CARACAS - REDACCIÓN
Investigaciones de la prensa venezolana indican que la del pasado 4 de marzo fue la masacre difundida, pero que hay otras que también fueron negadas por el oficialismo
CARACAS - REDACCIÓN
Una secuela de silencio oficialista, desolación, rabia contenida y la virtual certeza de que la impunidad se impondrá al final del camino, son los elementos que sobrevuelan a la sureña población de Tumeremo, ubicada a 900 kilómetros de esta ciudad y que desde el pasado viernes 4 de marzo declarase desaparecidos a 17 mineros, presuntamente, masacrados por mafias que controlan ese negocio bajo la mirada complaciente de efectivos militares.
"Todos los sabían en el pueblo, pero nadie lo decía en voz alta. Jamilton Andrés Ulloa Sánchez, conocido como El Topo es el responsable de la desaparición de 17 mineros de Tumeremo y de otras 11 personas de distintas regiones del estado Bolívar. En el pueblo afirman que no es la primera vez que esto sucede, pero la diferencia es que ahora hubo dolientes, quienes por cinco días mantuvieron trancada una carretera nacional. En Tumeremo es un secreto a voces que las mafias que dominan las minas tienen fosas comunes", señala la periodista Emily Avendaño en las páginas del diario El Nacional de Caracas.
La periodista viajó a la zona de la masacre y tras conversar con los temerosos habitantes de la militarizada población, pudo llegar a un macabro hallazgo informativo. "Habitantes de Tumeremo bajan aún más la voz para afirmar que en Hoja de Lata, la mina que se encuentra bajo el dominio del Topo y a la que supuestamente llevaron los cuerpos, hay 80 cochinos y una baba (Cocodrilo) que alimentan con partes humanas".
Complicidad de mafias y militares
Por su parte, el portal Runrun.es, no se queda atrás y con una investigación de la colega Lissete Boon, devela la escabrosa cohabitación de las mafias delincuenciales, con los efectivos de seguridad del Estado venezolano que deberían combatirlos. "La denuncia sobre la desaparición de 28 mineros en Tumeremo ha sacado a la luz la presencia de grupos criminales en zonas de explotación minera artesanal que, según testimonios de los sobrevivientes, habrían actuado en complicidad con efectivos del Servicio Nacional de Inteligencia (Sebin) y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB)".
Cita la periodista Boon que "entre agosto y diciembre de 2015, se registraron 28 personas fallecidas y seis heridos en los pueblos mineros El Callao, Guasipati, El Manteco, Tumeremo y las Claritas (...) El uso del arsenal de guerra por parte de los sindicatos en las minas es otro posible indicio de la complicidad entre delincuentes y uniformados. Para que estas armas de uso exclusivo de la Fanb lleguen al sur del Orinoco, deben pasar por varias alcabalas custodiadas por la GNB. Igual ocurre con máquina pesada especialmente diseñada para la explotación de minas auríferas", argumenta el portal en su investigación.
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