viernes 29  de  marzo 2024
DIABETES TIPO 2

Glucosa en exceso

Además de los millones de pacientes que han sido diagnosticados con esta enfermedad, hay muchos otros que desconocen el alto riesgo que corren de adquirirla

BELÉN GONZÁLEZ
Especial

La diabetes es un trastorno metabólico caracterizado por la incapacidad del organismo de convertir el azúcar que consume en energía. Se trata de un problema grave, pues según las proyecciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta enfermedad será la séptima causa de muerte de la humanidad para el año 2030.

Este trastorno está categorizado en dos grandes grupos. El primero es la diabetes tipo 1, también llamada juvenil o insulino dependiente, que se produce cuando el organismo no es capaz de producir insulina, la hormona encargada de convertir la glucosa o azúcar en energía.

El segundo grupo corresponde a la diabetes tipo 2, conocida como de inicio tardío o no insulino dependiente. Esta se desarrolla cuando los adipocitos, hepatocitos y células musculares no funcionan correctamente, provocando una resistencia a la insulina que se traduce en la imposibilidad de almacenar el azúcar que debe ser usada como fuente de energía.

La diabetes tipo 2 es la más común en la población, su incidencia fluctúa en entre el 90 y el 95% de todos los casos diagnosticados. Se trata de una enfermedad crónica que se desarrolla lentamente y se hace evidente tras superar los 40 años de edad.

Generalmente, los afectados tienen problemas de sobrepeso, así como antecedentes familiares. Sin embargo, la diabetes en cualquiera de sus variedades puede desarrollarse a cualquier edad, incluso en la niñez.

Genes y sedentarismo

El origen de la diabetes tipo 2 sigue siendo un enigma para la ciencia, pero ante el acelerado incremento en el diagnóstico de nuevos casos se han desarrollado distintas teorías.

Investigaciones recientes han confirmado que el historial médico familiar y la genética juegan un papel determinante en la aparición de la enfermedad.

Otro dato importante que se ha confirmado en los últimos años es el impacto que tiene el estilo de vida en el desarrollo de la diabetes tipo 2, especialmente por los desbalances en materia de alimentación y la propensión al sedentarismo.

Igualmente se ha confirmado una reducción en la edad promedio para la aparición de la enfermedad, que cada vez es más frecuente en los niños. Además, se ha llegado a la conclusión de que la diabetes gestacional incrementa el riesgo de que la mujer desarrolle diabetes tipo 2.

Como si esto fuera poco, se logró determinar que ciertos grupos étnicos tienen un mayor riesgo de padecer la enfermedad. Ellos son los afroamericanos, los latinos o hispanos, indígenas americanos, estadounidenses de origen asiático, nativos de Hawái y otros isleños del Pacífico.

Enfermedad silenciosa

Las personas con diabetes tipo 2 podrían vivir muchos años sin presentar síntomas específicos, estos más bien parecieran evolucionar lentamente y por eso suelen pasar desapercibidos. Ahora bien, los más comunes son: sed excesiva, micciones frecuentes, aumento del apetito, visión borrosa, piel seca, heridas que tardan en cicatrizar e infecciones urinarias y vaginales frecuentes.

Generalmente, el médico sospecha la presencia de la enfermedad cuando el nivel de azúcar en sangre es superior a 200 mg/dL, pero para un diagnóstico definitivo es necesario someterse a una serie de exámenes que permiten evaluar el nivel de glicemia en ayunas, los valores de hemoglobina A1c y la prueba de tolerancia a la glucosa oral.

Compañera de vida

No existe una cura para la diabetes, en ninguna de sus variedades, por lo que el tratamiento se concentra en mantener la enfermedad bajo control con un programa personalizado de ejercicios, dieta y, en algunos casos, ciertos medicamentos orales, e incluso insulina.

El objetivo a corto plazo es bajar los altos niveles de azúcar en la sangre, y a largo plazo prevenir los problemas o complicaciones asociados a la diabetes.

Hacer ejercicio en forma regular es la mejor recomendación para un paciente con diabetes tipo 2 porque permite bajar el nivel de azúcar en la sangre sin medicamentos, quemar el exceso de calorías y grasa, mejorar la circulación y la presión arterial, y aumentar el nivel de energía, como nuestra capacidad para manejar el estrés.

Una buena alimentación es el otro gran aliado contra este problema metabólico, porque una dieta equilibrada, especialmente diseñada para los requerimientos del paciente, permite ayudar al organismo a funcionar correctamente.

La diabetes está calificada por la OMS como una epidemia que afecta a más de 171 millones de personas en el mundo, además que cualquiera puede desarrollar la enfermedad por lo que es importante reducir el riesgo a través de los cambios sostenidos en el estilo de vida, especialmente alcanzar y mantener un peso corporal normal y dedicar al menos 30 minutos al día a alguna actividad física.

Posibles complicaciones

  • Alto riesgo de padecer ataques cardíacos, derrames cerebrales y otras enfermedades del corazón y los vasos sanguíneos.
  • Daño e insuficiencia renal.
  • Enfermedades oculares como cataratas, glaucoma y retinopatía.
  • Problemas neuropáticos que afectan especialmente los brazos y piernas, pero que pueden atacar también a la vejiga, los intestinos y el estómago.
  • Disfunción eréctil.
  • Infecciones recurrentes en las encías, la vejiga y la piel.

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