sábado 28  de  junio 2025
WASHINGTON

¿Terminó la amenaza nuclear y terrorista de Irán?

Muchos consideran que los bombardeos de EEUU contra instalaciones nucleares subterráneas desactivaron la amenaza nuclear y terrorista de Irán, otros son más escépticos sobre esa afirmación

Por Leonardo Morales

La ofensiva militar de Israel contra Irán y los grupos terroristas de Hamás y Hezbolá, financiados por Teherán, ha marcado un antes y un después en el Medio Oriente.

El punto clave fue un bombardeo preciso de aviones B2 Spirit de Estados Unidos contra tres de las principales instalaciones nucleares subterráneas iraníes.

Sin embargo, varias interrogantes siguen en pie. ¿Es el ya violado por Irán alto al fuego la culminación del conflicto? ¿Terminó el terrorismo y el peligro nuclear de Irán? ¿Concluyó la guerra? ¿Se verá obligado EEUU a intervenir otra vez?

En medio del proceso de alto al fuego, Teherán volvió a lanzar misiles contra Israel, quien dijo que respondería de forma contundente. Al parecer, Irán sólo busca ganar tiempo para reorganizar sus fuerzas.

El violado alto al fuego

El jefe del estado mayor de Tel Aviv, Eyal Zamir, declaró: “Ante la grave violación del alto al fuego cometida por el régimen iraní, responderemos con fuerza”.

Horas después, Irán informaba la muerte de su segundo jefe del ejército por ataques de Israel, días antes de la frágil tregua.

El régimen chiita dijo en una alocución por la televisión estatal que Irán continuará con su programa nuclear y su defensa, y nada lo detendrá. Esta afirmación responde dudas y preguntas.

Israel indica que no quiere una guerra extendida de desgaste contra Irán. No sería prudente ni aconsejable, porque implicaría billones (trillions) de dólares en un costo económico y militar; y lo peor, la pérdida de miles de vidas y la agónica tensión para sus comunidades. Además, supone el envío por parte de EEUU de arsenal militar y pertrechos imprescindibles, algo que Washington quiere evitar en medio de su ambiciosa plataforma America First.

Los objetivos de Israel y EEUU eran desarticular el programa nuclear iraní dirigido a la militarización con fachada de desarrollo civil, la eliminación física de importantes científicos nucleares iraníes; y por consiguiente, la erradicación del peligro inminente y potencial de Teherán en su camino a la creación de bombas nucleares.

En gran parte, esos propósitos se han cumplido, pero no al 100% como previeron los israelíes.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha dejado claro varios puntos en los últimos días: La guerra de Israel no es contra el pueblo oprimido y amigo de Irán, sino contra sus colonizadores islamistas. Israel jamás permitirá que el régimen chiita fabrique una bomba nuclear en su marcado objetivo de hacer desaparecer el estado judío. El llamado líder supremo Ayatolá, Alí Jamenei, no debe existir físicamente por todo el daño que ha hecho y las miles de muertes inocentes causadas por sus acciones.

Netanyahu está decidido a llevar esta guerra hasta el final, aprovechando que Donald J. Trump se encuentra en la Casa Blanca y es un ferviente admirador y defensor del pueblo israelí. Lo demostró en su primer mandato y en menos de seis meses de su segundo término, se unió en una acción militar histórica y sin precedentes para apoyar la ofensiva de Tel Aviv.

Discusiones con Irán

Trump es un hombre de paz, pero ha reiterado que a veces para lograr la paz se necesita recurrir a la fuerza y el poder de EEUU.

En el inicio de sus planes en Washington, el Presidente no quiere embarcarse en un nuevo conflicto bélico con similitudes al de Ucrania y pidió la rendición de la autocracia iraní de Jamenei, a lo que éste le respondió: “La república islámica de Irán jamás se rendirá frente a la agresión extranjera”.

El líder republicano anunció discusiones con Irán de forma verbal la próxima semana. Por el momento, y es lo que perciben analistas, Trump no busca la eliminación de Jamenei, sino las concesiones del régimen a Occidente. La muerte del ayatolá en estos momentos representaría una desestabilización errónea dentro de Irán, donde la oposición se enmarca en varios movimientos con fisuras internas o penetrados por las fuerzas de contrainteligencia del régimen

EEUU conoce que Jamenei tiene un hervidero de oposición dentro del país y sectores que se afianzan contra la crueldad, la opresión, la falta de derechos y libertades en un régimen que tuvo ya que enfrentar manifestaciones masivas en 2022 con la muerte de Mahsa Amini, una joven kurda iraní que falleció el 16 de septiembre de 2022, detenida y torturada por la Policía por llevar un velo "mal ajustado".

El incidente desencadenó una de las mayores oleadas de protestas de la historia de la República Islámica.

En los días posteriores a su muerte, decenas de miles de iraníes salieron a la calle para expresar su indignación, gritando el lema "Mujer, vida, libertad". Las protestas duraron varios meses y fueron reprimidas con extrema violencia por el régimen de Jamenei.

Informes de organizaciones independientes de Naciones Unidas dan cuenta de 551 manifestantes muertos a manos de las fuerzas de seguridad por disparos con fusiles de asalto, entre ellos 49 mujeres y 68 niños. Más de 30.000 personas fueron detenidas, torturadas, violadas sexualmente a manos de los agentes del régimen.

En 2023 y 2024 se repitieron estas manifestaciones, no de la misma magnitud del 2022, pero igual miles de manifestantes fueron víctimas de otra atroz represión en las calles y abusos y torturas en las cárceles.

Pahlavi: el final del terrorismo iraní

"El fin del régimen está cerca, y ahora es el momento de comprometerse", dijo Reza Pahlavi, hijo del difunto y derrocado Sah Mohammad Reza Pahlavi y su tercera esposa Farah Diba.

El líder opositor también expresó que había recibido indicaciones de miembros de las fuerzas de seguridad de que estaban dispuestos a cambiar de bando y unirse a la oposición.

Irán está considerado como el mayor patrocinador del terrorismo en el mundo y una amenaza latente para Occidente en los últimos casi 50 años.

Desde 1979, el objetivo principal de Irán ha sido perpetuar el terrorismo de estado interno, desarrollar armas nucleares y exportar su revolución islámica a cualquier rincón del mundo, aunque sus aliados (cada vez menos) y defensores lo nieguen.

El régimen brinda apoyo diverso que incluye financiación, entrenamiento y equipamiento a grupos terroristas como Hezbolá, facciones de Al Qaeda, el Estado Islámico, Hamás y otros movimientos.

Estas organizaciones responden al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (GGRI) de Irán, que se fundó para proteger al régimen fundamentalista iraní.

Su unidad de operaciones especiales, la Fuerza Quds, ha proporcionado entrenamiento, financiamiento y armas a milicias y movimientos políticos en Medio Oriente: Barein, Siria, Irak, Líbano, territorios palestinos y Yemen, además de infiltrar espías en toda la región y en el resto del mundo, entre ellos EEUU, donde acaban de ser arrestados 11 iraníes que cometieron graves fraudes de identidad con propósitos nada clericales. Entre ellos, figura un exfrancotirador de la Guardia Revolucionaria Islámica.

El Departamento de Estado de EEUU estimó que Irán gastó más de 16.000 millones de dólares en respaldo al régimen de Bashar Al-Asad en Siria y sus aliados entre el 2012 y 2020. Sólo en este último año se calcula que canalizó más de 700 millones de dólares a los terroristas de Hezbolá.

Como afirman los expertos, Irán no había atacado directamente a Israel, sino que utiliza estos grupos para destruir a Tel Aviv y debilitarlo. Su plan final es un ataque masivo, mediante la amenaza o acción nuclear, para hacer desaparecer a Israel, como lo consideró el primer ministro Benjamín Netanyahu en su alocución al pueblo, tras el inicio de los ataques a Teherán.

“Esta operación se realiza para garantizar la propia supervivencia del pueblo de Israel y frenar el peligro inminente de las acciones aceleradas de Irán con el propósito final de construir nueve bombas nucleares”.

“Con las recientes medidas para militarizar aún más su programa nuclear, lo hubiesen podido lograr en semanas o en pocos meses, tal vez un año”.

Un Israel firme

“El estado de Israel ha tolerado durante décadas las amenazas y las acciones del régimen islámico de Irán, pero llegó el momento de responder al grave peligro que representa este régimen, no su pueblo, para la seguridad y la estabilidad de la región”, especificó Netanyahu.

La masacre del 7 de octubre perpetrada por los terroristas de Hamás contra Israel, con un saldo de más de 1.200 muertos, cientos de heridos y 250 rehenes demostró la amenaza que Irán y sus aliados terroristas representan para el pueblo sagrado.

Tras esa escalada, los hutíes en Yemen y grupos terroristas en Irak, Líbano y Siria lanzaron ataques contra Israel y las fuerzas estadounidenses en el Medio Oriente.

Con el apoyo de Irán, Hamás ha utilizado cohetes, drones y fondos para librar importantes incursiones de guerra contra Israel desde Gaza en 2008, 2009, 2014, 2021 y su ataque más devastador, en octubre de 2023. Esa mañana, Hamás lanzó un brutal ataque no provocado contra más de 20 comunidades israelíes. Entre las víctimas mortales había 30 estadounidenses.

La "Revolución Islámica"

¿Cómo llega al poder en Irán el clérigo de los Ayatolás?

La ruptura de relaciones diplomáticas entre Israel e Irán comenzó en 1979 cuando el régimen de los ayatolás se instauró en el poder mediante la llamada “Revolución Islámica”. Esta fue la primera vez que un clero islámico llega al poder y toma el control del estado.

En el siglo XVI, el chiismo, la rama del islán que se practica en Irán, se convierte en la religión oficial del país. Durante siglos, ambos poderes congeniaron sin problema hasta la segunda década del siglo XX cuando comienzan las discrepancias entre el estado y el estamento clerical, debido a que el estado comienza a centralizar cada vez más el poder y asume funciones que antes pertenecían al clero chiita como la educación y la creación de tribunales de justicia, lo que molesta a los líderes clericales. Todo ocurre bajo la monarquía secular del Sah Mohammad Reza Pahlavi entre 1925 y 1979.

El otro problema de la discordia fue el petróleo, una industria desarrollada por los británicos, quienes se apoderaban de las mayores ganancias. Paralelo a esta situación surgen movimientos nacionalistas que exigen nacionalizar el petróleo iraní, algo que intentan hacer en 1953, pero entre Gran Bretaña y EEUU se impulsa un gran golpe dentro de Irán para restaurar el poder pro-occidental del Sah y dar marcha atrás a la nacionalización del petróleo.

La situación genera una serie de descontentos que se agudizan entre 1960 y en 1963, cuando el Sah impulsa una denominada "revolución blanca" o de "occidentalización": reparte territorios, nacionaliza los bosques, y le da a las mujeres el derecho al voto; sube la edad mínima a los 18 años para que una mujer pueda consumar el matrimonio y su derecho al divorcio. Esto causa aún más enojo en los sectores clericales y es cuando aparece la figura del Ayatolá Ruhollah Musavi Khomeini.

A pesar de la modernización en la sociedad, no ocurre lo mismo en el plano político; es decir, no sucede una democratización política, sino que se mantiene una autocracia que persigue a la oposición y eso genera más fisuras en distintos sectores: los nacionalistas con el petróleo, los líderes religiosos descontentos por la modernización y sectores intelectuales enfrentados al autoritarismo; o una clase media que exige más libertades políticas.

Todo el cúmulo de desagravios se dispara en los años 1970, y en 1977 comienzan las primeras protestas de la clase media, pero al año siguiente esas manifestaciones caen bajo el control de los chiitas.

En 1979, el Sah termina siendo derrocado y regresa Khomeini del exilio e instaura la nueva República Islámica, donde la autoridad suprema es el Ayatolá, se crean la Guardia Revolucionaria y un Consejo Revolucionario y se cierra aún más la sociedad frente al avance moderno: la Teocracia, que hasta hoy es el régimen que impera en Irán.

A partir de aquí, Irán se convierte en una Teocracia y adopta una política abiertamente antiisraelí. Además, abandona las relaciones que había cultivado con Tel Aviv durante la dinastía Pahlavi.

Los vínculos fueron relativamente cordiales en la mayor parte del período de Guerra Fría. La agudización de la hostilidad ocurrió después de la guerra del Golfo Pérsico en 1991.

El enfrentamiento

La rivalidad entre ambos países subió de tensión cuando Israel acusó a Irán de atacar sus buques en el Golfo de Omán. Irán, por su parte culpó a Israel de atacar a sus barcos en el Mar Rojo.

¿Cuándo surge el programa nuclear iraní?

El programa nuclear iraní comenzó durante la dinastía en 1950, pero no fue hasta 1967 que Irán logra tener su primer reactor nuclear que operaba con el 93% de uranio enriquecido y en 1993 se convirtió para que funcionara con el 20% de uranio enriquecido.

En 1970, el parlamento iraní ratifica el Tratado de No Proliferación Nuclear y en 1974, Sah Reza Pahlavi, de tendencia pro-occidental, crea la Organización de Energía Atómica de Irán y anuncia la construcción de 23 plantas de energía nuclear.

Con la Revolución iraní y la toma de la embajada estadounidense en Teherán se rompen las relaciones diplomáticas con Washington, al tiempo que se paralizan todos los proyectos nucleares apoyados hasta ese momento por EEUU y otros países de Occidente. Sin embargo, el nuevo régimen informa a la entidad internacional de energía atómica (OIEA) que reinicia sus programas nucleares.

Pero, el 19 de enero de 1984, el Departamento de Estado de EEUU añade a Irán a su lista de países patrocinadores del terrorismo en el mundo e impone sanciones.

Tanto los miembros de la OIEA como EEUU mantienen durante todos estos años un control riguroso sobre el programa nuclear iraní.

Ante claras señales de que Irán había comenzado a enriquecer uranio a más del 20%, en mayo de 2018, el presidente Donald J. Trump anuncia la retirada del acuerdo nuclear con Teherán, firmado durante el gobierno de Barack Obama en 2015 junto a otros siete países occidentales.

Al referirse al pacto, Trump dijo: “Este fue un acuerdo terrible y unilateral que jamás debió haberse concretado (…) No trajo calma, no trajo paz, ni nunca lo hará”.

“Bajo la estructura decadente e inefectiva de este acuerdo, EEUU y ninguno de sus aliados podrá impedir que Irán obtenga un arma nuclear”, especificó Trump.

Arabia Saudita e Israel elogiaron la decisión, que tenía de trasfondo también un mensaje a Corea del Norte.

Las negociaciones sobre un nuevo acuerdo fracasaron debido a que Irán no quiso hacer concesiones y como resultado, Washington no sólo restableció las sanciones anteriores, sino que hizo más severas las regulaciones financieras.

En cuanto a la producción de petróleo, exigió a Europa reducir al máximo sus importaciones de crudo iraní, lo que provocó un estrangulamiento notable de la economía de Teherán. No obstante, y a pesar del impacto, continuó con su apoyo financiero a grupos terroristas, milicias y guerrillas no sólo en el Medio Oriente, sino en otras regiones del mundo como América Latina.

Informes de inteligencia de varios países y de EEUU confirmaron las intenciones expresas del régimen iraní para fabricar un arma nuclear y llevar un ataque masivo contra Israel y cualquier país occidental considerado enemigo.

¿Y el material nuclear de Teherán?

Al dejar Trump la Casa Blanca en 2021, luego de unas cuestionadas elecciones generales, la efectividad de las sanciones se redujo al mínimo y Teherán, sin ninguna intención de buscar un nuevo pacto nuclear con el gobierno de Joe Biden, aceleró su programa de enriquecimiento de uranio hasta el 60%.

Algunos expertos opinan que casi al 70%, de acuerdo con fuentes científicas anónimas dentro de Irán.

Al mismo tiempo, incrementó su maligna influencia en la región con el respaldo de Rusia y China, que ahora dejaron a un lado a Irán tras la ofensiva de Israel, respaldada directamente por EEUU, y la posterior operación de bombardeo a tres importantes instalaciones nucleares de su programa para el enriquecimiento de uranio: Fordo, Natanz e Isfahán.

¿Fue un éxito la Operación Martillo de Medianoche? Israel, EEUU y expertos nucleares afirman que sí, pero los medios de prensa de izquierda y extrema izquierda en el mundo se empeñan -como era de esperar- en desacreditar el quirúrgico bombardeo.

¿Dónde está el uranio enriquecido de Teherán?, se cuestionan medios de prensa de esa tendencia política en EEUU y el mundo.

Hay varias preguntas en torno al paradero del supuesto “stock” de uranio enriquecido al 60%. Lo más lógico es que el régimen lo haya escondido en un lugar desconocido y ultrasecreto. Y esta es una posibilidad sensata a pesar de todo el riesgo, seguridad y estrategia que implica una acción de esta índole. Pero tal vez Israel no le dio el tiempo necesario para hacerlo y entraron, sin otra opción, en la respuesta inmediata a la ofensiva israelí del 13 de junio con misiles y ataques aéreos intensos.

El otro punto de vista es que la Casa Blanca no ejecuta una costosa operación de bombardeo con sus “murciélagos” B2, sin la certeza de que al menos parte importante de ese uranio, otra cantidad enriquecida y la tecnología para continuar enriqueciendo no estuvieran en las tres instalaciones atacadas de Fordo, Natanz e Isfahán.

Sin embargo, es muy difícil que el régimen iraní haya podido -en absoluto secreto- trasladar más de 400 kilogramos de uranio con todo el protocolo de seguridad que implica, sin que agentes infiltrados en Irán del Mosad (servicio de inteligencia israelí) se enteraran de ese movimiento.

El jefe del Pentágono, Pete Hegseth, y múltiples expertos consultados, incluidos algunos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), reiteraron el 26 de junio que los ataques estadounidenses en Irán fueron un "éxito histórico".

El propio régimen de Irán lo reconoció en un principio a través de un comunicado emitido por el Ministerio de Relaciones Exteriores, aunque un día después cambió su versión. También lo hizo el primer ministro de Israel Benjamín Netayanhu, uno de los más interesados en el éxito real de la operación.

El portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores de Irán, Esmail Baqai, reconoció: "nuestras instalaciones nucleares han sido gravemente dañadas, sin duda, porque han sido objeto de repetidos ataques por parte de los agresores israelíes y estadounidenses".

Hegseth arremetió contra los medios de izquierda, que insisten en descreditar la operación: "El presidente estadounidense Donald Trump ha creado las condiciones para poner fin a la guerra. Diezmando, aniquilando, destruyendo -elijan la palabra que deseen- las capacidades nucleares de Irán", precisó Hegseth en rueda de prensa en el Pentágono, junto al jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Dan Caine.

"Por buscar constantemente escándalos, (...) se están perdiendo momentos históricos", dijo a los periodistas acosadores.

El martes, los medios estadounidenses revelaron un informe preliminar de los servicios de inteligencia estadounidenses, según el cual los ataques contra Irán ordenados por Washington han retrasado varios meses su programa nuclear, pero no lo han destruido por completo.

Múltiples expertos coinciden en que las bombas destruyeron toda la capacidad nuclear de Irán para enriquecer uranio y retrasaron varias décadas su programa nuclear, como ha reiterado el presidente Trump.

Trump: Irán no pudo sacar el uranio enriquecido de Fordo

Los analistas también afirman que puede ser probable que Irán haya sacado el uranio enriquecido de las instalaciones subterráneas de Fordo antes de que se produjeron los bombardeos, pero pudo haber sido lo contrario también. En cualquier caso, lo que importa es que Irán ahora no cuenta con los medios para seguir enriqueciendo ese material hasta el 90% y poder construir una bomba nuclear. Ese es el verdadero impacto.

"Si quieres saber qué está pasando en Fordo, será mejor que vayas allí y lleves una pala bien grande, porque ahora mismo no hay nadie debajo", dijo Hegseth a uno de los periodistas sobre la instalación nuclear subterránea.

Hegseth citó a la directora de inteligencia nacional de Estados Unidos, Tulsi Gabbard, quien afirmó la víspera que "las instalaciones nucleares de Irán fueron destruidas".

También mencionó una declaración del jefe de la CIA, John Ratcliffe, quien aseguró "que el programa nuclear de Irán ha sido gravemente dañado por los recientes ataques selectivos".

Según Ratcliffe, una fuente de información "históricamente fiable y precisa" indicó que "varias instalaciones nucleares iraníes clave fueron destruidas y tendrían que ser reconstruidas en el transcurso de años".

Por su parte, Trump declaró que Irán no pudo desalojar el material nuclear de Fordo.

El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) quiere saber si Irán cuenta todavía con las reservas de 408,6 kg de uranio enriquecido al 60%, que su personal vio por última vez el 10 de junio.

Ese volumen, si se enriquece al 90%, podría teóricamente servir para fabricar más de nueve armas nucleares.

Pero la otra interrogante tras la ofensiva israelí y de EEUU es si Teherán cuenta todavía con la tecnología que necesita para continuar el enriquecimiento del mineral.

En caso de que Irán pueda salvar algo de las plantas de enriquecimiento de uranio en el futuro, será "un trabajo de años", no de meses. "Por ahora, la capacidad iraní de operar reactores y centrífugas (nucleares) está completamente destrozada", argumentó Randy Alan George, el Jefe del Estado Mayor del Ejército de EEUU.

Irán sí tiene uranio enriquecido, pero no tiene cómo desarrollarlo al 90% ni cómo usarlo para otros fines, porque las instalaciones fueron destruidas", subrayó.

Durante una junta de gobernadores al día siguiente del ataque de EEUU, el director del OIEA, Rafael Grossi dijo que dada la carga explosiva utilizada y la naturaleza extremadamente sensible a las vibraciones de las centrifugadoras, es de esperar que existan daños muy importantes.

David Albright, presidente del Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional (ISIS por sus siglas en inglés) y citado por la cadena CNN declaró que “la destrucción de la sala subterránea es bastante posible” y que “puede haber un daño considerable en la sala de enriquecimiento y en las salas adyacentes que sirven de apoyo”.

“Los orificios de entrada más grandes y centrales de las dos agrupaciones en Fordo tienen formas irregulares, lo que sugieren que varias municiones impactaron en el mismo lugar”, señaló N. R. Jenzen-Jones, especialista en municiones y director de la empresa de investigaciones Armament Research Services.

Las imágenes por satélites también muestran cambios significativos en el color de la ladera de la montaña donde se encuentra la instalación.

Tras el ataque, el premier israelí manifestó en un mensaje televisado: “Felicidades, presidente Trump. Tu valiente decisión de atacar instalaciones nucleares de Irán con el impresionante poderío de EEUU cambiará el rumbo de la historia”.

“Durante la Operación León Ascendente Israel ha hecho cosas realmente increíbles. Pero en la acción de esta noche contra las instalaciones nucleares, EEUU ha sido verdaderamente insuperable. Hizo lo que ningún otro país del mundo ha podido hacer. La Historia recordará que el presidente Trump actuó para negar al régimen más peligroso del mundo tener las armas más peligrosas del planeta”.

“Su liderazgo hoy ha creado un punto histórico de inflexión que puede ayudar a Medio Oriente y otras regiones hacia un futuro de prosperidad y paz”

La labor no ha terminado

Para Israel, el trabajo no ha terminado a pesar de los quirúrgicos bombardeos a los principales centros nucleares de Irán y la efectividad de sus ataques a puntos estratégicos de los chiitas.

No obstante, Netanyahu puntualizó el 25 de junio que las instalaciones nucleares de Fordo, uno de los tres complejos alcanzados por el ataque de Estados Unidos, se encuentran "fuera de servicio".

"El ataque contra Fordo ha destruido la infraestructura vital de las instalaciones y ha dejado fuera de servicio la posibilidad de enriquecer uranio durante años", indicó el primer ministro en un comunicado difundido por su oficina.

Mientras, el Parlamento de Irán votaba el 25 de junio a favor de suspender la cooperación con el organismo de supervisión nuclear de Naciones Unidas (OIEA).

"El Organismo Internacional de Energía Atómica puso en juego su credibilidad internacional", señaló el presidente del Parlamento iraní, Mohammad Bagher Ghalibaf, a la televisión estatal.

En su declaración, Ghalibaf anunció que la organización iraní de la energía atómica suspenderá su cooperación con el OIEA, lo que genera más sospechas.

Por su parte, Trump considera -al menos así lo ha dicho públicamente- que los ataques de Israel y la operación aérea de EEUU con el lanzamiento efectivo de bombas GBU/57 B sobre las instalaciones nucleares subterráneas de Irán pusieron el punto decisivo de inflexión en el conflicto.

Los 12 artefactos antibúnker, de 16.000 kilogramos de peso (35.273 libras), lanzados por seis bombarderos B2 penetran una estructura de hormigón de 18 metros (60 pies) o 61 metros (200 pies) de tierra compacta antes de estallar. Son las únicas fabricadas en el mundo capaces de causar tal destrucción subterránea.

Momentos antes del ataque y en plena coordinación y estrategia disuasiva o llamada maniobra diversiva, submarinos estadounidenses dispararon decenas de misiles Tomahawk que cayeron en diversos puntos de Irán.

De acuerdo con otros informes, se calcula que las salas principales nucleares de los iraníes se encuentran a una profundidad de entre 80 y 90 metros.

En medio del conflicto, Netanyahu fue más allá y propuso eliminar al llamado líder supremo de Irán, el Ayatolá Alí Jamenei. La posibilidad de su eliminación física queda abierta.

Y lo mismo podría ejecutarla EEUU en un momento extremo, un ataque israelí con orientaciones precisas de inteligencia de Washington, que el Mosad (agencia de inteligencia israelí), cuyo papel ha sido protagónico dentro de Teherán durante la gran operación militar israelí.

Israel, quien ha recibido pleno apoyo del gobierno del presidente Trump, busca eliminar completamente el régimen iraní y lograr un cambio político radical para la estabilidad de la región.

El régimen de Irán es la cabeza de la serpiente y al cortarla los demás aliados terroristas bajo su protección quedan automáticamente desactivados, sin financiamiento, sin suministros de armas ni capacidad operativa organizada en el terreno.

Tel Aviv lleva casi dos años en guerra. Primero contra el grupo terrorista Hamás, luego contra Hezbolá en Líbano y ahora contra Teherán.

"Israel y EEUU no quieren bajo ningún concepto que Irán logre tener una bomba nuclear. ¿Por qué? Irán ha declarado más de una vez que quiere destruir al Estado de Israel, y porque el Parlamento iraní ha votado una cláusula en su Constitución que llama como deber del gobierno la destrucción del Estado de Israel", resalta Joseph Hage, analista político en temas de Medio Oriente y antiterrorismo, consultado por DIARIO LAS ÁMERICAS.

Las claves para el bombardeo de EEUU

El programa nuclear iraní siempre ha representado un "peligro existencial" para Israel. "Desde 1979, todo el liderazgo iraní amenaza y enseña en doctrina a su pueblo la destrucción del 'gran satán de EEUU' y del 'pequeño satán Israel'", explica Hage.

El presidente ruso, Vladimir Putin, propuso acoger en Rusia los 408 kilogramos de uranio enriquecido de Irán y entregárselos de acuerdo con sus necesidades de uso civil y pacífico. Teherán rechazó de forma rotunda la sugerencia, también las concesiones en un acuerdo que se estuvo negociando durante 60 días de plazo dado por el presidente Trump y que los iraníes asumieron como una distracción, no con la responsabilidad y menos con el deseo de concretar un pacto.

Estas fueron las claves para que Israel iniciara el 13 de junio un ataque masivo contra puntos estratégicos militares y nucleares iraníes.

Con la excepción de Turquía y un tibio Pakistán, Irán se quedó solo con su política de exportación del islamismo radical. Al menos es lo que se percibió durante la ofensiva de Israel con respaldo de Washington.

Rusia, China y Corea del Norte, los principales aliados de Irán, se mantuvieron al margen del conflicto bélico y de la intervención militar de Washington.

Hasta el nuevo gobierno interino en Siria, Jordania, Arabia Saudita, Catar y Emiratos Árabes Unidos se pusieron del lado Israelí. Algunos derribaron decenas de drones y misiles iraníes en dirección a Tel Aviv, otros prestaron su espacio aéreo para EEUU e Israel.

La gira del presidente de Estados Unidos Donald J. Trump no sólo fue un baño de inversiones económicas para Norteamérica, sino la coordinación estratégica de Washington en la región para proteger a Israel.

El capítulo Irán no ha concluido y las próximas semanas serán decisivas no sólo para Israel, sino para el destino inmediato y futuro del históricamente convulso Medio Oriente.

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FUENTE: Con información de AFP y otras fuentes

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