sábado 9  de  noviembre 2024

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Terminé en una clínica de operaciones otra vez. Muerta de miedo, sintiéndome la mujer más fea del planeta. Pasaron dos años y los dolores en las nalgas no se me quitaban

Qué alivio haber terminado con mi novio. A él no le gustaban las flacas, le gustaban las gordas, de traseros ridículamente enormes preferiblemente. No le gustaban las chicas de cabello oscuro, le gustaban rubias. Cuando lo conocí, prácticamente me obligó -o digamos que"me convenció" para que suene bonito- de que me cambiara el color de mi pelo castaño oscuro con el cuento de que me hacía lucir mayor. Me llevó a una peluquería dominicana y allí poco a poco iba disfrutando de cómo me convertían en la persona que él quería y que yo no era.

nLo siguiente fue la operación de senos. Casi todas las noches llegaban los comentarios como si fueran una canción de mal gusto, cantada por un afónico: u201cMi ex usaba la talla C en sostenes. Se le veían bien. Quizás si tú te operas te luzcan mejor. Vaya no es que los tengas mal, pero un poco más te lucirían mejor u201d. nY allá fue la imbécil de baja autoestima a hacerse todos los análisis para programar por fin la operación. Dios mío qué dolor, qué sufrimiento. Los hombres no pueden imaginar cómo duele una operación de ésas. Pensé que más nunca sentiría ni papa por ahí. Me los hicieron tan grandes que a veces me dolía la espalda de lo que me pesaban.

nPero nada, todo para que él estuviera contento y me mirara con deseo. Meses más tarde llegó la propuesta siguiente: u201cMami, u00bfpor qué no te haces una lipo y de paso las nalgas? u201d. Eso me dio ganas de llorar porque yo no tenía la barriga tan imperfecta como otras de mis amigas que había visto que sí las tenían feísimas. nY yo había creído siempre que tenía unas pompis envidiables por lo que aquello me hundió en una depresión profunda. Lloré más que el cielo en tiempo de ciclón.

nAl final terminé en una clínica de operaciones otra vez. Muerta de miedo, sintiéndome la mujer más fea del planeta. Pasaron dos años y los dolores en las nalgas no se me quitaban. Ya no podía pasar horas sentada delante de una computadora, ni podía estar demasiado tiempo frente al televisión. Todas las posiciones eran incomodas incluso para dormir. Tuve que decirle adiós a mi posición de dormir favorita, la boca arriba con las piernas abiertas.

nLa lipo no me quedó muy bien. Esos masajes que me hacían en el estómago eran dolorosos y además carísimos. Me di más de una docena y se me quedó el estómago con bolas.

nAhora que ya tenía pelo rubio, senos exorbitantes y glúteos monumentales quería exhibirme con mi novio en la playa. Y adivinen con qué me salió éste: u201cMami, tú eres trigueñita de piel, no te conviene mucho coger sol, recuerda que el aire acondicionado es lo que te pone la piel bonita y recuerda que a mí me gustan las blanquitas desempercudidas u201d.

nEran ideas mías o éste lo que pretendía era que yo no saliera de mi casa y me quedara de por vida esclavizada a la sombra y al aire acondicionado para no ponerme quemadita. Mira con lo que me gusta la playa, el sol y la piel dorada a mí. Qué va, esto último sí que no lo podía permitir, ya eran demasiados insultos e inconformidades hacia mis rasgos físicos. Esto ya pasaba el límite de lo tolerable.

nYo soy trigueña, digamos que casi mulata y estoy muy orgullosa de mi piel. No voy a caer en la payasería de Maikel Jackson, además que tampoco tengo ese dinero para ponerme blanca y ser la rubia que él quiere que yo sea. Ya he cambiado bastante para complacer a sus ojos, para encajar en sus gustos. Él pide y yo obedezco. El dice: u201cNo estás linda así u201d, y yo me lo creo. Ya me cansé de esta relación. Me incomodan los implantes y odio a todas las rubias que me encuentro en la calle.

nHacía seis meses, desde aquella tarde que me llené de valor para sacarlo de mi vida, que no sabía nada de él. Hoy lo vi saliendo de un restaurante Chino, sigue siendo el mismo tacaño y barato de todos los tiempos, u00bfy adivinen con quien andaba? Con su ex.

nSí, ella misma, la rubia chusma de glúteos grandes de la que me habló siempre horrores, y que juró no volver a verle la cara jamás porque era una fulana.

nNo me dolió, aunque sí me sorprendió. Esperé verlo invariablemente con una rubia, pero nunca imaginé que habiendo tantas en el mundo terminaría al final con la misma que tanto había calumniado.

nYo iba del brazo de mi moreno. Ya sin mis implantes porque un día no los soporté más y decidí liberarme de ellos. Con mis nalgas naturales, esas de criolla que Dios me dio y que no necesitaba aumentar.

nMe sentí tremendamente feliz, aliviada y agradecida con lo que era. Yuni, me miró y me dijo:" u00a1Mi reina, ese tipo estaba loco, mira que venir a cambiarte por esa blanca sin sabor! Mi amor, si tú eres un bombón, ven acá dame un besote para que vean qué buena pareja hacemos tú y yo".

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