domingo 9  de  noviembre 2025
ANÁLISIS

Maduro intenta alargar vida de modelo económico en medio de la crisis

A juicio de expertos y economistas, el presidente optó por algunos ajustes dentro del modelo heredado de Hugo Chávez, pese a que el deterioro económico se ha acelerado desde 2013

CARACAS.- ROBERTO DENIZ
Especial

Nicolás Maduro está atrapado en la crisis. Semanas de incertidumbre y expectativa se derrumbaron al término de la transmisión televisiva de cinco horas empleada por el presidente venezolano el pasado 17 de febrero para anunciar las medidas económicas que diseñó tras perder las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2015.

“Ha sido elaborada por mentes, manos y espíritus made in Venezuela, es una agenda criolla, hecha de la necesidad nacional, del nuevo pensamiento económico en construcción”, argumentó el mandatario a modo de presentación. Luego se extendió en un preámbulo de más de dos horas antes de comunicar las decisiones: devaluación de la moneda, alza del precio de la gasolina, incremento del salario mínimo, la promesa a los empresarios de que ajustarán los precios de los productos controlados, así como planes para minimizar la “evasión” fiscal y “reestructurar” las cadenas estatales de comercialización de alimentos. 

Nicolás Maduro está atrapado en la crisis.(EFE)

Se trata de ajustes dentro del modelo económico que heredó del fallecido Hugo Chávez y que ha provocado ocho trimestres consecutivos de contracción económica, un desabastecimiento crónico de alimentos y medicinas, una inflación promedio de 180,9% y de 315% en la categoría de alimentos en 2015, así como un déficit fiscal cercano a 20% del Producto Interno Bruto (PIB).

El banco de inversión, Bank Of America (BOFA), señaló en un reporte que el ajuste es insuficiente. Economistas y empresarios coindicen en que las medidas no resuelven las distorsiones fiscales, monetarias y cambiaras que se han desatado desde 2013, ni tampoco la paralización del aparato productivo. “Las medidas anunciadas lucen insuficientes para darle respuesta a la grave situación económica que vive el país”, expresó en un comunicado de prensa Fedecámaras, la mayor organización empresarial del país.

“El Gobierno sigue empecinado en un solo rumbo, en intentar mover un muro en una calle ciega y creo que en eso va a fracasar (…) Sigo viendo un Presidente dando tumbos en lugar de un cambio de rumbo”, resume el economista y ex jefe de investigación para América Latina de Barclays Capital, Alejandro Grisanti.

La oposición calificó como “fiscalistas” las decisiones de Maduro y advirtió que sólo buscan corregir las mermadas cuentas del Gobierno. “¿Dónde está la política monetaria que va a contener la inflación que va a generar un aumento de la gasolina y una devaluación? Imagínense ustedes, sin devaluación, sin aumento de gasolina, la inflación fue 181%, habrá que imaginarse cómo va a estar este año con el efecto acumulado de una medida que claramente tiene una intención y una orientación inflacionaria”, planteó el diputado opositor y economista, José Guerra, durante el debate realizado el 18 de febrero en la Asamblea Nacional.

Grandes colas para abastecerse de gasolina ante
el anuncio del aumento del precio. (EFE)

Pequeños ajustes, grandes distorsiones

El presidente de la República optó por mantener el control de cambio con dos tasas en vez de las tres que estableció en 2015. La primera de ellas pasó de 6,30 bolívares por dólar a 10 bolívares por dólar, un ajuste de 58,7%, mientras que el segundo tipo de cambio será “flotante” y partirá de 200 bolívares por dólar como se cotiza en el Sistema Marginal de Divisas (Simadi).

La economía venezolana vive un desconcierto cambiario en el que se conjugan las tasas oficiales con el llamado “mercado paralelo”, que supera los mil bolívares por cada billete verde. Grisanti explica que con una tasa artificialmente baja como la de 10 bolívares por dólar se incentiva la corrupción y las distorsiones, justo cuando el Gobierno enfrenta un déficit en el flujo de caja en dólares. “Una de las principales cosas que es necesario hacer, es quitar la discrecionalidad de los burócratas de cómo se reparte la torta de dólares”, indica el economista.

“El problema externo sigue estando intacto porque ninguna medida lo modifica”, señala el también economista y profesor universitario, José Manuel Puente, a propósito de la imposibilidad que tendrá el país para cubrir sus compromisos de deuda externa. Sus cálculos indican que el hueco en dólares que tendrá el Gobierno llega, al menos, a 20 mil millones de dólares.

Con el ajuste en el precio de la gasolina ocurre algo similar. Tras casi 20 años sin variación, el incremento de 1.328% en la de 91 octanos y de 6.085% en la de 95 octanos no corrigen el déficit en bolívares de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) tras años de subsidio al combustible. Maduro decidió que parte de los recursos irán a un fondo para las Misiones Sociales, los programas de asistencia del Gobierno.

Conseguir dinero en efectivo en Venezuela, imprescindible para pagar multitud
de servicios, se ha convertido en una ardua tarea para la que cada venezolano debe reservar
una buena parte de su tiempo para hacer colas en los cajeros automáticos. (EFE)

“Una de las características del presidente Maduro, que la tiene muy marcada, incluso más que el presidente Chávez, es la voracidad fiscal, esa insaciabilidad por incrementar el gasto. Incrementó el precio de la gasolina y ya lo repartió, y dentro del reparto yo no vi que le tocara nada a Pdvsa para que cubriera sus costos de producción”, apunta Grisanti y advierte que esa política puede presionar aún más el déficit fiscal. “Eso va a llevar más temprano que tarde a la necesidad de monetizar y de continuar una espiral más negativa”, agrega.

El diputado Guerra también alertó que en el ajuste de Maduro no hay una sola medida para afrontar ese desbalance. “El aumento de la gasolina te da bolívares, la devaluación te da bolívares pero no te genera un solo dólar (…) No hay en el conjunto de propuestas ninguna idea de cómo ir a un proceso que permita sustituir importaciones y generar divisas producto de la exportación o la entrada de capitales a Venezuela”, cuestionó Guerra.

Sigue la incertidumbre empresarial

En el ámbito empresarial también hay desazón. De las medidas planteadas por los empresarios en el Consejo Nacional de Economía Productiva, que instaló Maduro el 19 de enero, ninguna fue aprobada por el presidente de la República, salvo el reconocimiento de que deben ajustarse los precios en productos controlados por el Gobierno.

Ni la “flexibilización” del mercado cambiario, ni el reconocimiento y el pago por parte del Gobierno de la deuda que tienen las compañías con sus proveedores en el exterior por importaciones no canceladas por las autoridades fueron consideradas por Maduro.

“No escuchamos ninguna medida que reactive el aparato productivo nacional. No hubo mención alguna a la deuda que se mantiene en dólares con los proveedores del sector privado. No escuchamos medidas que contribuyan a controlar los altos índices de inflación que agobian a los venezolanos”, resumió Fedecámaras.

Las cifras de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) revelan que fabricantes de autopartes, empresas del sector químico o la industria de artes gráficas trabajan a menos del 50% de su capacidad instalada por la imposibilidad de obtener oportunamente la materia prima para producir, mientras que las ensambladoras de vehículos están prácticamente paralizadas, según los datos de la Cámara Automotriz de Venezuela.

Se requiere otro modelo económico

Economistas, empresarios y la oposición política coindicen en que la única manera de salir de la aguda crisis económica es con un nuevo modelo.  “Cuando quieres sacar un país de una crisis propones un programa integral de ayudas, de medidas, de estabilizadores que hagan que se restablezca la confianza, con esa confianza vengan inversiones, se incremente la oferta, logras controlar la inflación”, plantea Grisanti.

En la oposición se repite la idea. Guerra propuso ante el parlamento que ante un “Gobierno desorientado que no da con la solución al problema”, es necesario “un nuevo programa económico”, además de la necesidad de una “nueva política monetaria” y un “plan de industrialización que relance la actividad manufacturera”.

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