Charlie Kirk fue la voz de verdad de nuestra generación. Pagó el precio máximo por causas nobles como la fe, la familia y el conservatismo.
Charlie representó la firmeza del mensaje “Dios no está muerto”, siendo el primero de su generación en declarar su fe abiertamente y sin disculpas
Charlie Kirk fue la voz de verdad de nuestra generación. Pagó el precio máximo por causas nobles como la fe, la familia y el conservatismo.
Ver la fe, el patriotismo y la verdad sin disculpas en la cultura era impensable hasta que Charlie rompió el molde y puso el conservatismo en el centro del debate nacional.
Charlie impulsó la fe y la libertad en la conciencia de los jóvenes, rescatando ideas que la cultura intentaba silenciar: lo qué significa ser hombre, amar a Dios y vivir el mensaje de Cristo, y liberar a las personas de la ignorancia.
Fue usado por Dios para este tiempo y no cedió en su misión. Lo seguí desde que era un joven valiente que enfrentaba escuelas cerradas a la fe y al pensamiento conservador. Tenía el coraje de mirar al enemigo directamente y hacer que parpadeara.
Charlie representó la firmeza del mensaje “Dios no está muerto”, siendo el primero de su generación en declarar su fe abiertamente y sin disculpas. Sus debates en campus fueron legendarios: parte renacimiento religioso, parte espectáculo, parte concierto. Pero siempre invitaba a sus oponentes a volver al principio: “Lean la Biblia, no tienen que creerla, solo léanla y hablemos.”
Esa invitación sencilla movilizó a miles. Su influencia en la juventud es profunda y duradera. Charlie también llevó el conservatismo a las masas. Antes era un lenguaje cerrado, él lo hizo accesible y popular, haciendo de la fe, la libertad y el patriotismo una especie de movimiento cultural disruptivo.
Cambió América, y fui testigo. Por eso su pérdida duele tanto. El dolor y la rabia ya están dando paso a la unidad, la sanación y la construcción de la mejor América.
La gente vuelve a los valores conservadores y a Dios como nunca antes. No es solo un momento político, es un momento espiritual. La vida y muerte de Charlie recuerdan grandes renacimientos históricos: la Revolución de Jesús en los 70, Juan el Bautista preparando el camino, Pedro y Pablo construyendo la fe, Elías enfrentando a los profetas de Baal.
Charlie pertenece a esa línea de hombres que no retrocedieron cuando importaba. Nuestro Charlie fue mártir por sus creencias cristianas, sociales y políticas, pero dejó un legado que perdurará generaciones. Si él fue valiente, debemos ser aún más. Su sacrificio lo exige.
Por mi parte, llevaré su antorcha con orgullo. Nos enseñó que un solo hombre, con fe y convicción, puede enfrentar y cambiar la cultura.
Charlie Kirk se ha ido, pero su obra apenas comienza. Adelante para Charlie Kirk.
* Roberto J. González es comisionado de Miami-Dade por el Distrito 11