SEÚL.- El presidente sudcoreano, Moon Jae-in, advirtió este jueves a Corea del Norte de que no debe traspasar la "línea roja" que supondría completar sus misiles continentales y dotarlos de cabezas nucleares, al tiempo que manifestó su intención de evitar un conflicto abierto en la península coreana.
Si Pyongyang completa el desarrollo de misiles intercontinentales ICBM y los hace operativos con cabezas nucleares, se considera que ha pasado una frontera, dijo el político liberal de izquierda en una rueda de prensa en Seúl con motivo de sus primeros 100 días en el cargo. "Corea del Norte se acerca a la línea roja".
Moon se mostró, sin embargo, confiado en que no habrá una nueva guerra en la península coreana, pese a la reciente escalada verbal después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, amenazara a Pyongyang con "fuego y furia" y el Gobierno comunista anunciara planes de lanzar un misil a las aguas cercanas a la isla estadounidense Guam en el Pacífico, que después dejó en suspenso.
Moon considera que Washington no dará ningún paso militar contra Corea del Norte sin antes acordarlo con su aliado surcoreano. "Toda acción militar en la península coreana requiere la aprobación de Corea del Sur", insistió en declaraciones que viene haciendo en los últimos días.
Sus palabras se interpretaron en Seúl como un intento de contrarrestar los temores en el interior y exterior del país de que la disputa por el programa misilístico y nuclear nocoreano pudiera escalar y convertirse en un conflicto abierto. Moon cree que con sus duras palabras Trump quería demostrar su determinación a ejercer mayor presión sobre Pyongyang.
Moon, que llegó al poder en mayo con la intención de impulsar una acercamiento al país vecino, llamó a Pyongyang a volver al diálogo y evitar provocaciones si no quiere verse sometido a nuevas sanciones. Si Corea del Norte renuncia a nuevos ensayos misilísticos y nucleares, Moon considerará enviar a alguien a Pyongyang.
Mientras, el jefe de estrategia de Trump, Steve Bannon, consideró en una poco habitual entrevista publicada el miércoles que no hay solución militar a la crisis, pese a la retórica del presidente.
Además, Bannon acusó a Pekín de mostrar poca voluntad para contener a su aliado norcoreano y defendió que bajo esas circunstancias, Washington se sienta libre para imponer sanciones económicas a China por sus prácticas comerciales.
Las declaraciones se producían mientras el jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense, Joseph Dunford, se encuentra de visita en Pekín, donde se reune hoy con el pesidente chino Xi Jinping, en el marco de una gira centrada en la crisis norcoreana que lo ha llevado a Corea del Sur y que continuará en Japón.
El encuentro, poco común en el protocolo político, podría interpretarse como una señal de advertencia a Pyongyang. El miércoles, Dunford ya exigió a la cúpula china una mayor presión a Pyongyang.
Dunford y Xi acordaron un mecanismo de comunicación para intercambiar información en caso de emergencia. Estados Unidos y China mantenienen fuertes diferencias sobre las reivindicaciones territoriales chinas en el mar de la China Oriental.
Por otra parte, Japón planea la ampliación de su sistema de defensa antimisiles y está considerando instalar un sistema terrestre Aegis, en respuesta a la creciente escalada de la tensión, informó hoy la agencia de noticias Kyodo citando a fuentes del Gobierno.
El Ministerio de Defensa solicitará la financiación necesaria para ello en el próximo presupuesto, según las fuentes. El ministro del ramo japonés, Itsunori Onodera, que se encuentra actualmente en Washington, podría hablar al respecto con su homólogo estadounidense, según se dijo.
Hasta ahora, Japón tiene dos sistemas de defensa antiaérea: el PAC-3 (Patriot Advanced Capability) en tierra, desplegado en la capital Tokio y otros lugares, y el SM-3 (Standard Misisile-3), instalado en destructores Aegis. El sistema adicional terrestre tendría los mismos componentes que el de los destructores, según Kyodo. El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó a comienzos de mes las sanciones más duras impuestas hasta ahora al país comunista, en respuesta a dos ensayos con misiles de largo alcance el pasado julio que, según los expertos, podrían alcanzar territorio estadounidense.
El sábado, Japón instaló cuatro interceptores tierra-aire en el oeste del país, en medio de los temores por un ataque norcoreano.
Por su parte, Corea del Norte acusa a Washington de preparar un ataque con sus ejercicios militares conjuntos con Corea del Sur, algo que éste niega.
FUENTE: dpa