Me consuela sentir que escribir es casi como hacer música. Las frases tienen un ritmo, las palabras tienen que estar afinadas
Alguna gente me dice que soy valiente por haberlo dejado todo para hacerme escritora. Generalmente agradezco, pero ahora que lo pienso, en realidad sí soy parte de ese grupo de gente que a ratos siente que su vocación no es la que aparece en su currículum vitae (horribles palabras, por cierto). n n Cuando escucho una canción y me pongo a bailar en mi cuarto o en la ducha y solo ahí me desinhibo por completo y me miro al espejo y me siento una estrella, es entonces cuando siento que tal vez mi verdadera vocación no es ser escritora sino cantante. Me da mucha vergüenza escribirlo, pero al menos estoy siendo sincera. n n Recuerdo cuando era una niña y ponía mi CD de Shakira y cantaba con ella esas canciones perforadas por la desesperación de quien ama sin ser correspondido, o incluso antes, recuerdo cuando ponía mi CD de Parchís (los argentinos, no los originales, tan antigua no soy) y bailaba y me sabía todos los pasos y soñaba con tener los pechos de la chica de polo amarillo, pero a veces quería ser Natalia, la de polo verde, porque a diferencia de la otra chica no tenía nada de pechos pero tenía todo un estilo. n n Recuerdo también haber escuchado con cierto fervor el casete de una cantante peruana llamada Almendra Golmensky. Recuerdo haber cantado u201choy me he resfriado, ando muy mal de la tos u201d a capella, en mi cuarto sola, desafinando. También recuerdo que en el colegio hubo una actuación y una chica un año mayor que yo (quinto de primaria) bailó esa canción sola frente a todos y recuerdo que pensé dos cosas, la primera: me hubiera gustado ser ella y cantar frente a todos, la segunda: u00bfpor qué todas parecen tener pechos más grandes que yo? n n Lo mío iba en serio. Yo daba conciertos. En mi sala, todas, todas las tardes. No hacía una tarea, solo daba conciertos. Un CD tras otro, hasta que llegaban mis padres del trabajo y me invadía la vergüenza y dejaba de bailar y me iba a mi cuarto y aquí no pasó nada. n n Si no fui cantante creo que fue por esto: por falta de coraje. Una estrella no se hace solamente de una buena voz. Para ser una estrella tienes que ser un buen performer, tienes que estar dispuesta a cantar frente a tus padres y tu tía Periquita y al diablo con todo. n n Al final creo que me hice escritora porque soy tímida y agazaparme tras las palabras me hace sentir cómoda y no me da tanto miedo. Pero si me preguntan, no es digamos la carrera que hubiera elegido si hubieran abierto la gaveta de: requisitos para ser cantante. n n Recuerdo varios momentos que expliquen por qué escribo y no canto: cuando tenía siete años, mi vecino humilló a la chica que me cuidaba y cuando la encontré llorando no se me ocurrió mejor venganza que dejarle un papel en la puerta de su departamento diciéndole en cuatro o cinco líneas cómo me sentía y lo idiota que había sido al tratarla mal. Recuerdo todas las cartas que le escribí a mi profesora de alemán, de la que por alguna razón me enamoré. Recuerdo una carta en particular, escrita en tres hojas arrancadas de mi cuaderno de química, escritas con lapicero rojo, las dos caras de esas tres páginas llenas de palabras que ya no recuerdo, pero que alguien debió decirme saca una copia de esto y guárdalo. Me hice escritora en las cartas que le escribí a mi madre. A algunos ex novios. A la poca gente que quise y ya no quiero. n n Los dados cayeron así: no soy cantante, digo que soy escritora y todo bien con el universo, no me quejo. n n Me consuela sentir que escribir es casi como hacer música. Las frases tienen un ritmo, las palabras tienen que estar afinadas. Mis dedos se mueven sobre el teclado muy rápido como si estuviera tocando el piano. Nunca voy a ser cantante y así está bien. Pero al menos hay música en mi vida.