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MIAMI.- María Salazar, Carlos Giménez y Daniella Levine Cava tienen algo en común: los tres viven en Miami-Dade y vencieron sus respectivas postulaciones en las elecciones 2020. Pero también tienen algo que les diferencia y es que dos de ellos son republicanos y una es demócrata.
Cuando la mayoría de los analistas sostenía que en estas elecciones la clave sería el color del partido, los resultados hacen indicar que los votantes de Miami-Dade han sido más sabios y han preferido premiar el esfuerzo y la trayectoria de los aspirantes a los cargos. Los 636.141 votantes demócratas registrados en el condado, frente a los 433. 236 republicanos no fueron un rodillo para imponer un color político en los resultados. En Miami-Dade se votó con cabeza.
Un condado, donde más de la mitad del electorado es de origen cubano, la oratoria republicana del supuesto peligro del socialismo o la izquierda parece haber hecho efecto.
No es un secreto que Salazar se enfrentaba a una de las vacas sagradas del Partido Demócrata, la congresista republicana Donna Edna Shalala, quien, sin embargo, en sus dos años como legisladora no parece haber mostrado la conexión con los intereses de los residentes de su distrito. Se percibió más bien como un miembro de aparato demócrata y no como una servidora pública al alcance de su comunidad. Los números en las urnas lo reflejan Salazar con el 51.4% de los votos se llevó el escaño al Congreso.
Analistas coinciden al decir que no cabe dudas que a Salazar le funcionó el reconocimiento de su labor cómo comunicadora y el compromiso con la comunidad demostrado a lo largo de su carrera, así como el eslogan del Partido Republicano sobre la supuesta amenaza que representa el ala izquierdista del Partido Demócrata.
En hilo con esta tendencia, la mayoría de los electores del distrito 26 le dio su voto al alcalde republicano Carlos Giménez sobre la congresista demócrata Debbie Mucarsel-Powell, 52% sobre 48%. En un distrito donde Donald Trump en las elecciones de 2016 perdió. Lo que demuestra que para muchas personas no es suficiente con levantar la bandera de los demócratas en un condado que las elecciones pasadas votó mayoritariamente por Hillary Clinton. Los electores prefirieron un representante que les fueran más cercano y llevara a Washington la voz de la comunidad. Estos resultados fueron un reconocimiento a la labor de Giménez, tras ocho años al frente del condado. Y como dirían los estrategas de campaña, también funcionó el reconocimiento del nombre.
La importancia de llevar una buena campaña, cargada de contenido se puso de manifiesto en la pugna por la alcaldía de Miami-Dade. A quienes hemos tenido la oportunidad de seguir las presentes comicios, hemos tenido que reconocer que Daniella Levine Cava era una candidata muy enérgica, prácticamente omnipresente. Parecía incansable e imbatible. La publicidad negativa de su contrario que la representaba como comunista o extremista izquierda, fue insuficiente para apagar a una mujer que no es latina, pero estaba en todos los sitios y con todos, hablando únicamente de su programa donde se refleja sus ganas de producir cambios.
Al final, los votos de Miami-Dade la convierten en la primera mujer alcaldesa del condado más importante de Florida, donde datos recientes señalan que residen 2.8 millones de habitantes y cuyo presupuesto asciende a 8,9 mil millones de dólares.
Los electores han sabido separar la paja del grano, las banderas y las naciones de origen para elegir a las personas, que independientemente a su posición ideológica, estén en la política para servir honestamente a los intereses de su comunidad.
@menendezpryce