MIAMI. - Más de 9.000 civiles, entre estos 453 menores, han muerto tras la invasión de Rusia a Ucrania, que comenzó el 24 de febrero de 2022. Sin embargo, un episodio oscuro ocurrido en ese golpeado país en 1932-33 se muestra como uno de los actos más crueles en la historia de la humanidad: la hambruna de Ucrania.
Ese trágico evento del pasado, que mató entre 3.9 y 7.5 millones de personas, fue causado por una política que los historiadores no dudan en llamar “irracional”, implementada en la Unión Soviética bajo el liderazgo de Joseph Stalin, sucesor de Vladimir Ilich Lenin, dos de las más nefastas figuras del comunismo internacional.
Las medidas comunistas incluían la colectivización de la tierra y la eliminación de cualquier forma de propiedad privada. Además, el gobierno soviético tomó el control total de la producción agrícola, y los campesinos fueron forzados a trabajar en granjas colectivas. Millones pagaron con sus propias vidas el hecho de desafiar a Stalin y su temible policía secreta, conocida como la NKVD.
Estas formas de represión resultaron en una disminución significativa de la producción de alimentos, lo que llevó a la hambruna, una tragedia que fue ocultada por el gobierno soviético, y no fue hasta después de la disolución de la Unión Soviética que la verdad sobre este suceso comenzó a ser conocida.
Control forzado
La colectivización forzada de la tierra en Ucrania en 1932 fue uno de los factores más importantes que contribuyó a la hambruna. Esta política comunista implicaba la eliminación de la propiedad privada y la transferencia de la tierra a granjas colectivas.
Los campesinos ucranianos fueron forzados a abandonar sus tierras y sus casas, y se les ordenó unirse a granjas colectivas. Muchos labriegos se resistieron a estas medidas, una decisión que resultó en una violenta represión por parte del gobierno soviético.
El gobierno estalinista tomó el control total de la producción agrícola en Ucrania. Las granjas colectivas fueron supervisadas por agentes del gobierno, quienes establecieron cuotas de producción que debían ser alcanzadas so pena de fuertes sanciones.
Estas cuotas eran extremadamente altas y, con frecuencia, imposibles de cumplir. Asimismo, la producción agrícola se centró en el cultivo de productos que no eran adecuados para la región, como el algodón y el lino. Esto resultó en una disminución significativa de la producción de alimentos, lo que exacerbó la hambruna.
Represión violenta
El gobierno soviético respondió violentamente a la resistencia de los campesinos ucranianos.
Las personas que se negaban a unirse a las granjas colectivas eran consideradas “enemigos del Estado” y eran perseguidas y encarceladas, como suele suceder en los regímenes totalitarios.
La historia relata que muchos campesinos fueron asesinados por negarse a cooperar con el gobierno. En ese contexto, el gobierno soviético impuso requisas de alimentos para confiscar los suministros en las aldeas ucranianas.
Bajo el régimen comunista de Stalin, se tomaron medidas extremas para sofocar cualquier resistencia y controlar a la población.
Una de las principales herramientas utilizadas para mantener la represión durante la hambruna fue el llamado “pasaporte de alimentos”, un documento que se utilizó para controlar el suministro de comestibles a la población.
El “pasaporte de alimentos” permitía a las personas recibir una ración de comida, pero solo si cumplían con las cuotas establecidas por el gobierno. Cualquier persona que no cumpliera con estas cuotas era acusada de ser un "saboteador" y podía enfrentar la pena de muerte.
Otra forma de represión durante la hambruna fue la deportación. El gobierno soviético envió a miles de ucranianos a Siberia y otras regiones remotas de la Unión Soviética.
Estas personas fueron acusadas de ser “enemigos del pueblo” y de saboteadores, simplemente porque se negaban a entregar sus cosechas al estado. Muchas de estas personas nunca regresaron y murieron bajo condiciones extremas en la región siberiana.
También se utilizaron otras tácticas para mantener la represión, como la confiscación de propiedades y la prohibición de cualquier forma de resistencia o protesta.
Los muertos
La hambruna de Ucrania fue un desastre humanitario sin precedentes, y la gran cantidad de muertes que se produjeron durante ese tiempo planteó un problema logístico para el gobierno soviético.
A medida que el número de muertos aumentaba, las autoridades tuvieron que buscar formas inhumanas de enterrar a los fallecidos. En muchos casos, los muertos eran sepultados en fosas comunes que se cavaban en tierras cercanas a las aldeas y ciudades.
En algunas zonas, estas fosas eran realizadas por los mismos campesinos, que eran obligados a trabajar para el estado. En otros casos, se contrataban a trabajadores especializados para realizar la tarea.
A menudo, los muertos eran enterrados en grupos sin ningún tipo de identificación individual. Las tumbas eran simples agujeros en el suelo, con poca o ninguna marca para identificar quién estaba enterrado allí.
En muchos casos, los cuerpos no eran ni siquiera cubiertos con tierra, ya que no había suficientes recursos ni la disposición gubernamental para hacerlo.
La falta de recursos económicos también derivó en que no había ataúdes disponibles para enterrar a los muertos. En cambio, los cuerpos eran envueltos en telas o sacos antes de ser colocados en la fosa común. En algunas regiones se informó que los cuerpos eran arrojados directamente al río Dnieper.
Nexo con el presente
La hambruna de 1932 y la actual invasión rusa a Ucrania nos enseñan cómo el comunismo, una ideología que no ha traído prosperidad en ningún lugar del mundo, puede llevar a graves violaciones de los derechos humanos y a la vulneración de la soberanía y la independencia de los países.
En el caso de la letal crisis alimentaria, el gobierno comunista de Stalin implementó políticas económicas que priorizaban el control estatal sobre la vida de las personas, lo que condujo a la muerte de millones de ucranianos por inanición o por el accionar criminal de las autoridades.
Respecto a la presente ocupación rusa a Ucrania, el régimen de Vladimir Putin, que se define como heredero del comunismo soviético y por ende de igual manera lo practica, ha vulnerado la soberanía y la independencia de Ucrania, así como los derechos humanos de esa población.
Nada es más claro que las palabras comunismo y democracia no son sinónimos, y que la nación ucraniana arrastra desde hace muchas décadas el lastre de ser víctima de una doctrina política que solo trae destrucción y muerte.
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@danielcastrope