jueves 21  de  marzo 2024
CORRUPCIÓN

La mala hora del presidente de Guatemala

Los recursos legales quieren dilatar el inminente retiro de la inmunidad del mandatario en el congreso, luego de una resolución de la Corte Suprema de Justicia de dar trámite a una denuncia por corrupción contra Pérez Molina, para lo cual pidió a los diputados retirarle el fuero

JOSUÉ BRAVO

Especial

El mandatario de Guatemala se aferra a su silla de poder de la misma manera con la que pretenden ponerlo a merced de la justicia, con recursos legales, dado que ha desoído el clamor de diversos sectores nacionales convertidos en protestas pacíficas en las calles, quienes llaman a deponer su cargo.

Aunque Otto Pérez Molina negó que hayan sido iniciativas suya, dos abogados introdujeron ante la Corte de Constitucionalidad dos amparos a favor del mandatario, en busca de frenar el curso de un posible antejuicio que lo despojaría de su inmunidad para comparecer ante el congreso y luego en los tribunales por señalamientos de corrupción.

Los recursos legales quieren dilatar el inminente retiro de la inmunidad del mandatario en el congreso, luego de una resolución de la Corte Suprema de Justicia de dar trámite a una denuncia por corrupción contra Pérez Molina, para lo cual pidió a los diputados retirarle el fuero.

Mientras esos entuertos legales se resuelven, la opinión pública colma calles y plazas exigiendo su renuncia. Para los ciudadanos que perdieron el miedo, el mandatario está involucrado en los casos de corrupción en el Seguro Social y en la oficina de impuestos aduaneros; los cuales ya le costaron el debilitamiento de su imagen y gobierno.

“Eso de decirme a mí si yo voy a renunciar o no voy a renunciar, me parece que está fuera de lugar porque alguien puede tener ese derecho de petición y yo respeto ese derecho de petición”, se defiende el mandatario, quien ha rechazado cualquier relación con los actos de corrupción.

“Renunciar solo porque yo diga ‘bueno sí entonces voy hacer la renuncia, aquí les dejo el cargo y aquí les entrego la renuncia’ yo creo que eso no tiene sentido. Aquí primero hay una responsabilidad constitucional, hay leyes y deberes que se deben que cumplir y sobre eso vamos a caminar”, sentencia.

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Los días grises del mandatario empezaron hace dos meses, cuando la justicia desarticuló una red criminal de defraudación aduanera conocida como “La Línea”, en la cual están involucradas personas nombradas por el mandatario para dirigir la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT). 

Su vicepresidenta, Rozana Baldetti, mencionada en este escándalo, no tuvo más reacción que dimitir. A ello se suma otra investigación judicial revelada el pasado 20 de mayo, señalando el fraude en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) por la suscripción de un contrato millonario con la Droguería Pisa de Guatemala, por el cual fueron capturadas 17 personas.

El rechazo de la población hacia el gobierno de Pérez ha crecido en las calles. Cada sábado la Plaza de la Constitución frente al Palacio Nacional de la Ciudad de Guatemala, la capital, se desborda con miles de manifestantes que demandan el fin de la corrupción y la renuncia del presidente.

La mayoría son jóvenes de clase media, quienes en la era de las redes sociales se han acoplado con otros sectores como empresarios, indígenas y campesinos para dar paso a una masa social sin precedentes que trasciende la división de clases.

El debilitamiento terminal del gobierno de Pérez Molina se agravó con la salida de funcionarios cercanos al gobernante, entre los que se cuentan los exministros de Gobernación, Mauricio López; Energía y Minas, Érick Archila, señalados por anomalías, y Gustavo Martínez, secretario general de la presidencia.

¿Debe renunciar el presidente? El politólogo y sociólogo, Héctor Rosada Granados, opina a la prensa de su país que el mandatario se niega complacer a la opinión pública porque no quiere perder su inmunidad, misma que conservaría cumpliendo su periodo el próximo año al integrarse como diputado del Parlamento Centroamericano.

“No creo que tenga la capacidad para hacerlo porque atrás de él hay muchos implicados. Si cae alguien del tamaño de él, caen todos los demás, y eso lo está pensando”, subrayó Rosada.

En Guatemala otros expertos creen que por dignidad el mandatario debería renunciar, aún cuando todo el entuerto legal sobre su futuro pueda demorarse.

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Si el congreso da lugar al antejuicio, será pasa un expediente a los tribunales para que abra un proceso legal contra el mandatario. Esos escenarios no significan que el mandatario perderá el puesto, sino que su legitimidad caería por el suelo. Una renuncia sería menos deprimente para su imagen cada vez más en picada, cuyo gobierno y partido viven una crucifixión de cara a elecciones generales en el mes de septiembre.

Después de las marchas populares, el paso dado por la Corte ha sido trascendental para su futuro. Los magistrados debieron actuar con independencia y cumplir con darle curso a la solicitud de antejuicio.

El origen de todo este enredo tendría origen a la falta de capacidad del mandatario. El fin de su mandato parece ser cuestión de días. “Otto estaba acostumbrado a que alguien lo mandara y que alguien tomara las decisiones de responsabilidades extremas, y no cabe duda de que no estaba preparado para eso. Y para cubrir esa falta de preparación respecto de la toma de decisiones estratégicas, simple y sencillamente se hizo guiar por un combo de lo más corrupto”, afirmó Rosada a la Prensa Libre.

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