CARACAS.- MARTA SEDES VON DEHN-Especial
CARACAS.- Miles de venezolanos han salido del país recientemente por la inseguridad y el bajo poder adquisitivo que genera una economía deficiente
CARACAS.- MARTA SEDES VON DEHN-Especial
En el año 2005, con apenas 24 años de edad, Dinorah Perdomo decidió abandonar patria y profesión y –junto a su esposo Bruno Ferreira y su entonces pequeño hijo Arturo– lanzar los dados a la suerte para iniciar una nueva vida lejos del país en el cual habían hecho vida al menos tres generaciones de sus antepasados.
Las razones de Perdomo no distan mucho de las que motivan a cerca de 30.000 venezolanos a despedirse de sus costas cada año.
“Quise huir de la inseguridad y del desastre que se avecinaba”, aseguró, haciendo referencia a los altos índices de criminalidad que ya para entonces eran alarmantes, a las escasas posibilidades para el desarrollo profesional y a las dificultades que enfrentan a diario los venezolanos para cubrir sus necesidades básicas.
La vida del exiliado
El destino inicial fue Portugal, ya que la familia de su esposo es oriunda de ese país. Sin embargo, luego de dos años prefirió trasladarse a España.
“Portugal fue complicado fundamentalmente por el idioma y la gran diferencia entre culturas. También fue muy duro asumir que, si quería progresar, tendría que trabajar arduamente y en el oficio que fuera. En España tampoco ha sido fácil pero creo que la experiencia previa me ha hecho superar las barreras que se me han impuesto. La clave está en asumir que hay que luchar”.
Los primeros años no estuvieron exentos de dificultades. Perdomo relató que recién llegados, recibieron mucho apoyo por parte de la familia y paulatinamente se fue incorporando al mercado laboral.
“Tuve trabajos que nunca habría imaginado que llegaría a desempeñar, como repartidora de publicidad de puerta en puerta; personal de limpieza en una feria de comida rápida; operaria en una fábrica de baldosas; ayudante y de limpieza en una panadería. Incluso, cubrí unas vacaciones como secretaria en un taller mecánico cuando apenas entendía el portugués. En España ha sido un poco mejor: fui teleoperadora, recepcionista y comercial en una central de reservas de restaurantes; también vendí publicidad en medios digitales y páginas web”.
Negocio propio
Tanto esfuerzo le hizo replantearse cuál era su vocación y entender qué es lo que realmente quería hacer en su vida a largo plazo.
De ahí surgió Dinodulce, un negocio de pastelería creativa y catering, con el cual ha alcanzado cierto reconocimiento y le valió una entrevista en una televisión de Málaga (en el sur de España) hace pocos días.
“Me anuncio en internet y realizo degustaciones concertadas para grandes eventos, también planifico y elaboro mesas dulces para celebraciones de todo tipo. Por otro lado, hemos adquirido en nuestra localidad dos kioscos de venta de golosinas, lo que nos ha permitido conocer a todos los lugareños y sentirnos como en casa”.
Efectivamente, una búsqueda rápida por la web nos permite corroborar la intensa actividad de Dinodulce a través de las más populares redes sociales y su propia página web. Un éxito que difícilmente habría alcanzado en tan poco tiempo en Venezuela.
Hoy día la familia Ferreira-Perdomo reside como una más en la andaluza ciudad Alhaurín El Grande. Allí han desarrollado su capacidad de emprendimiento y alcanzado un nivel de prosperidad alentador. También, han conocido la tranquilidad de vivir sin sobresaltos y temores, y ver a su hijo crecer y jugar tranquilo por sus calles. Al fin y al cabo, de eso se trata.
La primera causa
Varios estudios se han dedicado a analizar el fenómeno migratorio que ha llevado a cerca de un millón de venezolanos a vivir en el exilio. De acuerdo con el portal www.mequieroir.com, la inseguridad es citada como “el problema más importante de la vida” para los segmentos sociales que van desde la clase alta a la clase media.
Igualmente, un estudio publicado en enero de este año por Anitza Freitez, de la caraqueña Universidad Católica Andrés Bello, y una serie de encuestas realizadas por el experto en temas migratorios Iván de la Vega, de la Universidad Simón Bolívar, ratifican que los jóvenes universitarios colocan a la inseguridad como el primer motivo que los lleva a abandonar el país.