CARACAS.- ROBERTO DENIZ
ESPECIAL
Ni el nuevo gabinete económico, designado a comienzos de año, ni el Consejo Nacional de Economía Productiva, instalado por Maduro el 19 de enero, resuelven cómo Venezuela saldrá de la contracción económica y de amenazas como la de la hiperinflación y el default. La caída de los ingresos petroleros agrava aún más el cuadro.
CARACAS.- ROBERTO DENIZ
ESPECIAL
El presidente venezolano Nicolás Maduro demora las medidas económicas. El 15 de enero se presentó ante la Asamblea Nacional (AN) para solicitar el apoyo de los parlamentarios en su intento de decretar una “emergencia económica” y así ampliar sus poderes a la hora de tomar decisiones. “Hay que timonear la tormenta (…) Convoco al heroísmo, a la epopeya”, proclamó el mandatario.
El parlamento, controlado por la mayoría opositora, rechazó el decreto presidencial por considerar que partía de un diagnóstico errado al insistir en la tesis de la “guerra económica” y no reconocer las causas de las distorsiones. Maduro criticó la postura de los diputados, pero casi un mes después su exposición ante la AN sigue sin definir la ruta para reactivar una economía hundida en una contracción desde hace dos años, encaminada hacia la hiperinflación, con un déficit fiscal de dos dígitos y amenazada por el descenso de los precios del petróleo, recurso del que prácticamente proviene la totalidad del ingreso en dólares de la nación suramericana.
“Ya no basta devaluar, subir la gasolina y ajustar los precios. Arrastraron tanto la arruga que se necesitan muchas más cosas para planchar”, resumió en un tuit, publicado el 8 de febrero, Luis Vicente León, economista y director de la encuestadora Datanálisis, a propósito de la evasiva de la administración de Maduro para atender el problema económico.
El propio Ejecutivo nacional asoma las decisiones, pero los anuncios no llegan. “Es evidente que el régimen de divisas se ha agotado”, declaró el ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Jesús Faría, al Wall Street Journal la semana pasada, en relación al desconcierto cambiario que reina en el país con tres tasas oficiales y un mercado paralelo. Aseguró que en “unos días” el presidente de la República comunicaría las medidas.
Con respecto al aumento de la gasolina –el precio en el mercado interno ha estado congelado desde 1997- el propio Maduro admitió el 15 de enero que “Venezuela tiene que entrar en un nuevo sistema de cobro de sus hidrocarburos”, pero tampoco hay certeza sobre el esquema que adoptará para reducir el impacto del subsidio y aliviar las cuentas de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
Incertidumbre entre los empresarios
La calma del Gobierno contrasta con las alarmas que suenan los empresarios. Lorenzo Mendoza, presidente de Empresas Polar, exhortó al Gobierno a tomar medidas urgentes para evitar que se agrave el desabastecimiento de alimentos. “Vamos a fijar metas concretas en el corto plazo, si no, todo se queda en bla, bla, bla y el ciudadano de a pie no quiere más bla, bla, bla”, manifestó en rueda de prensa el 2 de febrero.
El reconocimiento y “refinanciamiento” de la deuda por las importaciones que aún no cancela el Gobierno y que ha bloqueado las líneas de crédito con los proveedores internacionales, la asignación de dólares para nuevas importaciones de materia prima, la revisión de los precios de productos cuyos costos de producción superan los precios permitidos de venta y la reactivación de las plantas estatales de alimentos fueron algunas de las propuestas que formuló Mendoza y que se suman a las planteadas por organizaciones como la Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos (Cavidea) y la Asociación Venezolana de la Industria Química y Petroquímica (Asoquim).
“No es posible seguir ignorando al sector privado, no es posible seguir descalificándolo, seguir insultándolo, seguir diciendo que el sector privado es el principal responsable de todo lo que está ocurriendo en el país, falso, somos la solución de lo que de alguna manera necesita el país”, reclamó Mendoza, propietario del mayor fabricante de alimentos y bebidas en Venezuela.
En las 32 instalaciones industriales de Polar se han registrado 33 “suspensiones de producción” entre 2015 y 2016 por falta de materia prima y la imposibilidad para importarla oportunamente. “El ciudadano de a pie está sufriendo demasiado esa realidad que estamos viviendo, no se consiguen los productos por falta de producción, por falta de materia prima y falta de abastecimiento oportuno”, aseveró Mendoza.
En el sector farmacéutico también claman soluciones. “Jamás habíamos pasado por algo ni parecido a lo que estamos viviendo ahorita”, expresó recientemente Rómulo Pisani, presidente de la Cámara Venezolana de Droguerías (Cavedro), a propósito de la escasez de medicamentos. Las cifras de esa organización revelan que las fallas en el mercado oscilan entre 80% y 90%. “Hay enfermedades que no están siendo atacadas, enfermedades (para las) que no hay productos desde hace más de 6 meses, ni una cajita”, detalló Pisani.
El reclamo también llega desde sectores del chavismo. “En lugar de corregir las distorsiones fiscales, monetarias, cambiarias y de precios, el Gobierno se empeña en mantener una política de contingencia, enfocada en controles, operativos, multas y penas de cárcel, sin mayores actuaciones en materia de políticas macroeconómicas y sectoriales. Así, pareciera que el Gobierno está cada vez más cerca de perder una guerra que el mismo se inventó”, escribió recientemente en el portal Contrapunto, Víctor Álvarez, uno de los ministros de Industrias Básicas y Minería, durante el Gobierno de Hugo Chávez.
Sin unión de criterios
Ni siquiera el Consejo Nacional de Economía Productiva, instancia creada el 19 de enero por Maduro con representación oficial, empresarial y sindical, ha logrado empujar las decisiones para enfrentar la crisis. “Están buscando las soluciones con el menor costo político, el problema es político”, opina uno de los empresarios que ha asistido a las reuniones del Consejo, celebradas en el palacio presidencial de Miraflores.
Explicó que cuando se discuten los temas álgidos como el pago de la deuda con los proveedores, la asignación de divisas o la revisión de los controles de precios, los ministros del área económica sólo repiten que es el presidente de la República quien resolverá esas cuestiones. “No hay unión de criterios”, acotó, a propósito de las contradicciones que imperan en el Gabinete económico coordinado por el Vicepresidente del Área Económico, Luis Salas.
Maduro designó a los nuevos ministros a comienzos de este año, pero entre los funcionarios hay diferencias de criterios. Mientras Salas culpa a los empresarios de causar la inflación por sus tasas de ganancia y los señala de propiciar una “guerra económica” para desestabilizar al Gobierno, Jesús Faría y Miguel Pérez Abad, un empresario que fue designado como ministro de Industria y Comercio, se decantan por posiciones más pragmáticas y de rectificación.
La falta de acción es tal que los empresarios temen que el Consejo Nacional de Economía Productiva se diluya como ocurrió con las “mesas de trabajo” entre empresarios y funcionarios de Gobierno realizadas durante los tres años de mandato de Maduro y que nunca arrojaron resultados concretos, tal y como admitió el jefe de Estado.
“Revisen ustedes en los últimos tres años cuántas oportunidades de diálogo nacional, regional y local ha habido, quizás el tema no ha sido que no haya habido diálogo, el tema ha sido cómo convertir las propuestas del diálogo en acción que solucione los problemas y poner las cosas donde tienen que estar”, manifestó Maduro el 19 de enero.
Menos margen de maniobra
La inacción del Gobierno agrava la crisis. En marzo del año pasado la deuda de la industria de alimentos con sus proveedores de materia prima era de 805 millones de dólares, pero al cierre de enero de este año llegaba a 1.600 millones de dólares. En el caso de la industria farmacéutica ese impago asciende a 6 mil millones de dólares y en el sector aseguran que sin un compromiso de pago es difícil que los proveedores despachen productos e insumos.
La caída de los precios del petróleo limita el margen de maniobra del Gobierno para honrar esos compromisos, así como los de deuda externa y nuevas importaciones. “Durante 2015 el país realizó un considerable esfuerzo para sostener sus pagos en divisas. Para ello contrajo nuevo endeudamiento, particularmente en créditos bilaterales, liquidó activos y contrajo sus compras externas. El ajuste vía compresión de importaciones profundizó la caída económica que se había iniciado en 2014. La situación actual luce peligrosamente parecida a la del año anterior”, recordó Econométrica, una consultora local, en un reporte enviado recientemente a sus clientes.
Estimaciones señalan que el déficit del flujo de caja en dólares que tendrá el Gobierno este año ronda los 30 mil millones de dólares si el precio del petróleo se mantiene por debajo de 30 dólares el barril, razón por la cual el fantasma del default entró en escena nuevamente. “La economía pide a gritos medidas económicas para comenzar a salir de esta situación y poder acceder en mejores condiciones al necesario financiamiento externo. El Gobierno tiene un margen de maniobra estrecho y no puede ser descartado, a pesar de la disposición hasta ahora mostrada por las autoridades, un cese de pagos”, sostiene Econométrica.