Esta semana tuvimos hechos y acontecimientos políticos muy importantes en el estado de Florida. Después del exitoso acto público, en la ciudad de Orlando, con más de 20 mil personas, del lanzamiento de la candidatura presidencial a la relección 2020, nuestro presidente amigo Donald Trump realizó una jornada triunfal de recolección de fondos para su campaña en la ciudad Doral, donde admira mucho el trabajo de los venezolanos, grabando un programa especial de TV para la cadena nacional Telemundo, con el reconocido periodista José Díaz-Balart, hermano menor de nuestros amigos parlamentarios Lincoln Díaz-Balart y Mario Díaz-Balart, republicanos por Florida. Ambos eventos confirman la importancia política electoral de este estado en la contienda presidencial del próximo año.
Un analista político serio, que respete a sus lectores, siempre debe de cuidarse de cometer errores, en sus apreciaciones o pronósticos políticos, porque corre el riesgo de perder su credibilidad y confianza que es fundamental para tener éxito en su línea de comunicación con la opinión pública. No puede ser sentimental, emocional, fanático y mucho menos proyectar la imagen de ser un “activista más”, al servicio de intereses personales o grupales.
Debe ser estudioso e intérprete de los diversos instrumentos de medición de la opinión pública nacional o local. Investigar las encuestas, no solo las cifras finales sino, en su contexto general, examinar las bases fundamentales de ellas y su contenido puntual. Escuchar, leer y ver análisis de otros sectores, adversos o partidarios de la candidatura, para conjugar los diversos matices y conclusiones. En definitiva, esas herramientas le darán una visión mucha más cercana a la realidad a la hora de expresar sus pronósticos técnicos y análisis finales.
Las elecciones presidenciales pasadas de noviembre del 2016, en su conjunto fueron atípicas, con muchos vicios y con el diseño previo de una estrategia, en mi opinión, equivocada, porque fueron basadas en falsas premisas, pero dada las circunstancias de un apoyo casi total de todos los importantes medios de comunicación social del país, en especial las cadenas de televisión, excepto Fox, “vendieron” una imagen “victoriosa y aplastante” de la Sra. Hillary Clinton como ganadora al final de la contienda, cuando en realidad las encuestas serias y analistas expresaban lo contrario.
El apoyo abrumador de los medios los “embriagaron e indigestaron”, perdiendo la noción donde la ilusión creada, superaba su propia capacidad de interpretar la realidad frente a sus ojos, mientras ello ocurría, Trump ganaba las elecciones en estados de fuerte tendencia demócrata, como el caso de Michigan, Pensilvania y Wisconsin, así como también en estados “bisagras” como Ohio, Florida, Georgia, Iowa, Arizona, Nevada, Colorado, Nuevo Hampshire, Virginia y Carolina del Norte. Un total de 30 estados importantes, mientras la candidata demócrata debió conformarse con ganar en 20 estados y la capital Washington D.C. Trump obtuvo 304 votos del colegio electoral de un total de 538 y su contrincante apenas tuvo 227. Derrota total. La “fantasía electoral” se vino al suelo por el peso de la realidad. Las encuestadoras perdieron su mejor batalla una vez más.
La victoria de Trump, un desconocido en la política del “establishment”, empresario exitoso y con una experiencia como “Show Man” en algunos medios, sorprendieron a sirios y troyanos, que nunca imaginaron verlo coronar como cuadragésimo quinto presidente de la USA. “Así son las cosas”, diría nuestro fallecido amigo Oscar Yanes.
Como antecedente en la contienda interna del partido republicano, en el caso concreto del Sur de Florida, al igual que el resto del país, los dirigentes tradicionales fueron desplazados por un nuevo liderazgo partidista, nacido al calor de las primarias, ante el sorpresivo avance y triunfo de Donald Trump en todo el estado.
En el caso concreto de los venezolanos, muchos apoyaron las fórmulas del excelente gobernador Jeb Bush, algunos integraron su equipo de campaña y otros optaron por darle su respaldo a nuestro amigo senador Marco Rubio, ambos buenos y brillantes candidatos. En una oportunidad, en una reunión informal de amigos, me preguntaron por mi simpatía y análisis respectivos, con mucha humildad le expresé que apoyaba a Trump y que los estudios de opinión le daban ganador en las primarias republicanas, a la cual uno de ellos me respondió jocosamente “cuidado, ese tipo es loco”, expresando lapidariamente “no tiene vida”. Sin embargo, el tiempo inexorable me dio la razón. Hoy en día estos compatriotas son furibundos seguidores de Trump. Cuestión que me complace.
El periodista y exparlamentario tachirense Gustavo Azocar, vino de visita a Miami, con la finalidad de hacer algunas entrevistas para algunos medios venezolanos, y tuvimos la oportunidad de almorzar y responderle sus preguntas. Expresé con números de encuestas en las manos, con argumentos políticos de peso y el resultado de los debates públicos entre Trump y Hillary, que no tenía dudas del triunfo del actual presidente a la reelección, Donald Trump. Días después de las elecciones públicamente me felicitaba por mi “olfato” y acertado pronóstico electoral. “No me equivoqué, ganó Trump”, título de la entrevista central publicada por el semanario Doral News de Miami de la época.
Esta nueva contienda que apenas se inicia, sin entrar a considerar todavía a fondo el estudio de encuestas especializadas, mi intuición personal me indica que, en esta oportunidad, nuestro candidato Trump, con una sólida obra de gobierno, en especial en el área de la economía, no tiene como perder con nadie. Son evidentes sus logros en la creación de nuevos empleos y la reducción del desempleo a niveles históricos. Su solidaridad democrática con los pueblos de Cuba, Venezuela y Nicaragua es evidente. Cero tolerancia la corrupción internacional.
Ha sorteado con fuerza y fe en Dios todas las campañas de calumnias y agresiones personales, contra su persona y su propia familia. Hoy tiene un liderazgo creciente en constante ascenso, mientras su oposición demócrata esta disminuida, sin liderazgo real y fraccionada en grupos radicales progresistas de izquierda. El partido demócrata del pasado ya no existe, solo le queda Biden, como única expresión de esa generación bipartidista que aportó mucho al entendimiento y convergencia política en función de los intereses de la nación, con la participación de políticos de la talla Edward Kennedy, Bob Menéndez y John Mc Caín, tienen su propio reto.
Los venezolanos agradecidos, y como nuestro país es tema de campaña electoral, vamos a ayudarlo a consolidar su triunfo ¡Señor Presidente Trump, cuente con nosotros, Good Luck!