sábado 7  de  diciembre 2024
OPINIÓN

¿Liberalismo globalizado o nacionalismo proteccionista?

Tránsito del viejo orden unipolar a otro multipolar
Diario las Américas | EUGENIO RODRÍGUEZ BALARI
Por EUGENIO RODRÍGUEZ BALARI

-La política de globalización neoliberal implementada en las últimas décadas, no ha podido arrojarle al capitalismo internacional resultados alentadores y ha estado mostrando significativos inconvenientes; consecuencia entre otras muchas, de la ausencia de soluciones a los requerimientos integrales de las economías avanzadas y los efectos críticos de situaciones, que socialmente impactan a la mayoría de las naciones.

-La economía estadounidense y otras del viejo continente, han confrontado pesadumbres económicas y sociales, que hasta el presente no han podido solucionarlas; mientras la globalización neoliberal/financiera, se ha visto beneficiada, tras un derrotero exageradamente especulativo y corrupto.

Se puede comprender además, que desarrollo económico sin mejoramiento del bienestar social, al final resulta en fracaso.

Esos han sido los resultados, al menos hasta hoy, de estos años de neoliberalismo globalizado y de las decisiones de sus instituciones representativas; patentizado por realidades y síntomas visibles (prácticamente estables), en los procesos económicos recesivos o bajos índices de crecimiento; que han ocasionado desempleo, inseguridades, migraciones y restricciones al bienestar social, mientras las élites del capital transnacional financiero continúan garantizando pingues ganancias.

-Recientemente después del Brexit en Gran Bretaña y llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, con las políticas presumibles que ambas situaciones comportan; puede comprenderse que no han sido acontecimientos fortuitos, ni totalmente inesperados, los que hoy inquietan o crean incertidumbres en el mundo.

Tales hechos tienen relaciones de causa/efecto, digamos entre las circunstancias económicas por la que atraviesa la economía mundial, los efectos sociales que acontecen y la puja por un nuevo papel político/económico sobre los hegemonismos planetarios, indudablemente entre los EEUU, China y Rusia.

-Cierto que el mundo se encuentra en un momento de gran incertidumbre, con preocupaciones políticas, economías de lento crecimientos y guerras; cuando además el arma nuclear se ha ramificado y somos testigos, de inesperados declives o ascensos de naciones en el escenario global; visualizándose la conformación de nuevas áreas de influencias mundiales y la desaparición del hegemonismo unipolar, para posiblemente y por imperativo de las circunstancias económicas, transformarse en otro mundo de jerarquías tripolares o probablemente multipolares.

-Lo que se dice y comienza a hacerse en EEUU y Gran Bretaña, insinúa un posible acomodamiento a esas situaciones y a encontrarnos a las puertas de dejar atrás el mundo de ayer; ya que todo hace prever, que nada será igual a lo que venía sucediendo y sus tendencias; o como dice un viejo amigo “el mundo muda su piel”.

-Aunque nos encontremos fragmentados en casi 200 países y las sociedades posean diferencias económicas, científico/técnicas, étnicas y culturales; no es posible pensar o desconocer sus estrechas interrelaciones y por tanto, de ahí los inevitables efectos que cualquier política predominante pueda originar a escala universal; las que luego por las interconexiones existentes, rebotan o determinan sobre el conjunto de las relaciones económicas y políticas internacionales y su vigencia.

Algo de eso ha sucedido (con conciencia o sin ella) a los líderes mundiales; que han visto fracasar sus esfuerzos y manidas políticas; que como se conoce, en otros momentos dieron lugar a resultados positivos aunque ya no.

Puedo poner de ejemplo la carrera armamentista, guerras frías y calientes, nacionalismos extremos, privatizaciones y/o reducción de las competencias gubernamentales en detrimento social y finalmente las prácticas neoliberales; todas ellas convertidas en políticas relativamente inútiles o pasadas de moda; ocasionando inconmensurables desgastes económicos, gastos innecesarios, pérdidas de recursos naturales, afectaciones ambientales y sociales, o haciendo perdurar los actuales desequilibrios entre países.

Esas políticas, todo hace pensar, no podrán ser las adecuadas para el próximo mundo del mañana.

-No faltan los que consideran que EEUU no supo proceder con inteligencia y racionalidad; cuando después de la desaparición de la Unión Soviética, se convirtió en la única nación con hegemonía mundial y no aprovechó las ventajas (estratégicas, de recursos y eficiencia) que le ofreció aquella excepcional e inesperada coyuntura histórica.

-Las exigencias del siglo XXI son bien diferentes y comienzan a distanciarse de las del XX que las precedió; entre otras razones por el significativo aumento de la población mundial, los extraordinarios adelantos científicos y tecnológicos, el desarrollo industrial y la expansión de los mercados, el auge de las comunicaciones y el transporte, el mismo consumo; los problemas ambientales y las limitaciones de recursos naturales; así como la redistribución de las nuevas esferas de influencia o ubicación de las naciones, dentro de una nueva geopolítica mundial contemporánea.

-Diversos analistas comienzan a coincidir en que el modelo neoliberal está feneciendo, aunque existen fuerzas y políticos que no lo piensan o desean así y se aferran a su naturaleza, a pesar de las fuertes tendencias que se observan a cuestionarlo; e insisten en reavivarlo; considerando al neoliberalismo como tabla de salvación a sus críticos problemas económicos, sin comprender que las economías no pueden reñirse con las necesidades de las gentes, siendo esas precisamente, las razones de las nefastas consecuencias de las políticas neoliberales y su empantanamiento económico.

-Otros analistas consideran que las estructuras están cambiando, que el fenómeno de la llamada globalización neoliberal fatigó a las democracias y las puso en crisis, resultado de la extendida diapasón y profundidad de las crisis sociales y eso los hace pensar, que nos hayamos en el preludio de la des-globalización neoliberal; anticipándose incluso a pronosticar, que las tendencias económicas mundiales se orientarán hacia los regionalismos, valorando que desaparecerán los paradigmas político/económicos mundiales y serán sustituidos por los que a su juicios se encuentran en marcha.

-La irrupción de Trump y su equipo de radicales conservadores estadounidenses, a la mansión palaciega de Washington, no ha sido un relámpago en cielo despejado; he ahí la importancia de seguir con atención y comprender, el momento que viven y vivirán domésticamente los Estados Unidos y sus nuevas relaciones internacionales.

-Todo hace pensar que la administración republicana, pretenda salir con urgencia de la situación de retroceso económico en qué cayó EEUU, dejando atrás las políticas del viejo orden establecido, entronizadas desde la conclusión de la segunda guerra mundial.

Todo hace indicar que la administración estadounidense, se aventura a crear una nueva política económica y a promover relaciones internacionales diferentes; donde una visión más pragmática, posibilite reconocer y acomodar, la necesidad de compartir con otras naciones como China y Rusia, las mayores esferas de influencia o dinámicas económicas mundiales.

Algo probablemente que veamos consolidarse en los próximos años.

-Las organizaciones de la sociedad civil y la ciudadanía global en general, debe comportarse atenta y alerta ante las nuevas políticas y acontecimientos que se produzcan en EEUU y resto del mundo; por aquello de no encontrarse a la zaga, inconscientes, o a la deriva de lo que suceda y de quienes toman las decisiones por nosotros; para al menos poder exigir comprensión y responsabilidad sobre aquellos aspectos que puedan ocasionar angustias o peligros a las gentes.

-Son tiempos difíciles, de cambios, donde no podemos darnos el lujo de mantenernos al margen de lo que ocurre, o hacer como el avestruz, metiendo la cabeza bajo tierra; porque se encuentra en marcha el rediseño de un nuevo orden político y económico mundial y de sus hegemonías; por lo que la ciudadanía no debe proceder con indiferencia ante tan importantes circunstancias.

-Finalmente pongo el ejemplo de un país como México, de conocida orientación neoliberal en los últimos años; en realidad la sociedad mexicana se ha visto afectada por el TLCAN (al menos para la mayorías de sus actores empresariales y laborales); aunque se diga en EEUU lo contrario; porque además de fracaso general y ahí están los análisis y estadísticas, lo ha sido profundamente para varios sectores, habiéndose sólo beneficiado de este, una parte de los políticos y de la oligarquía mexicana.

El Tratado ha sido en buena medida, causante directo del éxodo masivo hacia EEU (11 millones de indocumentados), al que ahora desean hacer regresar; sin embargo las autoridades mexicanas (paradójicamente), continúan defendiéndolo de los anunciados ajustes o revisiones que desea hacer el presidente Donald Trump.

Al parecer sus gobernantes no logran comprender o les importa, la crítica situación por la que a traviesa el país y sus gentes; porque después de tantos años es tiempo suficiente para haber adquirido comprensión, de los inconvenientes de integrar una economía atrasada, de tipo agrícola y desarrollo industrial limitado y proteccionista, con las de EEUU y Canadá, que se encontraban y encuentran en una etapa superior (mucho más adelantada, moderna o eficiente económicamente) y en condiciones jurídicas e institucionales mucho más favorables a las de México.

-Se conocen las políticas priistas de su actual Presidente, de situar el petróleo mexicano en manos extranjeras y privatizarlo, así como otros recursos y reformas que se desean implementar; sin embargo son cuestionadas por amplios sectores de la sociedad mexicana, al considerarlas que entregan los recursos naturales patrimoniales y estratégicos de la nación al extranjero, en función de una política (la neoliberal), que precisamente y en estos momentos, puede valorarse comienza a entrar en una época de disociación que quizás llegue a ser definitiva.

Así las cosas no hay dudas se viven momentos de singular interés y habrá que seguir el ritmo de los sucesos que ocurran; sólo la vida dirá la razón o no a estos comentarios y nos mostrará, el rumbo definitivo que tomen las nuevas situaciones políticas y económicas mundiales.

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