MIAMI.- LAURA RIVERA
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El Pontífice hizo una gira sin descanso que incluyó discursos contundentes ante líderes de la ONU y el Congreso, al que ningún otro Papa había llegado, y la visita al Memorial de los atentados del 9/11
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El paso del Papa Francisco por Estados Unidos consiguió movilizar no sólo a multitudes de personas en las tres ciudades a las que visitó, sino también a los líderes del Gobierno y del mundo entero con su presencia y discursos. Dos de estos fueron clave: ante el Congreso, lugar en el que nunca antes había hablado un Pontífice, y la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU).
Los puntos temas centrales que tocó el Santo Padre con sus palabras fueron la unidad familiar, los pobres y excluidos, los inmigrantes y el pedido de acción a los gobernantes para terminar con la pena de muerte, la falta de unión y comprensión social, y la destrucción del planeta que habitamos.
El presidente Barack Obama dijo que la visita del Papa fue “histórica” y que esperaba que el discurso de Francisco el jueves en el Capitolio "haya cambiado corazones y mentes" entre los legisladores del dividido Congreso.
"Los congresistas deberían pensar sobre lo que el Papa dijo, no en lo particular, sino en la proposición general de que deberíamos estar abiertos unos a otros, de no demonizarnos, de no asumir que tenemos el monopolio de la verdad", afirmó el Presidente tras ser consultado el viernes sobre la renuncia del líder de la Cámara, John Boehner.
El discurso dado por el Santo Padre ante todos los miembros del Gobierno -incluso los jueces del Tribunal Supremo- provocó gran ovación en las bancas del Capitolio e hizo que demócratas y republicanos coincidieran en elogiarlo, pese a no estar de acuerdo con él en todo.
El propio Boehner, quien no pudo contener las lágrimas y la emoción durante el evento, reconoció que su encuentro con el Papa lo había hecho reflexionar y tomar la decisión de dimitir –algo que ya estaba analizando tras la crisis de unidad en su partido-.
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Palabras trascendentes
Ante los miembros del Gobierno estadounidense, el Papa dijo: "Un buen político es aquel que, teniendo en mente los intereses de todos, toma el momento con un espíritu abierto y pragmático. Un buen político opta siempre por generar procesos más que por ocupar espacios".
Destacó la necesidad de accionar políticas centradas en salvar las familias: “No puedo esconder mi preocupación por la familia, que está amenazada, quizás como nunca, desde el interior y desde el exterior. Las relaciones fundamentales son puestas en duda".
Haciendo alusión, tal vez, al acercamiento con Cuba, dijo: "Cuando países que han estado en conflicto retoman el camino del diálogo, que podría haber estado interrumpido por motivos legítimos, se abren nuevos horizontes para todos".
El Papa recordó, por otro lado, que el mundo está asistiendo a la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial y pidió a los congresistas "no dar nunca la espalda a los vecinos", en referencia a los millones de inmigrantes cuyos derechos "no siempre fueron respetados".
"Nosotros, pertenecientes a este continente, no nos asustamos de los extranjeros, porque muchos de nosotros hace tiempo fuimos extranjeros", recordó el Pontífice.
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Ante líderes del mundo
Un Nueva York, y frente a 150 líderes mundiales en la ONU, Francisco alertó de que es el hombre la principal fuente de peligro para el planeta y destacó su apelación a proteger el medio ambiente y a terminar con las armas nucleares.
"El verdadero peligro está en el hombre, que dispone de instrumentos cada vez más poderosos, capaces de llevar tanto a la ruina como a las más altas conquistas", citó.
"Una ética y un derecho basados en la amenaza de destrucción mutua -y posiblemente de toda la humanidad- son contradictorios y constituyen un fraude a toda la construcción de las Naciones Unidas, que pasarían a ser 'Naciones Unidas por el miedo y la desconfianza'", dijo el Pontífice.
"Hay que empeñarse por un mundo sin armas nucleares, aplicando plenamente el Tratado de no proliferación, en la letra y en el espíritu, hacia una total prohibición de estos instrumentos", pidió.
Francisco alabó sin citarlo el compromiso alcanzado con Irán como prueba del diálogo para solucionar conflictos y "de las posibilidades de la buena voluntad política y del derecho, ejercitados con sinceridad, paciencia y constancia".
En cuanto al cuidado de la Tierra, dijo que "cualquier daño al ambiente es un daño a la humanidad". "La crisis ecológica, junto con la destrucción de buena parte de la biodiversidad, puede poner en peligro la existencia misma de la especie humana", alertó y relacionó ese deterioro con el "irresponsable desgobierno de la economía mundial, guiado solo por la ambición de lucro y de poder".
Y agregó que "el abuso y la destrucción del ambiente, al mismo tiempo, van acompañados por un imparable proceso de exclusión", vinculó el papa, que tuvo siempre presente en su discurso a los desfavorecidos, para los que pidió los derechos a "techo, trabajo y tierra".
En la visita al Memorial del 11-S en el sur de Manhattan, el Sumo Pontífice brindó un servicio en el que participaron hinduistas, budistas, sijs, cristianos ortodoxos, musulmanes y judíos, y dijo: "Espero que nuestra presencia envíe un mensaje poderoso de nuestro deseo de compartir y reafirmar el deseo de ser fuerzas de reconciliación, fuerza de paz, de justicia".
El papa Francisco recordó en Nueva York "la vergüenza provocada" por el escándalo de abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes que sacudió a la Iglesia católica estadounidense los últimos años.
"Sé que ustedes, como cuerpo presbiteral, junto con el pueblo de Dios, recientemente han sufrido mucho a causa de la vergüenza provocada por tantos hermanos que han herido y escandalizado a la Iglesia en sus hijos más indefensos", dijo.
Misa final
Durante su acto final, el Papa destacó el papel de los hogares en la misa del Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia.
"Nuestras familias, nuestros hogares, son verdaderas Iglesias domésticas. Es el lugar propio donde la fe se hace vida y la vida se hace fe", dijo en la misa celebrada en el Benjamin Franklin Parkway.
Aprovechó por subrayar dentro de la familia, el papel de los niños y los ancianos e insistió igualmente en proteger lo que él llama "nuestra casa común".