lunes 7  de  julio 2025
OPINIÓN

Venezuela, la tierra de los abuelos sin nietos

Todo eso quedó borrado. Ahora deben solo opinar. Verlos sin tocarlos. Quererlos sin darles cariño, sin apretujarlos, sin marcar como van creciendo con unas rayitas en una pared

Diario las Américas | VENAMÉRICA
Por VENAMÉRICA

Es así. Venezuela se ha convertido en un país donde hay abuelos, que no tienen cerca a sus nietos. No los ven crecer. No les pueden hacer cariños ni consentir con su calor humano de abuelos. En fin, deben contentarse con verlos en una pequeña pantalla de celular o en un monitor de computadora, que suele ser un poco más grande.

A veces los ve con los “cacheticos” rojos, porque tienen fiebre, y como solía ser antes, cuidarlos con los remedios familiares de antaño.

Todo eso quedó borrado. Ahora deben solo opinar. Verlos sin tocarlos. Quererlos sin darles cariño, sin apretujarlos, sin marcar como van creciendo con unas rayitas en una pared, sin prepararles la merienda, y sin poder ir a buscarlos a la escuela.

Atrás quedó, y ya borrándose, las noches de nietos en casa, porque sus padres viajaban o iban a una fiesta. Todo eso se dio en un cambio de “paradigmas” impuesto por una diáspora que también ha borrado de Venezuela a un venezolano de cada tres. Lo que suma la increíble cifra de 10 millones de venezolanos.

Ese era el trabajo de los abuelos. Lo que podemos resumir en algo más espantoso, como es el quiebre de la transmisión de los valores y las tradiciones. Algo que pudiera traducirse en una pérdida de los rasgos distintivos de la venezolanidad.

Hace varias décadas, cuando los efectos de esta bomba nuclear eran inimaginables, los venezolanos señalaban que no podían estar mucho tiempo fuera del país porque les hacían falta sus arepas, empanadas, caraotas, y pasar las Navidades en familia.

Hoy en día, gracias a la tecnología y a los emprendimientos de los venezolanos que se fueron, todo eso se puede conseguir afuera, bueno, casi todo.

Sin embargo, hemos descubierto que los afectos, el calor humano cercano de nuestros familiares más inmediatos, son insustituibles. Ni siquiera la tecnología, con su inteligencia artificial, puede compensarlos.

A los nietos les hacen falta sus abuelos, y a los abuelos les hacen falta sus nietos. Como me dijo recientemente una vieja amiga, y ya vieja: perdono todo, menos el que me hayan quitado a mis nietos.

Y hasta aquí llega esta nota. Corta, porque las historias tristes deben ser lo más cortas posible. www.venamerica.org.

Eduardo Martínez*

*Miembro activo de VenAmérica

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