miércoles 5  de  febrero 2025
TELEVISIÓN

"Making a Murderer", la serie con la que Netflix sacude conciencias

Tiene que ser un mal chiste, un truco planeado desde hace tanto tiempo, con tantos cómplices que todos los habitantes de Manitowoc tienen que estar al tanto. Todos, salvo el hombre que pasa su vida en la cárcel pese a ser inocente

MANITOWOC.- dpa

Steven Avery era el símbolo de la Justicia fallida en Estados Unidos hasta que fue encarcelado de nuevo, esta vez por otro crimen que supuestamente sí cometió. Con una nueva serie, Netflix sacude la conciencia de los estadounidenses y les hace reflexionar sobre los fracasos del sistema.

Tiene que ser un mal chiste, un truco planeado desde hace tanto tiempo, con tantos cómplices que todos los habitantes de Manitowoc tienen que estar al tanto. Todos, salvo el hombre que pasa su vida en la cárcel pese a ser inocente.

Pero la historia de este hombre en la localidad de 33.000 habitantes en el estado rural de Wisconsin no es una broma: llena decenas de archivadores con actas judiciales, fue titular de primera plana en el "New York Times", sacudió al pueblo y destruyó probablemente para siempre la vida de Avery. Desde que el servicio de video online Netflix la cuenta en la miniserie "Making a Murderer", los fans del documental, que comenzó hace aproximadamente un mes, están fascinados.

Avery, que trabaja con su familia en una chatarrería, vive en una caravana y parece una persona totalmente inofensiva, víctima de un tremendo error de la Justicia. Pasa 18 años en la cárcel por la violación de una mujer que no cometió. Pero los modernos tests de ADN hacen surgir la verdad, Avery inicia un juicio y consigue una indemnización millonaria.

Con una larga barba cana, Avery se muestra feliz ante los reporteros e incluso le ponen su nombre a una nueva ley para la protección de personas condenadas por error.

Pero es aquí cuando, de manera increíble, comienza la verdadera pesadilla: poco después de su liberación, Avery es detenido por el asesinato de otra mujer. Primero, todo apunta a que es culpable, pero con cada nueva entrega de la serie se multiplican las dudas acerca de si la policía no está tratando de endosarle el crimen para ahogar su reclamación de más de 36 millones de dólares (unos 33 millones de euros) y restaurar la mala fama creada por la condena injusta.

Las directoras Laura Ricciardi y Moira Demos trabajan de manera muy hábil para crear la impresión de una posible conspiración. Ambas siguieron durante diez años el caso Avery tras leer sobre él en 2005 en un artículo del "New York Times" y el esfuerzo valió la pena.

Miles de fans debaten en la plataforma Reddit y en las redes sociales sobre el tema de la inocencia o culpabilidad. Se han reunido 419.000 firmas que piden al presidente Barack Obama que indulte a Avery, que ya ha pasado unos 26 de sus hoy 53 años tras las rejas. La Casa Blanca incluso respondió, pero aclaró que el gobierno sólo puede perdonar a presos condenados por un tribunal federal pero no por uno estatal de Wisconsin.

La serie policial de Netflix confirma la impresión de que ha cambiado la manera en que la Justicia penal es considerada por los ciudadanos, señala la ex fiscal y profesora de derecho Lisa Kern Griffin. "Adiós a la imagen antigua de investigadores que buscan la verdad y procesos prolijos, y adelante con la realidad inquietante y disfuncional de muchas salas de audiencia y comisarías".

También el podcast "Serial", sobre la misteriosa muerte de la alumna Hae Min Lee, fue seguido cada semana en promedio por unas tres millones de personas en Estados Unidos.

Pero la frase con la que concluye la primera temporada de "Making a Murderer", "la verdad sale tarde o temprano a la luz", no parece muy adecuada. Porque las directoras Ricciardi y Demos no aclaran si Avery realmente fue víctima de un sistema corrupto, como tampoco la periodista Sarah Koenig consigue esclarecer por completo quién mató a Hae Min Lee en el último capítulo disponible de "Serial".

Pero es posible que eso no sea lo más importante para la serie. Las más de 1.700 personas que desde mayo de 2012 han sido declaradas inocentes en todo Estados Unidos de los crímenes por los que habían sido condenadas dan suficiente motivo para reflexionar.

Desde que la serie televisiva "CSI: Las Vegas" transmitiera al público general que la búsqueda limpia de pruebas lleva a resultados claros, el trabajo forense defectuoso, los testigos poco fiables y el triste estado de la fiscalía convierten a "Making a Murderer" en el thriller que atrae al público de Netflix.

Es sorprendente lo atractiva que puede ser contada una historia con imágenes de aburridas salas de audiencia. El hecho de que Ricciardi y Demos hayan excluido pruebas que se pueden usar tanto a favor como en contra de Avery hace todo aún más fascinante.

Porque de ese modo el debate que empieza en el televisor sigue en las redes, tal como ocurre con el caso real. El ex fiscal Ken Kratz, el adversario de Avery en la vida real, criticó el documental alegando que es tendencioso, algo que rechazan las directoras. Aún no está dicha la última palabra.

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