domingo 9  de  febrero 2025
DEBATE POLITICO

Ausencia de Trump lo puso al centro del debate mientras dos cubanoamericanos se peleaban

Desde el inicio ambos contendientes desviaron la atención nacional de los problemas del país e intentaron abogar por una agenda personal, cada una más radical

MIAMI.-RUI FERREIRA
Especial
@ruiefe

Como suele suceder en algunos eventos deportivos, el ganador se alza con el trofeo por ausencia. Así ha sido anoche en el último debate republicano, antes del caucus del lunes en Iowa, cuando la ausencia del empresario Donald Trump terminó por monopolizar los primeros 20 minutos del intercambio y terminó, al final, por ser el 'leitmotiv' de la agenda de todos los candidatos.

Era de esperase y por ello las especulaciones anteriores al debate se centraron en dos aspectos: el impacto de la ausencia de Trump y la posibilidad de que el hecho terminara por contribuir a una lucha, sin cuartel, entre los dos senadores de origen cubano, Marco Rubio y Ted Cruz. Hubo de todo un poco.

Desde el inicio ambos contendientes desviaron la atención nacional de los problemas del país e intentaron abogar por una agenda personal, cada una más radical, en relación a la forma de cómo enfrentar la amenaza terrorista, con una crítica común de trasfondo a las políticas del presidente Barack Obama. Y, por carambola, asociar la postulación de la precandidata demócrata, Hillary Clinton, a una continuación de esas políticas con un matiz, quizá, más débil.

"Mi campaña es para derrotar a Hillary Clinton. Su presidencia sería mucho peor que la de Obama", ha aseverado el senador Marco Rubio en el debate llevado a cabo en Des Moines.

Ambos, se enfrascaron en un debate, por veces agudo, sobre la forma como Estados Unidos debe combatir el Estado Islámico. Cruz fue claro en su propuesta, ha repetido su vieja idea: "Hay que bombardearlos a toda costa. Si soy electo, cambiaré la forma en que el ejército está organizado, tendremos más fondos y ganaremos esta lucha". Rubio fue un poco más lineal: "Vamos a enviar 8.000 bombarderos a acabar con ellos. Haré eso para reforzar nuestra presencia (en la región), es la única forma". Pero no ha explicado donde logrará los fondos para cuadriplicar la capacidad de la fuerza aérea.

No hubo, valga el detalle, un plan de batalla claro. Solo promesas de caras a un electorado conservador ávido de una respuesta esperanzadora a lo que creen es una amenaza exterior. "Cuando sea presidente aquí no entra nadie desde el Medio Oriente sin pasar por un escrutinio claro. Hay que defender a este país y yo soy el indicado para hacerlo", ha aseverado Rubio.

Es difícil de concluir si la afirmación ha calado en el electorado pero es posible que lo que vino después pueda tener algún efecto: Inmigración.

Rubio y Cruz hicieron de eso su caballo de batalla cuando el primero le recordó al segundo que ha variado su postura innumerables veces en los últimos tiempos.

Cruz acusó a su contendiente de buscar un “punto de encuentro” o “medio punto de encuentro” en términos de reforma migratoria, lo cual introdujo cierto tufo “políticamente tóxico” en el ambiente conservador republicano. Como quien dice, “entre todos nosotros que no sabemos que pensar”.

Rubio no se quedó atrás y cuando le tocó el turno acusó a Cruz de mentir. "Eso es una mentira que la campaña de Ted ha construido", a lo cual el aludido ha ripostado acusando al joven senador cubanoamericano por Florida de ser "poco delicado e irse por la tangente".

"Yo jamás he apoyado legalizar a los inmigrantes ilegales. Pero tú has cambiado tus posiciones todo el tiempo. Nadie tiene claro como Marco Rubio piensa", ha dicho Cruz.

Todo lo demás, se desplazó alrededor de estos temas en los cuales los demás participantes se limitaron a secundar algunos argumentos o servir de paisaje en el intercambio.

Mientras, ausente de todo esto, Donald Trump, como había prometido, se dedicó a hablarle a un grupo de veteranos de guerra estadounidenses, su electorado favorito y que no dejó de apoyarlo. En una ceremonia de recaudación de fondos, el empresario ha vuelto a reafirmar que lo suyo es la controversia.

"Yo no quería estar aquí", ha dicho ante la audiencia congregada a pocos metros de la sede del debate. "De veras, quería estar allí". Pero, explicó que "la cadena Fox no lo quiso aunque en las últimas horas ha sido bastante generosa", ha dicho el empresario refiriéndose a las negociaciones de último minuto durante los cuales los ejecutivos prácticamente se le arrodillaron implorando su presencia.

No fue posible porque, después de todo, la cadena nunca aceptó la condición de Trump de que fuera sacada del panel la moderadora Megyn Kelly, con quien tiene un diferendo de proporciones bíblicas.

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