MIAMI.-SERGIO OTÁLORA
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Algunos jueces podrían oponerse, en distritos muy conservadores, a casar a parejas del mismo sexo pero con su negativa podrían enfrentar demandas
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Cuando el cinco de enero de este año una corte federal de Miami dio autorización para que el secretario de las cortes pudiera expedir licencias de matrimonio para parejas del mismo sexo, algunos sectores conservadores guardaron la esperanza de que la última instancia, la Corte Suprema de Estados Unidos, dejara en manos de los estados cualquier decisión sobre ese espinoso tema.
Pero este viernes cinco magistrados, de la máxima magistratura de la nación, estuvieron a favor de legalizar el matrimonio igualitario en los 50 estados, y cuatro se opusieron a esa posibilidad. Esta decisión histórica tuvo en el sur de la Florida reacciones encontradas.
El arzobispo de Miami, Thomas Wenski dijo que la decisión de la Corte, al ser un acto del deseo y no de un juicio legal, “es una receta para la tiranía”. Recordó lo que, a su parecer, han sido las equivocaciones históricas de la Corte, como la de haber apoyado en el siglo XIX el racismo, en el siglo XX el aborto, y ahora en el siglo XXI, la disolución de la familia con una decisión que “al perder el entendimiento del matrimonio en nuestra cultura como la unión conyugal de un hombre y una mujer en un permanente y exclusivo compromiso que da la bienvenida y cría hijos nacidos de esa unión, se debilita la familia como célula básica de la sociedad”.
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Anthony Verdugo, presidente de la Coalición de Familias Cristianas, fue un paso más adelante que el arzobispo Wenski, y calificó la decisión de la Corte como “ilegítima e inconstitucional”. Esgrimió como uno de sus argumentos centrales para oponerse que “no hay ninguna parte en la constitución que reconozca el llamado matrimonio homosexual como un derecho constitucional. Por eso simplemente nosotros no lo aceptamos ni lo reconocemos. Con licencia o sin licencia”, aseveró Verdugo.
Afirmó, además, que la mayoría de los estadounidenses está a favor de la definición tradicional del matrimonio como la unión entra un hombre y una mujer, y desconoció todas las encuestas que muestran lo contrario: “Esas encuestas son un invento, no existen. Los extremistas homosexuales quieren que los acepten porque lo dijo la Corte. Pero el pueblo americano y el cristiano no aceptan eso”.
Valores conservadores
Estas reacciones contrastaron con la del congresista federal republicano Carlos Curbelo, del distrito 26 del sur de la Florida, quien en un comunicado señaló que la legalización del matrimonio entre parejas del mismo sexo, por parte de la Corte Suprema, está en concordancia con los valores conservadores: “el Gobierno no debe imponer ninguna definición de matrimonio sobre un individuo, familia o iglesia. Al permitir las uniones gay, les estamos dando a estos individuos, que enfrentaron años de injustos prejuicios, la oportunidad de experimentar el mismo tratamiento dado al resto de parejas estadounidenses”.
Otro grupo republicano del sur de la Florida – Log Cabin Republicans- también destacó como uno de los principios fundamentales de los republicanos “la libertad personal. Dicha libertad se le debe conceder a todos los estadounidenses. La libertad individual no debe ser exclusiva de algunos; debe ser siempre algo legítimo para todos. Nosotros apoyamos de manera decidida esta decisión [de la Corte] porque es acorde con nuestros principios conservadores de libertad individual”.
Es un primer paso
Desde diferente espectro ideológico, Tony Lima, presidente de SAVE -una organización defensora de la comunidad LGTB – consideró que la Corte ha tomado una decisión histórica, pero aclaró que aún falta recorrer un gran camino en el tema de los derechos civiles.
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“[El matrimonio igualitario] es el primer punto para llegar a que en este país haya igualdad completa”, subrayó Lima, “pero tenemos que pensar ahora mismo que en este país si uno es gay, lesbiana, transexual o bisexual puede perder su trabajo, se le puede negar los servicios públicos o la vivienda; por lo tanto, la igualdad completa no ha llegado”, añadió.
En ese sentido, también advirtió que en la Florida, “una persona LGTB puede perder su trabajo. Seguimos en la lucha por la igualdad”.
El ex comisionado de Miami Beach y abogado Michael Góngora, consideró que en la eventualidad que un juez se negara a casar a una pareja del mismo sexo, “tiene el derecho a interpretar las leyes y determinar qué dice la Constitución. El mundo va cambiando y a veces también las opiniones legales. La Corte siempre ha sido el departamento del gobierno que debe corregir estas cosas que no son justas”.
En distritos muy conservadores de estados donde era legal el matrimonio entre parejas del mismo sexo, hubo jueces que, por razones ideológicas o de conciencia, no quisieron casarlas.
Es probable que eso pueda pasar en estos momentos, a pesar del fallo de la Corte. Pero tales jueces serían demandados porque esas bodas ya no están bajo su discrecionalidad, porque es su deber, su obligación a la luz de la decisión de la Corte Suprema.
De acuerdo con los expertos consultados, las demandas contra jueces que no quieran cumplir su obligación serían exitosas en un 95% de los casos. Está casi garantizado que todas las cortes del país ejecuten lo establecido por el Supremo cuando consideró que prohibir la unión entre parejas del mismo sexo viola la decimocuarta enmienda que garantiza los derechos ciudadanos y la protección igualitaria ante la ley.