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MIAMI.-El fiscal general Jeff Sessions, en su intervención este miercoles en uno de los muelles del Puerto de Miami, puso al condado Miami-Dade como ejemplo de la acción de la Policía y su tarea de hacer respetar la ley.
El fiscal enfatizó en que la administración del alcalde Carlos Giménez, “está trabajando con los federales y no en contra de ellos”. Agradeció al edil condal por su liderazgo y su colaboración con los autoridades de inmigración.
Durante varios momentos de su intervención Sessions criticó a Chicago por ser una ciudad santuario. “Es un triste ejemplo. Es una ciudad con una población parecida a la del Condado Miami-Dade, pero en Chicago ha habido 437 muertes más que en Miami”, acotó.
Indicó que “es un problema muy serio para los residentes cuando las autoridades locales no cumplen con los pedidos de ICE”. Puso varios casos de “ilegales criminales”, que no fueron detenidos o fueron dejados en libertad.
Ante esa situación, se preguntó “cómo los políticos no hacían nada frente a tantas historias de delitos cometidos por los ilegales”. Y añadió: “estos depredadores crecen cuando no hay leyes, al igual que crecen el tráfico de drogas y el delito”.
Insistió en que las jurisdicciones santuario “dan espacio al crimen”. En clara referencia a cuando las autoridades detienen indocumentados y los remiten inmigración, Sessions dijo que “la policía no es el problema, sino esas ciudades santuario. Y se escandalizan cuando pierden los fondos federales. Pero es claro que reducir el delito en Estados Unidos es el objetivo del presidente Trump”.
Al final de su discurso, Sessions recordó que en Chicago las investigaciones por los delitos es una de las más lentas del país. Solo uno de cada cuatro criminales son identificados, según estadísticas del fiscal general, quien pidió a condados y municipios que “trabajen con nosotros, ayúdenos a mantener seguras las comunidades. Nosotros no tenemos la obligación de mantener a ilegales y criminales”.
Y remató con una cifra: “el día de la independencia hubo 100 tiroteos y 15 asesinatos en Chicago. En Miami-Dade, no hubo ningún delito”.
Encubrimiento
Antes de Sessions habló el director encargado de la agencia de inmigración y aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), Tom Homan, quien pidió que “llegue a su fin la política de las ciudades santuario”.
Indicó que ICE “hará cumplir la ley migratoria porque esa es nuestra misión”. En tono enfático aseguró que “no les quepa la menor duda: las jurisdicciones santuario son una amenaza para los estadounidenses. Ponen a todo el mundo en riesgo”.
Añadió que “miles de crímenes han sido cometidos por quienes entraron de manera ilegal y que se habrían podido evitar”. Reiteró que “quienes entran a este país sin documentos cometen un delito, al igual que quienes los encubren o protegen”, acotó.
“Mi esperanza es que otras jurisdicciones sigan el ejemplo de Miami-Dade”, concluyó Homan.
Cabe anotar que el alcalde Giménez no habló en este evento. Y fue notable la ausencia de la fiscal estatal del Condado Miami-Dade, Katherine Fernández Rundle.
La ACLU protesta
Al tiempo que se daba la visita de Sessions a Miami-Dade, la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) emitió un comunicado en el que Lorela Praelli, directora de políticas de inmigración, afirmó que "las ciudades santuario mejoran la seguridad pública, protegen a los inmigrantes y promueven la confianza entre las comunidades y la policía. En lugar de proteger a los floridanos, el alcalde Carlos Giménez dio la espalda a la comunidad y Miami-Dade se convirtió en una extensión de la fuerza de deportación masiva de Trump”.
Praellí precisó que “esta decisión, alentada por la administración [de Trump], no tiene que ver con la seguridad pública, sino con la intención de avanzar políticas hostiles hacia los inmigrantes por todos los medios posibles. La administración no puede obligar a la policía local a ceder sus responsabilidades y violar la Constitución en favor de la agenda del gobierno federal”.