MIAMI.- A los jugadores de los Marlins, y a la fanaticada del béisbol, les cuesta creer que José Fernández haya muerto. En su círculo más cercano dentro del dogout, como es el caso de Marcell Ozuna, todo se hace más difícil.
MIAMI.- A los jugadores de los Marlins, y a la fanaticada del béisbol, les cuesta creer que José Fernández haya muerto. En su círculo más cercano dentro del dogout, como es el caso de Marcell Ozuna, todo se hace más difícil.
"Me resisto a creer que se ha ido tan pronto y me ha dejado solo. Me he quedado sin un hermano", dijo el dominicano al periodista Jorge Ebro de El Nuevo Herald.
Fernández era muy cercano al jardinero de los Marlins y tenían una gran amistad desde que eran compañeros en Ligas Menores. Cuando finalizó el juego del sábado, el cubano invitó a Ozuna a navegar con él.
"Traté de convencerlo para que no se fuera y le dije que no iría con él (Fernández), porque me esperaban en casa mi esposa y mis tres hijos'', comentó Ozuna. "Todo el mundo sabía cómo le gustaba a José la pesca, lo enfermo que era con eso y con su bote. Llevaba dos semanas sin montarlo. Muchos le dijeron que no fuera''.
Antes de irse, Fernández le pidió un último favor a su compañero: Si él (Fernández) no estaba en el campo del Marlins Park a las 10 de la mañana del domingo, que lo llamara rápido para que no se quedara dormido y evitara perderse el entrenamiento con el equipo.
"Caí envuelto en lágrimas, no podía ser, la vida no podía quitármelo así'', reaccionó el quisqueyano cuando recibió la noticia.
FUENTE: REDACCIÓN