo, Alfredo, fue teniente de Estado Mayor del Perú en la Guerra del Pacífico y es Defensor Calificado de la Patria y miembro de la Sociedad Beneméritos de la Patria. Su tio abuelo Ernesto Rivero fue sucesor de Fitzcarrald. Su padre, José Koechlin Rivero, fue diputado por Cañete en los años 40 del siglo pasado.

Con esos antecedentes, a José Koechlin solo le queda continuar ese profundo amor al Perú mostrado por sus antepasados. Él continúa ese espíritu: es un líder empresarial reconocido en el Perú como un visionario enfocado en conservar la biodiversidad y las culturas originarias del país. Es el fundador de la cadena de hoteles ecológicos Inkaterra y tiene involucrados en sus negocios a su esposa, hijos y nietos en esa empresa de preservar lo mejor que tiene el Perú: sus ríos, sus aves, sus orquídeas, su flora y fauna y defenderlos de la brutal depredación causada por la minería ilegal, los taladores de árboles y los traficantes de animales salvajes, entre otras amenazas.

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Afiche de la película “La ira de Dios” con el protagonist Klaus Kinski y el director Werner Herzog.

Afiche de la película “La ira de Dios” con el protagonist Klaus Kinski y el director Werner Herzog.

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