CAMILA MENDOZA
@camila_mendoza
Por primera vez y de forma exclusiva el empresario argentino rompe el silencio tras perder América TeVé, y revela lo que significó para su vida ser reconocido recientemente con un Silver Circle Award por su aporte a la industria televisiva
CAMILA MENDOZA
@camila_mendoza
No hay cansancio en su rostro y asegura no albergar ningún tipo de rencor. Omar Romay está cerrando un ciclo de sobresaltos, acompañado de dos grandes pérdidas: la muerte de su padre Alejandro Romay, ‘el zar’ de la televisión argentina, y el fracaso tras una ardua disputa legal que finalizara el 2015 con la pérdida de América TeVé, estación local que fundara hace 17 años.
Si algún disgusto le produjo este último acontecimiento, no se le nota. En esta entrevista, concedida en pleno carrusel vital, asegura sentirse cargado de esperanza y manifiesta estar despojado de cualquier sentimiento de rabia e impotencia.
A solo días de haber recibido un ‘Silver Circle Award’ por parte de la Academia Nacional de Televisión, Artes y Ciencias, que homenajeó su trayectoria, el empresario comparte sus emociones, expía sus culpas y, por primera vez, abre su corazón compartiendo los hitos que han marcado su vida en los últimos cuarenta años, en especial desde su arribo a Miami cuando llegara a fundar y dirigir ‘el canal de los cubanos’.
El pasado 2015 falleció su padre, se cumplieron 40 años de su secuestro en Argentina, celebró cuatro décadas de matrimonio y asumió el resultado de un juicio en el que perdió América TeVé, ¿qué lecciones dejó ese año?
Fue de mucho aprendizaje porque entendí mis limitaciones. La mayor lección es que hoy en día no hay un miedo que me paralice, porque sé que tengo la plasticidad para aceptar el momento del cambio sin combatirlo, y buscando siempre un nuevo destino.
Revaloricé lo que tengo: salud, una familia que me apoya y el reconocimiento de más de 40 años de trabajo y de éxitos. La entrega del canal fue dura, pero lo sacrifiqué como lo que era, un pedazo de mi vida, no lo que me definía como ser humano.
¿Qué significó recibir el "Silver Circle Award" luego de esa pérdida?
Es muy especial porque vino a coronar el cierre de un ciclo. Un periodo que comenzó cuando llegué a Miami desde Buenos Aires, en 1998, y que duró hasta ahora. Fueron 17 años que había que sellar de alguna manera, y este reconocimiento lo hizo.
Recientemente se cumplieron 40 años de un secuestro del que usted fue víctima de en Argentina, ¿qué huellas dejó ese episodio? ¿Cómo lo recordó?
Casualmente ese secuestro se desarrolló en diciembre de 1975, y cuarenta años más tarde durante ese mismo periodo de tiempo me tocó enfrentar el juicio. Sentí que de alguna manera el proceso extorsivo se repetía.
La diferencia es que en el 75 estuve 19 días encadenado a una cama, con los ojos vendados y con amenaza diaria de muerte. Después de vivir eso, la mente está preparada para sobrevivir a todo, y uno posee la visión necesaria para valorar lo que se ha hecho en la vida.
¿A qué se ha dedicado tras dejar la dirección de América TeVé?
En un inicio estuve tratando de articular palabras y verbalizar lo que había pasado. Haciendo un esfuerzo por entender el pasado reciente, el futuro próximo y en la búsqueda de encontrar la salud física, mental y espiritual para construir el futuro ciclo de mi vida.
¿Y que traerá este nuevo ciclo?
No lo sé, me agarraste en un mal momento porque aún estoy concluyendo procesos.
Estoy dándome el tiempo necesario para dar el próximo paso, y lo hago con esperanza. Creo que esa es la tarea más importante que todos los seres humanos tenemos, incluso cuando enfrentamos las peores dificultades, hay que mirar el futuro con optimismo.
Hay una herida emocional que esta sanando, pero me dispongo a explorar nuevos caminos porque creo que sufrir es un error y quedarse en aguas estancadas no permite evolucionar. El dolor es un sentimiento muy ingrato e injusto para el ser humano. Ninguno de nosotros merece quedarse ahí. Todos merecemos superar el dolor.
¿Son ciertos los rumores que apuntan a que usted volverá a comprar un canal de televisión?
Por disposiciones legales no puedo volver a la televisión por lo menos por un año más. Pero no lo sé, creo que ahora es momento de invertir en mi familia.
Finalmente la trascendencia no nace del esfuerzo efímero que se hace a través del trabajo, nace por medio de un esfuerzo que es mucho más básico y esencial, que es ayudar al desarrollo profesional y espiritual de los hijos.
¿Descarta volver a involucrase en la televisión?
El problema es que la televisión es un virus que lo llevas en la sangre, y cuando penetra es absolutamente imposible entender la vida desde otro lugar. Este negocio tiene que ver con mi identidad y el legado de mi papá. No podría responderte esa pregunta todavía.
En 2015 falleció su padre Alejandro Romay, quien recibió una despedida marcada por innumerables homenajes en su natal Argentina, ¿cuál es el legado más importante que recibió de él?
Papá fue un hombre muy humilde de Tucumán, alguien que conoció la pobreza y supo aprovechar las oportunidades que la vida le dio como locutor y empresario. Tuvo la enorme capacidad de ser un puente para mucha gente a la que descubrió, y a quienes les dio una primera oportunidad.
Creo que el mayor logro de cualquier ser humano es poder construirse a sí mismo, pero sin duda convertirse en instrumento para la formación y la realización de otros, es el mayor legado que un hombre puede dejar.
Paradójicamente el año 1974 el peronismo le expropió su canal de televisión. A punta de pistolas lo sacaron de su oficina y no le permitieron volver a su empresa. Yo recordaba lo duro que había sido eso y como él se había repuesto. Papá perdió todo y se rehízo. A mí me toca hacer lo mismo.
¿Qué hizo luego de recibir el veredicto del juicio?
Respiré profundo… teniendo claro quién soy y lo que he hecho. Lo más duro fue pasar por el proceso de escuchar el veredicto, porque están hablando de una persona con la que uno no se identifica en lo absoluto. Pero no quedó más que aceptar la decisión, aunque me haya parecido disparatada.
¿Realiza algún mea culpa?
A pesar de que tengo las herramientas internas para autocriticarme, y lo he hecho duramente toda mi vida, no encuentro los errores o desaciertos. La entrega la hice honestamente y si tuviera 40 años y me presentaran la misma oportunidad, lo volvería a hacer
¿Por qué cree que ha ganado tantos enemigos a lo largo de su carrera?
Porque en esta industria existe un ego muy grande, yo lo tengo y todos lo tenemos. Además hay muchos intereses materiales en juego.
América TeVé posee un lugar invaluable en el corazón de esta comunidad, ¿en qué cree que radica el éxito del canal?
Las grandes cadenas nunca apostaron por el mercado del Sur de La Florida, y eso generó una gran oportunidad para nosotros. Por otra parte, el cubano era una rara ave… ellos no querían trabajar para otros cubanos, y ahí surgió el desafío.
Fuimos capaces de construir una programación, con muy pocos recursos, que le habló a Cuba y al exilio. Demostrando que la comunidad sí construía un mercado interesado en contenido propio. Ahí radica el éxito de América TeVé. Un lugar que pudo construir fidelidad, sintonía y hoy constituye una marca imborrable.
¿Considera que fue un hombre soberbio mientras estuvo a la cabeza del Canal 41?
No creo haberlo sido. Soy una persona humilde, porque siempre entendí que mi familia vino desde muy abajo.
He cometido errores y he pedido disculpas muchas veces porque no soy perfecto, nadie lo es. Pero cuando pongo en una balanza mis errores y aciertos veo un resultado positivo.
¿Qué más perdió aparte del Canal 41?
Una parte importante de mi patrimonio… y la oportunidad que me había dado la comunidad cubana de construir un medio y llegar hasta sus hogares a través de un vínculo invaluable.
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