miércoles 12  de  noviembre 2025

Cumplir 70 años

Agradezco a Dios todo cuánto me he dado: familia, amigos, colegas, viajes, amores, y tantas cosas hermosas que a veces no nos detenemos a disfrutar

De niña, si preguntaba nimpaciente cuándo llegaría nmi cumpleaños, nmi padre me contestaba: n u201cCuando florezcan los nflamboyanes u2026 u201d En estos nmomentos, en la Cuba nen que nací y en Miami ndonde vivo, los rojos y nnaranjas de estos bellos nárboles colorean el paisaje. nSe acerca, pues, el n11 de julio en que llegaré na los 70 años. Es fecha npropicia para pasar balance, nreafirmar mi filosofía nde vida, agradecer nbendiciones, reiterar nproyectos futuros. n

No importa cuán saludable nestemos, cuánta nenergía tengamos: con nlos años aumentan los nachaques. Mi generación, nrepito a menudo, desea nmorirse con buena salud. nCuesta aceptar limitaciones, npero son reales. Se nme cansan los ojos y las npiernas con más rapidez. nLo peor, sin embargo, nes la ausencia de tantos nseres queridos que se me nhan muerto -padres, tíos, nhermanos y primos mayores, nmaestros, amigos, nincluso algunos de mi nedad y más jóvenes-. Es nun vacío difícil de llenar. n

La recompensa es ver a nlos nietos crecer, y observar ncomo aquellos cuatro n u201cenanitos u201d que cabían debajo nde un sombrero hace napenas unos años son ya njóvenes adultos, todos de nmás de seis pies, el menor nun u201csenior u201d en Belén y los ntres mayores con novias y ncursando estudios universitarios. nOtro dividendo nque traen los años es el nnúmero de exalumnos que nse mantienen en contacto, ncomparten sus éxitos y nlogros. Recientemente una nse ha graduado de abogada nen Harvard, otra espera su nprimer bebé. n

Con los años he ido nperdiendo el apego a los nbienes materiales. Aunque nsigo amando mi casa, nlibros, cuadros, recuerdos nde viajes, y me puede ilusionar nalgún collar nuevo, ncada vez necesito menos. nNo hay regalo que aprecie nmás que el tiempo compartido ncon familiares y namigos. No deseo tener ncosas sino disfrutar experiencias. nEl mejor regalo es nuna visita, una invitación naunque sea a tomar un ncafé, una llamada telefónica. nEn esta era virtual, nel contacto humano se ha nconvertida en una dádiva. n

El futuro de Cuba, las ntantas injusticias que nse comenten en todas npartes, y la violencia sin nsentido continúan siendo ncausa de desvelos y rebeldía. nTodavía discuto con npasión, pero no pierdo el ntiempo haciéndolo con ntodos. Cada día me vuelvo nmás tolerante con otros npuntos de vista. También nsé ya que no podré ncambiar el mundo, pero naún intento contribuir, siquiera nde forma modesta, na que sea mejor. n

Siento que tengo un ncompromiso con mi obra nliteraria; me angustia que nse me acorta el tiempo npara escribir. Los comentarios nde los lectores me nestimulan, pero más me npreocupa la cuartilla en nblanco que la ya escrita. nCon todo, el éxito actual nde mi obra de teatro Memoria ndel silencio, basada nen la novela del mismo ntítulo, que ha llevado a nlas tablas en Caracas con ntanto acierto la directora ncubanovenzolana Virginia nAponte con su grupo nAgo Teatro, me ha producido nuna gran satisfacción, nespecialmente al comprobar nel valor universal de nuna historia cubana. Me nilusiona que la pieza se nestrenará en Miami a principios nde Octubre y que nuna edición bilingu u0308e de la nnovela saldrá a la luz también neste otoño. n

Agradezco a Dios todo ncuánto me he dado: familia, namigos, colegas, viajes, namores, y tantas cosas nhermosas que a veces no nnos detenemos a disfrutar. nSol, luna, lluvia, mar, árboles n- u00a1qué belleza esos flamboyanes nen flor!-, el arte nen todas sus formas. Sus nbendiciones son infinitas ny las acepto con humildad. nTambién me ha dado ncruces e intento llevarlas ncon paciencia y decoro. nAhuyento las penas con nproyectos e ilusiones. n

Quisiera en los años que nme queden, ver graduarse nde la universidad a mis ncuatro nietos, bailar en nsus bodas, cantarles a sus nbebés las nanas con que nme durmió mi abuela. nDesearía saber a mis hijas nfelices, aunque también nhe aprendido que la felicidad nno existe, más que en nbreves momentos en los nque cabe, sin embargo, la neternidad. Sueño que el nproceso de reconciliación nque ya ha empezado entre nlos cubanos de la isla y los nde la diáspora, permita nla construcción de una nCuba mejor. No me gustaría nmorirme sin ir a Italia ny a Baracoa, donde en la nGuerra de los Diez Años nfusilaron a mi tatarabuelo. nEspero escribir muchas nmás columnas, y dos o ntres libros, que aún llevo nadentro. Y que sean mejores nque los anteriores. n

Aspiro a continuar confeccionando ntodas las semanas nuna lista de cosas npor hacer que combine nproyectos a largo plazo ny deberes cotidianos. O nsea, estar activa hasta mis núltimos días. Y que muchos naños después de que nalguien me cierre los ojos ncon ternura, haya quien nme recuerde porque mi ncariño, mis lecciones o mi nliteratura fueron un bien nen su vida

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