domingo 24  de  marzo 2024
VENEZUELA

De Chávez a Maduro: el declive del chavismo

CARACAS.- El actual presidente venezolano ha terminado siendo un pésimo imitador del denominado “comandante eterno” y con su probada ineficacia para llevar las riendas de la nación sudamericana ha agravado la crisis económica, política y social en el país

CARACAS.- LEÓN HERNÁNDEZ/ DLA
Especial

Gráficos: Angélica Quintero
 

Venezuela ha estado signada, desde 1999 hasta la fecha, por la imposición de un modelo “socialista revolucionario bolivariano”, según voceros del Gobierno, que no aún no termina de consolidarse y ha implicado severas restricciones a derechos y libertades democráticas. El estilo del anterior mandatario, Hugo Chávez, no fue heredado por el actual presidente Nicolás Maduro y la popularidad que dejó el primero tiene un declive profundo, a pesar de la consigna insistente de la actual gestión: “Chávez vive, la lucha sigue”.

Más allá de las dotes carismáticas de su antecesor, capaz de hablar en cadena de medios hasta por más de seis horas seguidas, el presidente Maduro, con menor dote de oratoria, no la ha tenido fácil, pues ha heredado también las consecuencias de las políticas económicas del comandante.

Comparemos, a continuación, variables de diferencia indiscutida entre el país que encumbró a Chávez y el que ahora ve con descrédito a Maduro.

En caída libre

Después de superar la inestabilidad política en 2002 y la huelga general en 2003, que provocaron caídas en el Producto Interno Bruto (PIB) de Venezuela, bajo la administración Chávez la economía mantuvo un crecimiento sostenido de 2004 a 2008, marcando cifras de crecimiento inmejorables en la región, tales como la de 2005, cuando la economía venezolana se disparó en 9,3 por ciento.

Gráficos: Angélica Quintero
 

En 2009 y en 2010, Chávez sorteó una caída en los precios del crudo que hizo que la economía retrocediera 3;2% y 1,5 %, respectivamente, para nuevamente crecer entre 2011 y 2013, aunque este último con marcada desaceleración, ya en la gestión de Maduro.

Chávez gozó de una economía boyante, con un petróleo en ascenso geométrico, y esa economía próspera estaba llena de gastos polémicos. El ingreso le permitió ceder recursos a naciones de América Latina y el Caribe, como Cuba, Argentina, Bolivia y Uruguay. Todo, por ofertas de servicios y ser aliados en la construcción del “mundo pluripolar”. Estas alianzas se tradujeron, mientras el petróleo fue gratis, en alianzas políticas internacionales.

Maduro, en cambio, recibió el barril ya ligeramente deprimido, para luego ver como se ha desplomado paulatinamente, a menos de 39 dólares, poniendo en riesgo el cumplimiento de muchas de esas alianzas y deudas contraídas con naciones como China. Por supuesto, este decrecimiento se tradujo en menor gasto interno, en un alicaído pulmón para seguir comprando voluntades internas y externas.

En 2014, la economía venezolana se contrajo tres por ciento, la de mayor caída en la región, según el Fondo Monetario Internacional. Maduro ha contestado a la crisis con nuevos acuerdos petroleros perjudiciales, ahora para cambiar crudo por productos como papel higiénico, con Trinidad, y por café, con Nicaragua.

Según fuentes del Fondo Monetario Internacional, la economía venezolana se contraerá 7 por ciento en 2015, caída que duplicaría la más alta recesión en lo que va de ambos gobiernos.

La represión

El Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos, PROVEA, organización no gubernamental con amplia trayectoria y credibilidad en el país, ofrece estas gráficas comparativas en torno a cómo se mantenía la tolerancia gubernamental ante las manifestaciones opositoras. El informe de la ONG es contundente: Maduro ha reprimió casi 486 por ciento más que Chávez en 2014.

“Haciendo una comparación de la tolerancia gubernamental al ejercicio del derecho a la manifestación con los años de gobierno del Presidente Hugo Chávez y la muestra seleccionada para el gobierno del Presidente Nicolás Maduro, tenemos que el porcentaje de protestas reprimidas respecto al total más alto de Chávez fue de 7% para el año 2009, mientras que el de Maduro fue de 34%. El porcentaje de aumento de Maduro respecto a Chávez en este renglón es de 485,71%”, señala el informe de PROVEA sobre Derechos Humanos en Venezuela, correspondiente a 2014.

La cárcel

Según PROVEA, entre 2013 y 2014, con Maduro, se disparó el número de detenciones a manifestantes. “En 2013 se registraron 355 detenciones a personas que participaban en protestas o en la organización de las mismas, un incremento de 32% con respecto al año 2012, lo que indicaba el progresivo aumento de la represión. Durante los mandatos del expresidente Chávez, entre diciembre de 1998 y diciembre de 2012, 4109 personas fueron detenidas por participar en manifestaciones. En 4 meses de 2014 la cifra de manifestantes detenidos representa el 76,1% del total de detenidos en los 14 años que gobernó el fallecido Presidente”, destaca PROVEA.

El presidente Nicolás Maduro, el pasado 27 y 28 de febrero, enarboló la bandera de los caídos en esas fechas, durante 1989, para justificar que la “cuarta república” como le dice a la gestión anterior a Chávez, “no volverá”. Tal como lo hacía Chávez, el actual mandatario y sus acólitos denuncian violaciones masivas de derechos humanos cometidas en esas fechas.

Resulta irónico, pues PROVEA destaca que, para graficar la magnitud y el impacto del número de detenciones de 2014, “es importante señalar que entre octubre de 1989 y septiembre de 1992 -uno de los períodos de mayor represión en la historia reciente del país-, 3023 personas fueron detenidas mientras participaban en manifestaciones. Entre 1989 y 2013, 10.400 personas fueron detenidas por los cuerpos de seguridad del Estado durante la organización o el desarrollo de manifestaciones. En sólo 4 meses, la cifra de detenciones representa el 30% del total de detenciones a manifestantes realizadas en 24 años de protestas”.

La escasez

Las expropiaciones de empresas privadas, las restricciones cambiarias, controles de precios y leyes laborales contrarias a la inversión en capital humano, impulsadas en su momento por Chávez, han resquebrajado el aparato productivo del país con consecuencias graves para su sucesor, según analistas.

De acuerdo con un estudio de Datanálisis, la escasez en productos regulados alcanzó 47,7% durante los primeros meses de 2014. Este porcentaje es superior en 31,8% al índice de escasez que, según la encuestadora, dejó Chávez en 2012. Ya para 2013, con la iniciada administración de Maduro, el desabastecimiento se ubicaba 37,2%, según la firma.

El 2012, último año de ejercicio activo de Chávez en la presidencia, el país registró una inflación de 20,1 %. El pasado 30 de diciembre, el Banco Central de Venezuela (BCV) informó que al cierre de noviembre de 2014, con Maduro en el poder, la inflación acumulada se ubicó en 60,1%, tasa que no se registraba desde hacía 20 años.

La baja de Maduro

Según lo señaló recientemente el presidente de la encuestadora Hinterlaces, Oscar Schémel, para un medio televisivo local, “siete de cada diez venezolanos cree que el país va por mal camino y siete de cada diez tiene una valoración mala de la gestión presidencial” y añadió que lo que más preocupa a los venezolanos es la economía.

En enero, también para un programa local de televisión, el director de la encuestadora Datanálisis, José Antonio Gil, indicó que cuando Chávez falleció tenía 65% de aprobación, muy por encima al 22% actual de Maduro, lo cual se traduce en un escenario electoral desfavorable para el oficialismo.

Ya también se ven los efectos de la menor bolsa petrolera venezolana en los países aliados al régimen. Colombia, que en la gestión de Santos había nuevamente abrazado a la gestión chavista, es señalada ahora por supuestamente contribuir con los intereses imperiales de Estados Unidos contra Venezuela, en la más reciente conspiración denunciada por Maduro.

También la apertura de Cuba hacia la nación norteamericana, deja el discurso antiimperialista con menos eco en la región. Hasta en las alianzas foráneas, Chávez resultó más simpático que su sucesor, a quien le ha tocado lidiar con los efectos del modelo que sembró el comandante.

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