"Ellos (los demócratas) van a cerrarlo, no nosotros. No queremos cerrar porque vivimos el mejor período que se conoce en la historia del país", agregó
Si antes de la medianoche de este martes el Congreso no aprueba un presupuesto, aunque sea temporal, Estados Unidos se enfrentará a un cierre administrativo del gobierno, conocido como "shutdown", que provocará la paralización de la mayoría de los servicios federales.
Trump ya proclamó su victoria legislativa en julio, cuando el Congreso aprobó con justeza su "Gran, Hermosa" ley presupuestaria, y considera que no debe dar marcha atrás.
El líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, Mike Johnson, acusa a los demócratas de querer reinstaurar en total 1,5 billones de dólares en gasto sanitario, y asegura que parte de ese dinero es para la sanidad pública de inmigrantes ilegales.
El proyecto de extensión del gasto público hasta finales de noviembre ya fue aprobado por los republicanos en la Cámara de Representantes, donde cuentan con una estrecha mayoría.
Para la aprobación definitiva en el Senado, sin embargo, necesitan al menos siete votos demócratas (60 escaños de 100).
Cierre no conduce a un impago de la deuda
La gran diferencia con cierres anteriores es que en este caso NO se refiere al incremento de la deuda, sino al aumento del gasto administrativo, lo que no conduce a un impago del gobierno respecto a la deuda pública del país.
Poco antes de entrar en una reunión de emergencia con dirigentes de la izquierda, Trump había declarado que los demócratas "van a tener que hacer algunas cosas, porque sus ideas no son muy buenas".
El gobierno "se dirige a un cierre porque los demócratas no harán lo correcto. Espero que cambien de opinión, pero veremos", dijo el vicepresidente JD Vance a la salida del encuentro.
Las operaciones federales [NO] esenciales verán congelar sus fondos y decenas de miles de empleados públicos quedarán [temporalmente] sin sueldo y se interrumpirá el pago de algunas prestaciones sociales [NO] importantes.
Ni el pago del Seguro Social, ayudas suplmentarias a ciudadanos ni muchos otros programas del gobierno son afectados con este tipo de pugnas en el Congreso.
"Todavía hay grandes diferencias entre nosotros", dijo el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer.
"Tenemos enormes diferencias en salud", añadió, tras pedir a Trump que tome la iniciativa.
Sin embargo lo que piden los demócratas es un seguro de salud gratuito para millones de inmigrantes ilegales en EEUU, en particular, los recién llegados.
"Podemos hacer cosas durante el cierre que son irreversibles, que son malas para ellos (...) como despedir a una gran cantidad de personas, o cortar cosas que a ellos les gustan", dijo Trump, en alusión a los demócratas.
Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), 750.000 funcionarios federales podrían encontrarse esta vez en situación de "desempleo" parcial, con una pérdida de ingresos equivalente a 400 millones de dólares.
El último cierre, ocurrido de finales de diciembre de 2018 hasta finales de enero de 2019, durante el primer mandato de Trump, duró 35 días. En ese momento, la CBO estimó que había reducido el Producto Interno Bruto (PIB) en 11.000 millones de dólares.
Estas parálisis por falta de presupuesto son muy impopulares en Estados Unidos, y tanto demócratas como republicanos intentan evitarlas, a veces hasta último momento.
El chantaje como vía
Más aún con la perspectiva de las elecciones legislativas de mitad de mandato en noviembre de 2026, en las que se pondrá en juego la mayoría presidencial en el Congreso. Y es precisamente ese chantaje el que utilizan ahora los demócratas, cuya mayoría ya actúa como radicales de izquierda.
Por ahora, republicanos y demócratas se mantienen firmes en sus posiciones.
Por un lado, los republicanos, liderados por John Thune, proponen una prórroga del presupuesto actual hasta finales de noviembre.
Thune afirma que la izquierda radical sólo desea crear el caos e imponer sus condiciones de despilfarro, algo que resulta inaceptable en el gobierno del presidente Trump.
Los demócratas, por el otro, quieren recuperar cientos de miles de millones de dólares en gastos y derroche del dinero de los contribuyentes para asuntos desvinculados a los trabajadores y empresas estadounidenses.
Aunque los republicanos tienen mayoría en ambas Cámaras del Congreso, el reglamento del Senado establece que un texto presupuestario debe ser aprobado por 60 votos de 100, lo que requiere siete votos demócratas.
El lunes Trump recibió en la Casa Blanca a los principales líderes republicanos y demócratas del Congreso, una reunión que confirmó el estancamiento de las negociaciones y la terquedad de la izquierda radical.
En marzo, con la amenaza de un cierre ya latente, los republicanos se negaron a dialogar con los demócratas por sus ya acostumbradas exigencias surrealistas, que sólo pretenden frenar el avance de los planes de la administración Trump. Ese es su único propósito, no la defensa de los estadounidenses ni sus condiciones de vida en realidad.
Postura intransigente de los demócratas radicales del Senado
En la ocasión anterior, 10 senadores demócratas, entre ellos Chuck Schumer, votaron a regañadientes por una medida republicana de emergencia para evitar un cierre.
Pero su decisión enfureció a la base del partido, que pide a los líderes demócratas que enfrenten a Trump.
Según los cálculos de los analistas de la compañía de seguros Nationwide, cada semana de cierre podría reducir el crecimiento del PIB de Estados Unidos en 0,2 puntos porcentuales.
"El gobierno de Trump podría aprovechar para reducir aún más las subvenciones y los ejecutivos federales, señalan, lo que supondría un cambio significativo respecto a los 'shutdowns' anteriores, en los que los empleados despedidos eran recontratados tan pronto como se restablecía la situación.
De hecho, esta situación favorece políticamente a los conservadores y no a la izquierda, que busca algún aliciente para subir el respaldo de la población que en estos momentos no supera el 30%.
Esta otra estrategia desesperada de la izquierda mediante el chataje y posturas extremistas también le podría jugar en contra, como ha ocurrido en los últimos cuatro años.
El presidente de la Cámara de Representantes Mike Johnson explicó claramente a los medios de prensa que "los demócratas saben bien claro que no se puede aumentar un presupuesto que ya fue aprobado en el Congreso: La Ley One Big Beatiful Bill". "Sólo lo hacen para entorpecer el avance de los exitosos programas y planes del presidente Trump y los republicanos", agregó.
[email protected]
FUENTE: Con información de AFP.