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MIAMI.- Tras la bonanza viene la recesión. Así lo anticipan los grandes economistas del mundo cuando ven cómo Alemania muestra sus primeros síntomas de retroceso, China también y Estados Unidos comienza a hablar de retroceso.
De hecho, Alemania, que es el gran motor impulsor de la economía europea, bordea la recesión con una caída del 0,1% Producto Interior Bruto (PIB), tras 11 años seguidos de crecimiento, informó la Oficina Federal de Estadísticas (DESTATIS).
Esta es la segunda vez en el último año que la economía alemana se contrae. Y según los analistas, la contracción viene motivada esta vez por el conflicto comercial entre China y Estados Unidos, así como la incertidumbre generada por la probable salida sin acuerdo del Reino Unido de la Unión Europea.
“Para nadie es noticia que la economía transita una serie de períodos de expansión y recesión, que pone a prueba la capacidad comercial de países y las directrices de los poderes económico y político”, declaró a la prensa germana el profesor de economía Kurt Blum.
No obstante, el buen comportamiento del consumo contribuyó a compensar las consecuencias de las tensiones económicas internacionales, pero la industria alemana de la construcción también se desaceleró, debido a que, según los analistas, “las exportaciones registraron una mayor caída con respecto a las importaciones”.
China
Por otra parte, la actividad de las fábricas chinas registró el pasado mes de julio el menor crecimiento de la producción industrial de China desde enero de 2002, según informó la Oficina Nacional de Estadística, con 4,8% respecto al mismo mes de 2018, frente al incremento interanual del 6,3% observado en junio.
Además, en los siete primeros meses del año la producción industrial de China creció un 5,8%, lo que supone una desaceleración de dos décimas respecto al primer semestre.
En cuanto a la decisión de EEUU de retrasar hasta el 15 de diciembre la entrada en vigor de buena parte de los aranceles adicionales a productos fabricados en el país asiático, Iris Pang, economista de ING para China, señaló que la medida “hace innecesario que los fabricantes chinos adelanten su producción”.
En casa
En Estados Unidos, tras una tormentosa semana en la bolsa de valores, es normal que muchos pongan en duda la continuidad de la bonanza económica.
En efecto, las acciones se desplomaron cuando la señal clave de los mercados de bonos, la curva de rendimiento, se volvió loca por primera vez desde la Gran Recesión (2007-2009).
Sin embargo, a Estados Unidos le preocupa más una desaceleración de la economía mundial, ya que ello perjudicaría a los fabricantes estadounidenses porque los clientes internacionales compran menos.
Por lo general, se dice que un país entra en recesión cuando su Producto Interno Bruto cae por dos trimestres consecutivos.
Ese no es el caso de Estados Unidos, al menos por ahora, cuando los informes continúan señalando crecimiento y el desempleo fluctúa en su nivel más bajo en los últimos 50 años.
Pero aun así, el ciclo económico tiende a cumplirse cada siete u ocho años, primero expansión y después recesión: un mal indicio para 2020, cuando se celebran las elecciones presidenciales.