Lo que, para usted, amable lectora o lector, es bueno, es malo para los roboLucionarios más característicos. Lo que para estos últimos es indecente, para sus antípodas morales, es honroso. La probidad es motivo de recelo, entre los integrantes de tal gavilla. Irrelevante que el espécimen al que le metamos la lupa se encuentre en las “alturas” del poder o que expongamos el caso, del portero más modesto de cualquier ministerio.
-No tengo más camino que destituir y mandar ¡preso, pa´ que sepa que hay gobierno! al camarada Zutano. Anoche, le ofrecí pegarlo en el guiso de las sillas de ruedas para huerfanitos pobres y ¿Saben qué me contestó? ¡Con un susurro de “Ave María, Purísima”, ¡al tiempo que se santiguaba! ¿Qué respuesta es esa? ¿Ah? ¡Estamos ante una inaceptable exaltación de la honestidad que incita al odio público contra los roboLucionarios de pura cepa y que, de paso convierte, automáticamente, al sospechoso, en integrante de un complot terrorista contra la continuidad de nuestro proceso de cambios profundos!
Los roboLucionarios de verdad -y peor, los de mentira, es decir, todos- no son corteses, ni valientes. Tal es el imperativo cromosómico que le legó el “comandante eterno” a su anhelado “hombre nuevo”.
A diario se dan los casos de jóvenes y no tan jóvenes, que roban, asesinan, delinquen, que se convierten en azotes y en lugar de esconder sus fechorías se jactan de haberlas perpetrado, con la convicción que, ellas les harán merecedores de ascensos en la nomenklatura que usurpa el Poder en mi amada Venezuela.
“Yo soy, yo, y mi circunstancia y si no la defiendo no me salvo, yo”. Habría que aclararle, en primer término, al señor Ernesto Paraqueima, protagonista de la crónica de hoy, que la anterior frase, no es de la autoría de dos personas, sino de un solo señor que se apellidaba Ortega y Gasset. En todo caso, el exalcalde de El Tigre, estado Anzoátegui, sometido desde la semana pasada a la picota por la fementida “roboLución”, no ha hecho otra cosa, que apegarse a la filosofía orteguiana, aunque, no sepa y le tenga sin cuidado, el mencionado caballero.
Están por cumplirse 23 años de constante saqueo contra las gemas éticas que, por siglos, han adornado nuestro gentilicio. Y, además, el crimen, sí paga en la “roboLución”.
Si el susodicho, comandante eterno, años atrás, de manera pública, le ofreció sexo a su mujer “para esta noche” y en alguna que otra de sus peroratas expresó que tenía una “necesaria” ¿Qué tiene de procaz que, Paraqueima, en ceremonia oficial haya inaugurado un burdel o le haya obsequiado un “consolador”, como regalo de cumpleaños, pa´gozá, a una humilde residente de la referida municipalidad?
¿Quién ha abusado peor de su poder? ¿Paraqueima, que prevalido de su referido carguito insultaba, a diario, en un programa radial de la localidad a todo aquel que se atrevía a quejarse de su gestión como alcalde? ¿O el hombre del mazo dando, que difama, ofende y vitupera cada miércoles, a todo el que le viene en gana, desde un estudio de TV que de lo valiente o de lo machote que es, ha hecho instalar en el piso 11, del edificio central del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, SEBIN, sector de Sábana Grande, Caracas?
Muy criminal, que Paraqueima se haya mofado del mural pintado por niñitos excepcionales. Pero más aberrante, es payasear como fementido bailarín de salsa, minutos después de ordenar, desde algún búnker subterráneo, “¡plomo, carrizo!” contra una manifestación, integrada por jóvenes desarmados.
Como Paraqueima, no hizo, como funcionario público, más que emular a uno o a varios próceres roboLucionarios, no queda más que especular sobre el verdadero motivo de su caída en desgracia.
Tal vez no repartió, como lo manda la “roboLución”, algún botín o emuló al corrupto equivocado. O quizás, las dos cosas al mismo tiempo.
@omarestacio