MIAMI.-REDACCIÓN
Una de las mayores críticas que han recibido las construcciones en la isla históricamente se refiere a la fatal costumbre de demeritar la calidad a expensas de entregar la obra rápido. "Están hechos al trozo"
MIAMI.-REDACCIÓN
Un reciente reportaje de la televisión cubana ha pretendido buscar explicaciones y responsabilidades por la “cuestionable” calidad que tienen los apartamentos que les fueron entregados recientemente a los albergados de la capital, una suerte de “beneficiados” que no han recibido otra cosa que una compensación por tantos años de pérdidas como nación.
Según el sitio web Diario de Cuba, el acercamiento que realizó el Noticiero Nacional de la televisión cubana (NTV) al tema mostró que los beneficiados ya se quejan de que los suelos de sus viviendas, hechos de cemento fundido y no de lozas, se han empezado a rajar, a pesar del escaso tiempo de uso que tienen. Pero en la comunidad construida en La Jata, municipio Guanabacoa, al este de la capital de la isla, los suelos son solo una parte del problema.
De acuerdo con Diario de Cuba, las viviendas se comenzaron a construir hace dos años por brigadas de trabajadores procedentes de otras provincias, sobre todo Mayabeque y Matanzas, y los edificios han sido nombrados por eso "Mayabeque 1" o "Matanzas 2". El barrio, aunque ha crecido y sigue creciendo con nuevas edificaciones, todavía no tiene nombre. "Los edificios nuevos", le llaman los guanabacoenses.
Allí han recibido apartamentos albergados de distintos lugares de la capital, desde la misma Guanabacoa hasta el Cotorro, otro municipio capitalino. La categoría de albergado se le otorga en Cuba a personas o familias, muchos de los cuales perdieron hace décadas su vivienda por derrumbes, o por las secuelas de los muy frecuentes fenómenos meteorológicos, como los huracanes.
"Nosotros venimos de la Monumental", declara una señora en el reportaje televisivo, aludiendo a una antigua posada (especie de motel para citas sexuales) convertida en albergue y ubicada en la carretera del mismo nombre. "Llevábamos ocho años albergados cuando nos dieron esta casa hace dos años".
Otras, como Magdalena, refiere Diario de Cuba, vienen haber vivido más de 20 años en ese tipo de albergues y ahora no solo se preocupan por la calidad de las viviendas, sino por “el lío del plomo", una situación que afecta directamente la salud. "Ya había demasiada gente dando positivo a los análisis del plomo en sangre", refiere la entrevistada. Y aunque el tema no es nuevo, porque los vecinos de los albergues de la Yuca se quejan desde hace años de la cantidad de plomo en el terreno, ahora las autoridades han empezado a sacar del lugar a los que más tiempo llevan allí.
“Yo nací en el albergue", dice una joven de 21 años, que vivía en Villa María, otra “comunidad” de las que creó el Gobierno para “ayudar” a los afectados en relación con la falta de viviendas. Para ella, esta es la primera vez que vive en una casa. "Mi abuela y mi mamá están albergadas desde 1993”.
Pero su alegría no dura mucho, porque la felicidad que genera recibir un apartamento se ve frustrada por las condiciones en que se los entregan. Y el caso de Magdalena es bien explícito: "Las casas no son gratuitas", explica. "Tenemos que pagarlas como todo el mundo, y está bien que así sea. Pero el problema es que es muy duro pagar por algo que no está terminado".
Diario de Cuba reseña que la casa de Magdalena no tiene lozas en el piso, lo mismo que las otras, pero ese no es el único problema. "El desagüe del patio nunca “tragó” y la puerta está sin tornillos en las bisagras. Mejor no hablar de las filtraciones. Mi vecina de arriba casi no puede limpiar por culpa del agua que me cae por el techo de la cocina". Y Magdalena tiene que pagar su apartamento como "nuevo".
La muchacha de Villa María cuenta que cuando llegó a su apartamento nuevo no pudo resistir la decepción. "Los cuartos no tenían puertas y el agua que se filtraba del apartamento de arriba salía por los tomacorrientes. No podíamos encender la luz".
Baños terminados a golpe de cemento... Los albergados no merecen azulejos. (A. ZAMORA/Diario de Cuba)
Todos los arreglos los tienen que costear los nuevos habitantes, a pesar de que paradójicamente el apartamento todavía está dentro de su tiempo de garantía. Las casas "no tienen azulejos en el baño o en la cocina. En la escalera tampoco hay lozas, todo es el cemento crudo. El edificio tiene unos meses de entregado y ya se caen los pedazos de cemento de las escaleras".
No hay jardines, ni alumbrado público y muchos ni siquiera tienen aceras, denuncia Diario de Cuba. Aunque los edificios cuentan con tanques y cisternas, el agua no entra "porque no han terminado la instalación de las tuberías", según explican los vecinos.
Otra realidad
Dos de los edificios cercanos al de Magdalena sí tienen azulejos y lozas y el acabado es evidentemente superior. "Es que esos eran de los militares", explica un vecino. "Ellos los donaron para los albergados", refiere, mientras la muchacha de Villa María matiza: "Los donaron porque no querían vivir aquí con nosotros".
"Decían que esto estaba lleno de delincuentes, pero no es verdad. Aquí hay de todo, pero hay gente decente también", afirma y señala la calle que divide dos grandes bloques de edificios. "De la calle para allá viven los militares. De la calle para acá empieza la favela".
La terminación, incluso con intentos de jardinería, beneficia a los "militares" por encima de los "albergados". (A. ZAMORA/Diario de Cuba)
Los militares no se limitan para demostrar que no quieren mezclarse con los albergados. Sus edificios tienen lozas y azulejos, jardines, aceras, alumbrado público. La brigada que construye para ellos es la misma que lo hace para los albergados, sin embargo, la diferencia en la calidad de los apartamentos salta a la vista y aunque se supone que todas las construcciones son de "bajo costo", es obvio que en unos se gasta mucho más que en otros.
Otro punto de vista
En una comunidad similar que se construye en Alamar, en el litoral norte del este habanero, el ahorro está en la mano de obra, pues emplean reclusos. Pero no cualquier tipo de recluso, todos los trabajadores saben de construcción, algunos de ellos incluso son especialistas, dice Diario de Cuba.
Los apartamentos tienen todos tres cuartos amplios. Los azulejos de pisos, baños y cocinas combinan a la perfección. Tienen agua fría y caliente en baño y cocina. Las plantas bajas llevan rejas de protección en las ventanas y en los patios. Los constructores han ubicado bancos y han plantado césped y flores en los jardines.
"Aquí no tenemos pisos de mortero. Esos pisos, por muy bien que uno funda este cemento, siempre terminan rajándose", dice uno de los responsables de la brigada.
En el reportaje del NTV un ingeniero entrevistado dijo que no es un problema de presupuesto, que el valor de un piso con lozas es el mismo que el del cemento fundido. "¿Entonces por qué no nos ponen lozas?", pregunta Magdalena en La Jata.
Diario de Cuba cita a Orlando, un profesor retirado, quien opina que "es la persistencia de la pobreza. Aquí no hay un verdadero programa para sacar a la gente de la miseria, no hay trabajo social ni proyectos sociales que ayuden".
Una de las mayores críticas que han recibido las construcciones en la isla históricamente se refiere a la fatal costumbre de demeritar la calidad a expensas de entregar la obra rápido. "Están hechos al trozo", dice un constructor y su opinión parece confirmada por un funcionario de la brigada matancera que trabaja en la Jata. "Ojalá pudiéramos poner lozas, para quitarnos las quejas de encima, pero en los contratos de esos edificios no hay ni lozas ni azulejos. Esos edificios ya están terminados", dice. Para los que les fabrican a los militares "sí hay de todo en el contrato".
Y al indagar sobre el porqué de esta diferencia, el funcionario refiere algo que tiene muy claro: "Es que esos apartamentos son para albergados", dice como si la respuesta fuera una perogrullada. Y en esa sentencia se basa Diario de Cuba para dar contestación a los tan preocupados periodistas del NTV.
Elaborado con información publicada originalmente en Diario de Cuba
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