Aun cuando China celebrará la llegada de su Año Nuevo el próximo 12 de febrero, no hay duda de que una de las imágenes más impactantes del 31 de diciembre pasado fue la visión de miles de personas reunidas en la ciudad china de Wuhan, celebrando la entrada del año 2021 en occidente.
La escena representaba un contraste rayando en la ostentación, pues las principales ciudades de Estados Unidos y de otros países del mundo mostraban sus calles prácticamente vacías, atendiendo el llamado de autoridades locales a mantener la cuarentena por el aumento de contagios del coronavirus.
Recordando que fue en Wuhan donde se originó el COVID-19, la ciudad china parece haber recuperado su normalidad al controlar efectivamente la crisis sanitaria, algo que todavía para nosotros es solo una ilusión distante.
Esto es una clara indicación de que China, ahora vista como el mayor rival de Estados Unidos en términos de poderío económico y militar, pareciera haber superado los riesgos de la pandemia y está lista para la acción.
Estados Unidos y China son competidores globales en un área vital como la innovación tecnológica, según aseguran Shining Tan, Michael Zhang, Qihan Zou y Scott Kennedy del Centro para Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS) de la ciudad de Washington.
“Los dos países se encuentran a la vanguardia del poder cibernético y la tecnología de supercomputadoras y presentan el mayor volumen de solicitudes de patentes anualmente”, señalaron.
Los autores del artículo argumentan que Estados Unidos lleva las de ganar y como prueba basta echar una mirada al último Índice de Innovación Global 2020 (GII) de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), que ubica a Estados Unidos en el tercer lugar como país más innovador, detrás de Suiza y Suecia, mientras que China está el puesto número catorce.
La posición de Estados Unidos también encierra debilidades en subsectores específicos que pueden afectar la creatividad, como la educación y la sostenibilidad ecológica.
China también enfrenta deficiencias en el sector educativo pero sus mayores desafíos están el entorno regulatorio, que hace difícil cualquier transacción.
China igualmente ha desarrollado sus propias vacunas y aunque todavía no está clara su efectividad, una vez superado este escollo, empezarán a exportarlas.
Latinoamérica es una de las regiones en la mira, pues son vacunas de bajo costo, en muchos casos a crédito y de fácil transportación y conservación.
En Brasil, por ejemplo, el Instituto Butantan de São Paulo, está procesando un envío para la producción de un millón de dosis de Corona- Vac, desarrollada por el laboratorio chino Sinovac, Ltd, que cotiza en Nasdaq, la bolsa de valores electrónica más grande de Estados Unidos y el mundo.
Argentina, Chile, México y Venezuela ya han anunciado compras de vacunas chinas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) está evaluando el uso de la inmunización china contra el COVID-19, para su lista de uso de emergencia y así acelerar su disponibilidad en otros países.
Washington no ha competido en este frente porque no es parte de este acuerdo.
China tiene cuatro vacunas en la última fase de los ensayos clínicos, según Naciones Unidas (ONU).
El programa de inmunización estadounidense ya arrancó, pero con desafíos.
El propio asesor principal del Gobierno estadounidense sobre enfermedades infecciosas, el doctor Anthony Fauci, admitió que no será antes de la llegada del otoño cuando todos tengamos acceso a la vacuna.
Además de Pfizer-Biontech y Moderna, hay otras dos que se encuentran en fase 3, como la de AstraZeneca-Universidad de Oxford, Inglaterra y la de Johnson & Johnson, que posiblemente estén listas en primavera.
En cuanto a las relaciones bilaterales comerciales, las tensiones continúan.
El presidente Donald Trump firmó recientemente una legislación que permitiría expulsar a empresas chinas de las bolsas estadounidenses, a menos que permitan acceso a reguladores estadounidenses para realizar auditorías financieras.
Las fricciones no han impedido que China concluya acuerdos comerciales con sus vecinos del océano Pacífico y más recientemente un principio de Acuerdo de Inversiones con la Unión Europea.
En todo caso, el partido comunista chino, que controla el poder con guante de acero, cumplirá 100 años el próximo mes de julio, mientras que en Estados Unidos es claro que el proceso de transición presidencial no ha ido tan bien como debiera.