CARACAS.- PEDRO PABLO PEÑALOZA
Especial
Primero, la sacaron del Parlamento y luego la inhabilitaron para que no volviera a entrar con el apoyo del voto popular. La diputada removida María Corina Machado señala que una Asamblea Nacional de mayoría opositora debe abrir el camino para un proceso de “transición” que sacuda el modelo político y económico impuesto en el país.
CARACAS.- PEDRO PABLO PEÑALOZA
Especial
Primero, la sacaron del Parlamento y luego la inhabilitaron para que no volviera a entrar con el apoyo del voto popular. La diputada removida María Corina Machado señala que una Asamblea Nacional de mayoría opositora debe abrir el camino para un proceso de “transición” que sacuda el modelo político y económico impuesto en el país.
No se trata de venganzas ni retaliaciones, aclara la fundadora del partido Vente. De hecho, Machado dice estar dispuesta a conversar con “aquellos que están de salida”. Sin embargo, insiste en que todos los venezolanos –incluidos los de uniforme- exigen un cambio urgente para evitar una crisis humanitaria en Venezuela.
- Usted envió una carta pública a los militares donde solicita a los integrantes de la Fuerza Armada Nacional (FAN) que se “pronuncien en favor de la democracia y de la institucionalidad en nuestro país”. ¿Teme que la FAN pueda desconocer un resultado electoral adverso al Gobierno del presidente Nicolás Maduro?
- Todos los venezolanos entendemos que en una situación de deterioro institucional y de violencia desatada como la que padecemos, un proceso de transición a la democracia requiere de la actuación firme e institucional de la FAN. Los integrantes de la FAN son necesarios en un proceso de reconstrucción del país. Los altos mandos de la FAN han tenido actuaciones contrarias a la Constitución, lo que ha generado una enorme preocupación en la sociedad venezolana y la corrosión del prestigio social de la institución armada. Yo sé que el ciudadano militar reconoce esta situación y le duele profundamente. Ahora estamos ante la oportunidad más crítica o importante para que la FAN demuestre su apego a la vigencia de la democracia y el respeto a la Constitución.
- Existe la percepción de que este es el “Gobierno de los militares”. ¿Cómo hacerles entender la necesidad de un cambio democrático?
- Esta es una dictadura militarista, además de mafiosa. Si hay una institución que ha sido atacada, que ha pretendido ser destruida por este régimen, esa ha sido la FAN. No solo ha afectado su apresto operacional, sino que ha afectado su moral, su espíritu interno, su cohesión y la calidad de vida de los militares y sus familias. La presencia de militares en la administración pública ha llegado a niveles que nunca se habían alcanzado, cosa que en parte explica el deterioro de la institución. La gestión de esos militares ha sido terrible por incapaz y corrupta. Esos altos funcionarios no representan el espíritu de la FAN. Te aseguro porque lo vivo en contactos con oficiales y soldados, que se me acercan, me hablan, me transmiten su ilusión, que más del 90% de la FAN hoy no solo está consciente de su responsabilidad histórica, sino que está dispuesta a actuar de manera institucional y entiende lo que este régimen ha hecho en contra del país. Están a favor de la democracia y la libertad. Si alguna institución en Venezuela está consciente de lo que ha representado la entrega de la soberanía, es la FAN. Desde aspectos limítrofes como el caso del Esequibo y la irresponsable actuación del régimen de Chávez y Maduro, hasta la presencia de grupos irregulares en el corazón de Venezuela, algo sin precedentes en nuestra historia.
- Posiciones como las asumidas por el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, y el presidente electo de Argentina, Mauricio Macri, parecen demostrar que la comunidad internacional no solo está atenta a lo que ocurre en Venezuela, sino que no permitiría que se desconozca la voluntad popular el 6 de diciembre.
- Totalmente. Eso se debe, al menos, a tres razones: En primer lugar, ha quedado demostrado de manera inequívoca el carácter represivo de Maduro en materia de violación a los derechos humanos, tortura, censura, persecución, presos políticos e inhabilitaciones. Esto ha tenido que asumirlo el mundo entero, algunos a regañadientes. En segundo lugar, está el caos interno y el riesgo real de una crisis humanitaria en Venezuela, a pesar de que vivimos una bonanza petrolera. Esto tiene alarmado al mundo porque desbordan nuestras fronteras. El incidente en la zona limítrofe con Colombia obligó a tomar posiciones sobre lo que está ocurriendo. De prolongarse Maduro y sus políticas en el poder, podremos estar viendo una hambruna en Venezuela. En tercer lugar, está la dimensión criminal que hemos advertido desde hace años. Esto ha dejado de ser un proyecto político para convertirse en una organización criminal. Oro, aluminio, acero y hasta el petróleo se han convertido en actividades de actuación de mafias que han penetrado en todas las áreas comerciales y financieras. ¿Cómo un gobierno democrático en este hemisferio va a mantener relaciones normales con un régimen que tiene vínculos con el narcotráfico y la mafia internacional?
- Dirigentes de la oposición han manifestado su preocupación ante el riesgo de que resurjan las diferencias en el seno de la Unidad, después de un hipotético triunfo electoral el 6 de diciembre. ¿Cómo evitar que cunda la dispersión y se repitan escenarios como los de 2014?
- Pase lo que pase, el 6 de diciembre se concreta la derrota política del régimen. Existen dos opciones: una victoria avasallante de la oposición o un zarpazo brutal de parte del régimen. Cualquiera de esos dos escenarios representa la concreción de la derrota política del régimen. Mantener la cohesión para avanzar en la transición parte de que todos entendamos la magnitud de la urgencia de la sociedad por cambios políticos profundos, que son necesarios para los cambios económicos e institucionales. Es éticamente inconcebible, impensable, pretender darle estabilidad a Maduro para alargar esta situación. Además, sería inútil porque la sociedad no lo toleraría. Las reformas son urgentes y debemos lograr que las mismas generen confianza para permitir la cohesión nacional. Debe consultarse a trabajadores, profesionales, empresarios, medios, organizaciones de la sociedad civil y activistas sociales. La magnitud del cambio y del esfuerzo que debe realizarse hace que sea necesaria una agenda común. Eso parte de escuchar y entender lo que el país quiere. La transición no se puede convertir en una transacción.
- Lo difícil será conciliar los distintos puntos de vista que existen en la Unidad sobre cómo abordar el cambio político en el país.
- Todo proceso de transición es contrario a ruptura o permanencia. He insistido en que debemos avanzar en una transición menos traumática y que genere mayor estabilidad. La transición exige conversaciones, que existan puntos de encuentro, incluso con aquellos que están de salida. Muchos venezolanos tienen temor de un cambio, entonces, hay que darles todas las garantías y demostraciones de que no habrá retaliación, persecución ni espíritu de venganza. Eso es una cosa y otra es pretender alargar una situación que está generando la más brutal destrucción del país. El que crea que es posible mantener un statu quo en adelante, no está sintiendo ni entendiendo lo que vive hoy la sociedad venezolana en todos los rincones del país. Yo he dado absoluta prioridad a los venezolanos que están en territorios que hasta ayer se identificaban como chavistas, y el clamor y fervor que hoy existen es que el 6 de diciembre no es la fecha de la elección de una nueva Asamblea Nacional para que progresivamente comience a legislar. Ese día habrá un veredicto sobre la democracia y el régimen de Maduro, que implica avanzar en un proceso de transición de inmediato.
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