Al parecer no tienen memoria. Podría pensarse que el tiempo y la senilidad se apoderaron de ellos, pero no es así. Las promesas contraídas durante la juventud, las violentaron en esa misma edad y destruyeron impunemente el orden jurídico democrático de la nación. Esta verdad incomprensible para la época fue el pilar del Estado de los hermanos Castro.
Si bien Fidel Castro fue el actor intelectual de la destrucción del orden democrático cubano, su hermano Raúl fue el cancerbero rabioso de la ejecución de esa bochornosa política. Pero veamos esa singular historia en las propias palabras del general Raúl Castro (RC).
El 18 de enero de 1959 Raúl expuso en una entrevista a la revista Bohemia (B), en el aeropuerto de Santiago de Cuba, las siguientes ideas:
B - ¿Usted es partidario de una constituyente?
RC - ¡Ni hablar!... Eso es lo que quisieran muchos, porque en nuestra Constitución (1940) hay una serie de puntos bien claros y precisos que nunca se han cumplido, pero que trataremos de cumplir.
Después de una pausa, continúa…
RC –Puedes asegurar que si nosotros logramos hacer cumplir fielmente la Constitución de 1940, habremos realizado una verdadera revolución.
Por supuesto, esa fue la única verdad proferida por Raúl Castro, pues no pusieron en práctica la Carta Magna del 40, por lo que nunca hicieron una verdadera revolución.
Raúl Castro, como Fidel Castro, era agente de la inteligencia soviética. Pero su postura nada oculta en favor del comunismo, lo hacían ver como un hombre de izquierda. Aunque él en esa entrevista con Bohemia negó ser comunista y lo clasificó como un sambenito.
El 11 de enero de 1959 Raúl Castro fusiló en una fosa común a 71 personas relacionadas con el ejército de Batista, su sentencia fue en un juicio amañado y sin garantías procesales. Incluso, algunos de esos militares no guardaban relación alguna con los sucesos del ataque al cuartel Moncada en 1953. Este crimen de lesa humanidad es llamado “La masacre de Santiago de Cuba”.
La prensa internacional protestó enérgicamente por los fusilamientos y llamó a Raúl Castro como hombre de izquierda, duro y sin escrúpulos en la práctica de la justicia, según Bohemia. El articulista observa la postura de su entrevistado y dice: “Raúl ha tomado a la ligera las acusaciones y a la pregunta “¿Cuántos fusilamientos se han llevado a cabo en Oriente? Su ayudante el teniente Peña responde por Raúl: -Ciento catorce (114)… y Raúl reafirma que “¡Hay que matar como a doscientos más!”.
Claro está, esa actitud desafiante solo fue para la prensa; pues como despreciable y cobarde victimario, retiró los cadáveres de la fosa común, de los acontecimientos de “La masacre de Santiago de Cuba”, y los cuerpos de esas víctimas de la injusticia fueron arrojados al mar, a la Fosa de Bartlett, frente a la ciudad santiaguera.
Los hermanos Castro mantuvieron una fanfarronería elevada bajo la protección de su metrópolis la Unión Soviética con respecto a los países extranjeros y hacia el interior de la isla cubana por su posición de poder absoluto en el control del país y las armas del terror de estado. No obstante, como todo abusador, en lo más íntimo de su ser, son unos cobardes. El ejemplo más concreto de estos usurpadores del Gobierno del país es la injerencia militar en muchos países de varios continentes; sin embargo, en esa misma actitud belicista nunca intentaron recuperar las tierras de Guantánamo, donde aún hoy está la base militar de EEUU.
El carácter parsimonioso del General Castro no es único. Asimismo pudimos observarlo recientemente con la huida de prisa y corriendo de gobernante continuista Miguel Díaz-Canel, cuando fue asediado por un grupo descontento del pueblo de Regla. Pero antes, había ocurrido con su comandante Fidel Castro, en la populosa esquina de Malecón y Galiano, en Centro Habana, en los sucesos de rebeldía del maleconazo, en 1994.
Del mismo modo, la circunstancia más reciente y llamativa fue la precipitada reunión del general Castro con el embajador estadounidense en La Habana, en franca violación de los protocolos internacionales de diplomacia. En ese caso fue para dar la excusa de que su Gobierno no estaba implicado en el terrorismo sónico hacia los funcionarios diplomáticos de esa sede.
Los regímenes dictatoriales, en especial los totalitarios, aplican el terror de estado para subyugar mediante el miedo a sus pueblos. Pero el miedo se puede vencer, ya antes lo hicieron los rusos, alemanes y pueblos europeos. Hoy lo hace Venezuela en busca de su libertad. ¿Por qué no los cubanos?
En Cuba existen nuevas circunstancias que favorecen la liberación de su gente. Uno de ellos es la concientización de las personas de que se vive sin libertad y democracia, en una franca dictadura. Esta no puede disfrazarse más de demócrata ni fusilar a mansalva como hacía años atrás. Los últimos casos fusilados injustamente tuvieron una gran condena y solidaridad internacionales que dejó sin credibilidad y amigo al régimen. Hoy existen más personas democráticas y sensibles con el sufrir de pueblo cubano por el mundo; que no cerraran sus ojos ante los crímenes de lesa humanidad y atropellos de los isleños cubanos.
Dentro de Cuba existe una oposición fuerte, digna, inteligente y valiente en convivencia junto a sus líderes. Capaz de dirigir el descontento popular hacia la conquista de la libertad. Pues todos, primero en la individualidad de su ser y después como grupo liberémonos de ese miedo congelante del alma y seremos una nación libre.
Para encontrar esos valores de libertad y prosperidad debemos seguir el consejo edificante de aquellos que proponen no cooperar con el régimen a través de ausentarse a su falso referendo y así evitar su legitimización y legalización en el gobierno. Después será más fácil de echarlo del poder usurpador de la nación por ser nosotros parte de una multitud de honrosos ciudadanos.