Las autoridades meteorológicas alertan sobre una actividad ciclónica por encima del promedio histórico; condados del sur floridano intensifican planes
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IA D. CASTROPÉMIAMI.- Los meteorólogos pronostican que la temporada de huracanes de 2025, que inicia este 1 de junio y concluye el 30 de noviembre, será más activa de lo normal. En respuesta, las labores de preparación ya comenzaron en Florida.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) pronostica entre 13 y 19 tormentas con nombre, de las cuales entre seis y diez podrían convertirse en ciclones, y entre tres y cinco alcanzarían la categoría de huracanes mayores.
En este contexto, la Universidad Estatal de Colorado (CSU) prevé 17 tormentas con nombre, nueve huracanes y cuatro de gran intensidad, cifras superiores al promedio histórico. Por su parte, The Weather Company anticipa hasta 19 tormentas con nombre, nueve huracanes y cuatro huracanes mayores.
A nivel estatal, las autoridades han intensificado las campañas de preparación. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, y senadores como Rick Scott han realizado giras y conferencias para instar a los residentes a abastecerse de suministros esenciales, revisar pólizas de seguro y conocer sus zonas de evacuación.
Adicionalmente, DeSantis afirmó que el estado dispone de la Guardia Nacional, equipos de búsqueda y rescate, y que se han preparado refugios y recursos logísticos para responder rápidamente ante cualquier emergencia.
El mensaje es claro: la preparación individual es clave, ya que la ciencia de huracanes aún no permite predecir con exactitud dónde y cómo impactará una tormenta. Un solo huracán puede tener consecuencias devastadoras, como ocurrió en 1992 con el huracán Andrew en Miami.
Los condados de Miami-Dade, Broward, Palm Beach y Monroe, históricamente los más afectados por huracanes en Florida, están considerados entre las zonas de mayor riesgo por su densidad poblacional y ubicación costera.
Las autoridades locales han anunciado el reforzamiento de las campañas informativas sobre zonas de evacuación y señalaron que han actualizado mapas interactivos para que los residentes puedan identificar rápidamente su zona y prepararse en caso de una orden de evacuación.
En Miami-Dade se emitieron recomendaciones específicas en caso de que exista la necesidad de acudir a un refugio, pero también se pidió a la comunidad mantenerse informados y seguir las instrucciones de los funcionarios de seguridad pública. El énfasis radica en la importancia de tener a mano un equipo de emergencia y actuar con rapidez ante las órdenes de evacuación.
En cuanto a Broward y Palm Beach, las autoridades intensificaron simulacros y campañas de información, conhincapié en la preparación de viviendas y la planificación familiar ante posibles evacuaciones.
Por su alta exposición, Monroe, condado de los Cayos de Florida, anticipó un incremento en los sistemas de alerta y ha realizado simulacros de evacuación masiva, además de campañas para asegurar embarcaciones y propiedades ante marejadas ciclónicas.
Organizaciones comunitarias y centros de salud, como Care Resource, también pusieron en marcha campañas de concienciación y guías de preparación no solo en inglés, sino también en español, para las comunidades vulnerables del sur de Florida.
Un análisis de los sistemas de planificación de oleadas de tormenta muestra que los condados de Miami-Dade, Broward, Palm Beach y Monroe cuentan con mapas de riesgo que identifican las poblaciones que requieren evacuación según la intensidad del fenómeno meteorológico.
La experiencia reciente del huracán Milton, en octubre pasado, validó muchas de estas proyecciones de riesgo, proporcionando datos empíricos sobre los patrones de vulnerabilidad en la región, de acuerdo con un estudio al que tuvo acceso DIARIO LAS AMÉRICAS.
Miami-Dade implementó un sistema de cinco zonas de planificación para oleadas de tormenta, identificadas de la A ala E, que determinan el riesgo acorde con la intensidad del huracán.
La Zona A representa el área de mayor riesgo, siendo vulnerable a huracanes de categoría 1 y superiores, mientras que la Zona B enfrenta amenazas desde la categoría 2 en adelante. Este sistema progresivo continúa con la Zona C para categorías 3 y superiores, la Zona D para categoría 4 y la Zona E exclusivamente para huracanes de categoría 5.
Las áreas identificadas como de mayor vulnerabilidad incluyen todas las casas móviles, independientemente de su ubicación, lo que obliga a los residentes de este tipo de viviendas a evacuar ante cualquier orden por huracán. Según datos oficiales recientes, existen 81 refugios con capacidad para albergar hasta 112.000 personas en situaciones de emergencia.
Broward mantiene un sistema de evacuación más simplificado, con dos planes principales que responden a diferentes intensidades de huracanes. El Plan A de evacuación se activa típicamente para huracanes de categoría 1 o 2, y requiere la salida de todos los residentes al este del canal intracostero, residentes de casas móviles, y de zonas bajas o cercanas a masas de agua de marea.
El Plan B, en este condado situado al norte de Miami, se implementa para huracanes de categoría 3 o superiores, expandiendo la zona de evacuación hasta incluir todas las áreas al este de la Ruta 1 (Federal Highway).
La infraestructura de refugios incluye 41 escuelas públicas que sirven como albergues durante huracanes, con 34 centros educativos designados como refugios básicos y cinco para necesidades especiales.
Palm Beach desarrolló un sistema de seis zonas de evacuación, con consideraciones geográficas y de construcción. La Zona A abarca todas las viviendas que requieren evacuación obligatoria, entre ellas casas prefabricadas/móviles y viviendas con estructuras vulnerables.
Las Zonas B, C, D y E se extienden a lo largo de la costa este del condado, mientras que la Zona L corre a lo largo del Lago Okeechobee. Se dispone de 15 refugios de evacuación para el público general, dos para personas con necesidades especiales y uno más que acepta mascotas.
Monroe representa el escenario de vulnerabilidad más extremo entre los cuatro condados, dado que se encuentra en una zona de inundación, y los huracanes de categoría 2 y superiores provocan niveles de oleada de tormenta que amenazan la vida de los residentes.
La característica más alarmante es que los huracanes de categoría 3 y superiores traen “niveles catastróficos de destrucción”, sin refugio seguro dentro del condado.
El protocolo de evacuación es inequívoco: Monroe emite órdenes de evacuación obligatoria fuera del condado para visitantes y residentes cuando una tormenta de categoría 2 o superior amenaza el área.
La temporada de 2024 fue una de las más intensas y destructivas en la historia reciente del estado. Tres huracanes tocaron tierra en Florida: Debby, Helene y Milton.
Debby llegó a tierra por la zona del Big Bend como categoría 1, con daños relativamente menores, pero marcó el inicio de una temporada activa, tal como lo habían anticipado las proyecciones meteorológicas.
Helene, con categoría 4, fue el huracán más fuerte jamás registrado en la región. Causó inundaciones históricas y marejadas de hasta 12 pies, afectando incluso áreas tan al sur como Sarasota. Es considerado el ciclón más mortífero en Florida desde Katrina en 2005.
Milton alcanzó categoría 5 en el Golfo de México (hoy Golfo de América) y tocó tierra cerca de Siesta Key como categoría 3. Se destacó por su rápida intensificación y por provocar el mayor brote de tornados asociado a un ciclón en la historia de Florida, con 46 confirmados, y daños estimados en 34.6 mil millones de dólares.
Las autoridades declararon estados de emergencia en decenas de condados, incluyendo Miami-Dade, Broward, Palm Beach y Monroe, y se realizaron evacuaciones masivas en zonas vulnerables.
El impacto acumulado dejó miles de viviendas dañadas, cortes de energía, inundaciones y un arduo proceso de reconstrucción, especialmente en la costa oeste y áreas metropolitanas del sur de Florida.
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