“Las analfabetas del siglo XXI no serán los que no puedan leer y escribir, sino quienes no puedan aprender, desaprender y volver a aprender.” Alvin Toffler
Venezuela enfrenta el colapso del aprendizaje; urge reformar la educación para formar ciudadanos libres y democráticos
“Las analfabetas del siglo XXI no serán los que no puedan leer y escribir, sino quienes no puedan aprender, desaprender y volver a aprender.” Alvin Toffler
Recientemente, leí un artículo escrito por Carlos Trapani en el cual se evidencia esta afirmación hecha por Toffler. Expresa Trapani que “más del 80% de los estudiantes de primaria y bachillerato no entienden lo que leen ni logran operaciones básicas de matemática.” Esta alarmante situación, dice, nos hace ver que “no estamos ante un rezago escolar. Estamos ante el colapso del aprendizaje.”
Yo diría que siendo la educación un proceso de enseñanza-aprendizaje, estamos, evidentemente, ante el fracaso del sistema educativo todo. De allí que, en el caso de Venezuela, urge clarificarnos que si queremos verdaderamente una libertad plena, debemos revisar nuestra educación a todos los niveles y modalidades. Hace años yo escribí que no puede haber libertad donde reina la miseria y que una de las expresiones más evidentes de ella es la ignorancia. Tal como dijo nuestro Libertador “un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción”, y el afamado escritor Fiodor Dostoievski señalaba que “en la miseria no hay, ni ha habido nunca, quien conserve intactos la nobleza de sus sentimientos.”
La miseria no solo la provoca la carencia de bienes materiales indispensables para sobrevivir, hay una carencia mayor, que es la de principios y valores que nos orienten en la vida, es la miseria espiritual, la miseria del alma. Por eso hay que insistir en educar para la libertad. Educar para la democracia. Enseñar a discutir; formar ciudadanos demócratas, inconformes, pero conforme a lo que los valores democráticos establecen. Despertar la inquietud por el destino personal apegado a los valores individuales, sin desconocer las exigencias armonizadoras con los valores sociales, entre los cuales, los democráticos son esenciales. Dicho en palabras de Savater: “buscar en común una verdad que no tenga dueño y que procure no hacer esclavos.”
Andrés Oppenheimer argumenta que mejorar sustancialmente la educación, la ciencia, la tecnología y la innovación no son tareas imposibles, sólo que los países latinoamericanos están demasiado inmersos en una revisión constante de su historia que los distrae de lo que debería ser su prioridad principal: mejorar su sistema educativo.
El Tecnológico de Monterrey a través de nuevas tecnologías de aprendizaje, intenta romper la barrera del tiempo y el espacio de su sistema escolar tradicional mediante la educación en línea. El desarrollo científico nos demuestra hoy en día que no hay una “independencia” determinante de uno u otro hemisferio cerebral. Las neurociencias afirman que la imaginación está en los dos hemisferios, lo mismo que la atención, la concentración, la memoria y la intuición y que ambos pueden entrenarse.
La ciencia ha podido escanear el cerebro mientras piensa. Un cable de fibras neuronales permite que trabajen en equipo. Hoy la inteligencia se perfecciona con la tecnología y el poder del hombre está ligado a la lectura. La neuroimaginación es el camino para poner en juego la capacidad que tiene el cerebro de autoformatearse con la educación y la experiencia. La educación en valores permite la formación de ciudadanos libres, de ciudadanos para vivir en democracia. Estos elementos mencionados obligan a un cambio sustancial de nuestra educación.
Hay que hacer un esfuerzo sobrehumano para enfrentar y sobreponerse a un modelo ideológico y político con un pensamiento único. Un esfuerzo por devolver a la democracia sus valores fundamentales. Una democracia que se sustente en la libertad plena de la persona humana. Una democracia como la manifestada por Javier Biardeau, simpatizante del proceso, donde “las contradicciones entre los intereses existentes en la sociedad deben poder ser expresadas por una prensa independiente, sin censuras ni restricciones de opinión y por una pluralidad de formas de delegación y representación... “donde el derecho no se reduce a la arbitrariedad perennizada de la fuerza de la razón de Estado” www.venamerica.org.
Neuro J. Villalobos Rincón*
*Director de VenAmérica