sábado 8  de  noviembre 2025

Conductas insoportables de nuestro tiempo

No hay que empezar a caerse a tiros en cines y teatros, pero no es suficiente con pedirle al público, en un anuncio, que se porte bien

El Lago de los Cisnes, un ballet con música de Tchaikovsky, pone en escena indecisiones, confusión y embrujos. En definitiva, el Príncipe Sigfrido se debate entre el bien y el mal, el amor verdadero o eso que a veces se disfraza de amor y es otra cosa. Dos cisnes encarnan el motivo de este desgarre, uno es blanco, el otro es negro. n

Cuando empieza el segundo acto del ballet, en medio de una música suntuosa, Sigfrido, que andaba de cacería y se ha separado de sus amigos, llega al claro de un bosque, junto a un lago en el que se posa una bandada de cisnes. El apunta con su ballesta a los cisnes, con animus asesinandis, pero se queda estupefacto cuando una de las aves se transforma en una hermosa doncella u2026 n

Y así estaba en una función dominical reciente el bailarín cubano Arián Molina, ballesta en mano esperando la llegada de los cisnes, cuando una espectadora rolliza, mas parecida a un pavo, envuelta en un vestido vaporoso y exiguo, irrumpió en el escenario y se puso a modelarle en pleno escenario del Teatro Nacional en La Habana. n

Dios mediante, uno de los amigos del príncipe salió de bambalinas a ayudarlo y gracias a que al luminotécnico se le encendió el bombillo, hubo un apagón en el escenario y la gorda bajó o la bajaron en medio de tremenda gritería. n

Hay un video para dar constancia de los hechos. Me llamaron mucho la atención las reacciones tan diversas del público: unos la abuchearon, otros se reían, otros le gritaron u00a1Bravo! y oí hasta una invocación a Cristo por parte de uno de los espectadores, que parecía fulminado por un rayo. n

No sé qué habría sentido yo. Pero felicito a Arián Molina, a Sigfrido, por no usar la ballesta. n

De manera que tuvo que encaramarse una perturbada en el escenario del Teatro Nacional para que el periódico Granma tocara el tema de la educación formal en Cuba, o más bien de su inexistencia. n

Y es que como menciona el articulista cubano que hizo la reseña del espectáculo, no se trató solamente de esta interrupción sui generis, sino de los niños de brazos llorando, los celulares encendidos y los continuos comentarios. El comentarista incitó a la justicia a caer, con todo su peso, sobre estas actitudes impropias. n

Pero el mal, por esta vez, no es exclusivo de mi querida isla. Hace cosa de un año una de las señoras sentadas en la sección Very VIP del Jackie Gleason contestó su celular, un aparato de esos con un timbre asesino, en medio de la función, también de ballet por cierto, y le gritó a su amiga, para terminar, que se acordara de entrar al gato u2026 En esos palcos Very VIP se sienta gente muy importante que da mucho dinero para el ballet y no se les puede decir nada. n

En realidad, el tema es preocupante a todos los niveles y en todas las sociedades. En los teatros de Miami se permite beber y la euforia que le provoca el alcohol a algunos conciudadanos es incompatible con un comportamiento medianamente razonable. u00bfY qué vas a hacer cuando un tipo detrás de ti se pone a cantar a voz en cuello con Raphael? u00bfVirarte y cogerlo por el cuello? Aunque el trago nada tiene que ver, porque hay quien bebe y disfruta y deja vivir. Pero a veces es sorprendente -e insoportable- la falta de respeto por el derecho ajeno, el mío, por ejemplo, de ver un show en paz y como Dios manda. nA mi me enseñaron a no hablar en los cines o teatros y cuando parí, si mi hija se sentía mal, salía con ella en brazos para que su llanto no molestara al resto del público. n

Pero hay gente que se porta peor en público que en su casa. u00bfLa solución? Pues aumentar el volumen en las salas de espectáculos. Uno sale de un concierto más sordo que Beethoven, por los decibeles y porque, en definitiva, lo que hace la gente es gritar más, ya es a voz en cuello, para hacerse oír. n

Puede ser muy frustrante. n

Hablando precisamente de El Lago de los Cisnes, versión Hollywood, El Cisne Negro, a un cinéfilo en Riga, Letonia, le alteró el metabolismo el ruido que hacía otro comiendo palomitas de maíz y lo mató de un disparo. n

Sin ir muy lejos, aquí en la Florida, en un cine de Wesley Chapel, un agente policial retirado le disparó a un hombre por mandar mensajes de texto. Le molestaba la luz de la pantalla del móvil. n

No hay que empezar a caerse a tiros en cines y teatros, pero no es suficiente con pedirle al público, en un anuncio, que se porte bien. n

La educación formal consiste en una serie de reglas que facilitan la convivencia. n

Hay que resucitarlas, reforzarlas y hacerlas respetar de alguna manera, pues tu libertad choca y agrede a la mía si no me permites concentrarme en ese espectáculo por el que pagué, como tú, y adonde vine, como tú, a soñar.

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